Insistir, insistir e insistir hasta más allá de nuestras fuerzas físicas y emocionales. La violencia es el reflejo de nuestros fracasos como sociedad, y por eso no hay que bajar nunca la guardia hasta erradicar el problema. ¿El ser humano es malo por naturaleza? No lo creo, y así fuera no olvidemos que nuestra razón es para controlar los instintos, deseos y pasiones.

Podemos transitar esta época de tecnología e información con dignidad, sin perder los principios ni olvidar nuestros objetivos. No se trata de volver al pasado, sino de saber acomodarnos a las exigencias del presente sin importar edad, sexo, posición social, económica y grados académicos. La violencia se extiende paulatinamente, lenta, pero segura, y repercute en nuestra infancia y juventud.

En este contexto se inserta la propuesta del diputado local Jesús Vázquez González, para que docentes, familias y autoridades unifiquen criterios y estrategias que contribuyan a erradicar la violencia en los centros escolares y sus áreas periféricas.

Los datos presentados por el Legislador, con base en un estudio de la Universidad Veracruzana (UV) son alarmantes: “Este informe demuestra que en 21.3 por ciento de los hogares de Veracruz hay violencia con golpes, 21 por ciento de los integrantes del núcleo familiar consume drogas no permitidas, 73 por ciento de los niños revela afectación de su rendimiento académico, derivado de la violencia, y 5 por ciento introduce armas a las escuelas”.

El trabajo de campo se realizó en primarias y secundarias ubicadas en Xalapa, Banderilla, Veracruz, Boca del Río, Coatzacoalcos y Poza Rica, aplicándose una encuesta a mil 95 estudiantes de esos municipios. Una muestra representativa, considerando los niveles de violencia que hemos vivido en las ciudades citadas.

Se debe insistir sobre la armonía dentro de los hogares. Es cierto que a veces muchas y muchos llegamos a casa con el ánimo exaltado o decaído, pero siempre debemos darnos el tiempo y el espacio para dialogar con la familia. No dejemos nuestras responsabilidades éticas y morales. No repitamos las acciones que Víctor Frankenstein hizo a su creación, porque a final de cuentas las hijas e hijos son resultado de nuestros actos amorosos.

Dice el diputado Vázquez: “La violencia escolar es cualquier forma de abuso dentro de este ámbito influido por la edad, el entorno familiar, la exposición de material electrónico violento y la falta de comunicación con la familia, entre otros: La mejor educación se inicia desde el hogar”.

Eso no lo debemos olvidar. La escuela enseña y transmite contenidos, pero la responsabilidad de educar es nuestra. Es decir, en las escuelas se enseña anatomía y educación sexual, pero el comportamiento y responsabilidad de cómo deben relacionarse nuestras hijas e hijos en el noviazgo vienen de casa, de nosotras. ¿Cómo enseñar a amar? Pues con el ejemplo, ya que el amor se transmite con hechos y actos, no con discursos ni regaños. Para recorrer el camino más largo es necesario dar el primer paso. El resto es consecuencia de lo anterior.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.