La economía familiar ha mantenido una crisis casi permanente desde hace más de 30 años, y aún sobrevivimos. La brecha entre ingresos y egresos se ha ensanchado porque nuestros salarios difícilmente nos permiten cubrir todas nuestras necesidades básicas.

Aprendimos a vivir del crédito –fiado, decían cuando era niña–, aunque cada vez es más complejo acceder a ello, por las tasas de interés y los contratos que nos dejan en desventaja. Pareciera que abrimos un hoyo para tapar otro, en una eterna espiral descendente a la que pocas veces encontramos el final.

Pocos representantes populares y funcionarios se preocupan por la situación de millones de familias, fuera del discurso público que “viste” bien al emisor, en los hechos no hay resultados.

Sin embargo, es bueno resaltar las propuestas que vayan en pro de nuestra economía doméstica; de ahí que la voz del diputado local Ricardo Ahued Bardahuil debiese replicarse en el Congreso de la Unión.

Nuestro legislador por Xalapa dijo que “antes de aprobar el Presupuesto 2016, desde el Congreso de la Unión se debe analizar la creación de un fondo de rescate para un alto porcentaje de familias mexicanas que sufren un serio deterioro en su economía, como resultado del uso de tarjetas de crédito, las elevadas tasas de interés, los bajos sueldos y el proceso inflacionario”.

Y es que parece que poco les importa la situación de los y las trabajadoras del país, quienes tenemos una carga fiscal fuerte en el llamado Impuesto Sobre la Renta. Nos quitan algo así como 30 por ciento de nuestro salario. Es decir, que por cada 100 pesos que cobramos nos quitan 30, sin considerar el resto de los descuentos que nos hacen a quienes somos contribuyentes cautivos, sin considerar los millones de compatriotas que trabajan por su cuenta o están en condiciones de pobreza extrema.

El legislador ahonda en el tema: “El Estado mexicano debe implementar un plan de rescate –continuó– para frenar estas situaciones, pues no es permisible que se afecte más la economía familiar. Explicó que se han abierto muchas instituciones que otorgan tarjetas y otros instrumentos de crédito para diferentes temas, pero es innegable que su pago afecta los ingresos familiares.”

Cuestionó que los bancos impongan intereses de 20 y hasta 25 por ciento, ya que muchas personas contratan créditos por necesidad, en algunos casos para comprar alimentos o adquirir medicinas. Y es el caso –lo sabemos– que de tener un atraso nos aplican sanciones económicas adicionales.

Sin duda estamos en momentos inéditos y debemos encontrar opciones viables de solución para salir de la crisis eterna que nos agobia. Ya no paliemos la situación, busquemos el bien común, porque al rato tendremos trabajo, pero no dinero para comer.

Hay que poner atención en las letras chiquitas y nos dejarnos embaucar por “el poder de nuestra firma”, porque ejercer poder implica tener conciencia de que lo tenemos.

Habrá que buscar diálogo con las instituciones bancarias y con todas las instituciones privadas que ofrecen nos ofrecen crédito. Sin que ellas pierdan, pero que tampoco pierda la sociedad. A ver qué pasa con lo dicho por el legislador. Ojalá los nuevos diputados retomen la propuesta y la hagan llegar a quienes deciden nuestro futuro económico.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente inicio de semana y nos leemos en la próxima entrega.