Por Ramón Durón Ruíz

Hoy me permito compartir con usted un cuento de uno de los escritores uruguayos más destacados de la literatura latinoamericana, Eduardo Hughes Galeano: “Se dice que era un mago del arpa.
En la llanura de Colombia no había ninguna fiesta sin él. Para que la fiesta fuese fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar ahí con sus dedos bailadores que alegraban los aires y alborotaban las piernas.
Una noche de camino a una boda, él, encima de una mula, encima de la otra su arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a palos. A la mañana siguiente alguien lo encontró. Estaba tendido en el camino… más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo con un hilo de voz:
––Se llevaron las mulas… se llevaron el arpa –y tomando aliento, rio. ¡Pero no se han podido llevar la música!”.1
La moraleja es hermosa, cuando nos encontremos con la adversidad en el camino, –“porque no hay árbol que no haya sido movido por la tormenta”–, no sedas tu poder de vida a la adversidad, ¡Has que aflore la música que llevas dentro!, ¡quédate con la alegría de vivir!
“Tu diario crecimiento es tan sólo un proceso de prueba y error” y la paradoja es que en tu vida no hay errores… ¡sólo lecciones!; cuando la adversidad te lleve a perder, “no pierdas la lección”, goza el privilegio de aprender en la adversidad y ser superior a la derrota.
Recuerda que no existe un ser humano igual a ti, cada quien disfruta de su unicidad, es distinto, es una historia diferente por contar y cantar, enfrenta la adversidad con grandeza de ánimo, atrévete a ser tú mismo, conecta con tu Divinidad Interior, “la adversidad siempre será mejor maestra que la prosperidad”, cuando sales de ella le das más brillo a la victoria de la vida, recuerda que: “Sólo el gusano está libre de tropezar y caer”.
“Quien tiene algo ¿por qué vivir?, siempre encuentra ¿el cómo?” la adversidad te presenta dos opciones existenciales: una te lleva a dudar de tu valor; la otra descubrir el potencial de vida que anida en tu interior… nada llega a ti por casualidad.
En la vida no hay casualidades, hay causalidades, hay sincronía con el universo y si la adversidad llega, no te preguntes ¿Por qué? sino ¿Para qué?, Confía –Significa Con FE– en la vida, todas las respuestas a las interrogantes del camino anidan tu corazón.
Hasta el momento no se ha descubierto otro camino para forjar el acero, que no sea a través de calor profundo y de los golpes de la forja; así es la adversidad, a golpe de “marro” forja a las almas grandes, convierte a un ser ordinario… en uno extraordinario.
Aquellos que llevan una vida “plana”, carente de emociones, rutinaria y monótona, a los que todos le resuelven, no aportan mucho a su existencia, sobreviven, no viven; quienes entienden que todos tenemos adversidades y toman éstas como un punto de partida para reflexionar, para sacar su fuerza supra maximal, se conocen a sí mismos, teniendo un impresionante camino de crecimiento físico y evolución espiritual.
La adversidad te forja como campeón de la vida, te aleja del conformismo, de la mediocridad, del círculo vicioso del papel de victima; la adversidad descubre el potencial de vida que anida en ti, saca la sabiduría que hay en tu alma, dandóle brillo a tu luz, al final de la jornada trae paz interior y alegría.
A propósito el Filósofo de Güémez, fiel al humor del mexicano dice:
“La iglesia de Güémez es como el SIDA… ¡NO TIENE CURA!
1http://cuentosqueyocuento.blogspot.mx/2007/06/no-se-han-podido-llevar-la-msica.html
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