La importancia de los y las trabajadoras domésticas se siente todos los días: sin su apoyo, poco podríamos hacer en nuestras actividades profesionales y sociales. Tan sencillo como saber que al regreso de una jornada laboral encontramos la casa limpia y la comida preparada. Pero sencillez no es sinónimo de simpleza.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México dos millones 200 mil personas son trabajadoras domésticas, y más de la mitad de este universo cobra menos de dos salarios mínimos por jornada laboral.
Podríamos decir que poco hemos avanzado en relación con este tema y es posible que en muchos casos, las situaciones laborales sean similares a las que mantenían durante las épocas colonial y pre revolucionaria. Es decir, las consideramos parte de nuestra familia, pero les negamos toda prestación social a la que un trabajador y trabajadora tienen derecho.
En este contexto se inserta el Anteproyecto de Punto de Acuerdo presentado por el diputado Ciro Gonzalo Félix Porras ante el Congreso Local, para pedir a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos que regule los sueldos que debiesen cobrar las y los trabajadores domésticos.
Los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2013 (ENOE) muestran que sólo 2.2 por ciento de los trabajadores domésticos remunerados tiene acceso a servicios de salud como prestación laboral, en una parte mínima. Ellos cumplen jornadas semanales superiores a 35 horas y 77 por ciento carece de prestaciones.
“El salario de las y los trabajadores domésticos debe ser revisado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) para su regulación –dentro de los salarios mínimos generales y profesionales–, en cumplimiento del Artículo 335 de la Ley Federal del Trabajo. Se debe procurar dignificar el trabajo de quien se dedica a labores domésticas: Para ello, la Conasami debe fijar los salarios mínimos legales a pagarles, considerando la igualdad y las condiciones económicas y sociales del país”.
Quienes queremos y trabajamos por una sociedad más justa debemos predicar con el ejemplo. Así como peleamos y defendemos nuestros derechos laborales, es importante cumplir con nuestras obligaciones. Porque es más fácil y cómodo ejercer el derecho, que dar lo justo a quienes nos prestan un servicio.
Espero que pronto se vote en el Congreso local esta propuesta, y que se complemente el trabajo doméstico en diversos marcos normativos.
Pero, ¿a qué llamamos trabajo doméstico? El INEGI publicó el Perfil Sociodemográfico de los Trabajadores Domésticos Remunerados en México 2010. “Para los fines del presente documento se entenderá como trabajador doméstico remunerado a toda persona que realiza el aseo de casas; cuida o acompaña a personas mayores, niños, enfermos o a quienes tienen algún tipo de discapacidad; prepara comida, lava y plancha ropa, o es chofer particular para los integrantes de un hogar o vivienda, siempre y cuando su actividad se efectúe en el marco de una relación de empleo.”
Queda más claro, o por lo menos nos aproximamos a una definición de lo que hoy se comentó en este espacio.
Por hoy es todo. Le deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.