Yo debería estar tirado en un camastro, al arrullo de las olas del Caribe mexicano, viendo pasar preciosos bikinis embutidiendo delicados cuerpos y, de vez en cuando, a Raquelita, que así gustan llamar a todas las meseras de las albercas de Playa del Carmen y que están prestas a traer embrujantes bebidas atontantes. En cambio estoy aquí, sacando la cabeza por la ventana de mi auto que sufre del clima y tratando de aspirar frescas bocanadas de aire, lo mismo en mi cuarto o en mi oficina. Porque ésta méndiga lluviecita que tiene la mala costumbre de caer focalizada por las tardes, solo viene a emperrar aún más el bochorno.

Nada me limita a volver a mi casita y despatarrarme en el sofá, poner cara de María Félix ante Pedro Infante y pedir, estirando la manita, un clamatito con cerveza, pa la calorsh. Pero comprenderá que es muy mal visto socialmente el ingerir entre semana. Sea pues por las convenciones sociales.

No fui por obvias razones, al Informe de Actividades del Senador Héctor Yunes. Y es que aparte del calor que no soporto, padezco de agorafobia, que es la forma educada y fina de decir “me engento”. Tantos empujones, andar caminando de aquí para allá, no ir ni al baño para no perder el lugar, la verdad, no me atrae. Me cuentan los emisarios que mandé con la consigna de estar bien águilas, que el recinto estuvo a reventar, que no cabía ni un alma sentada y que afuera había la mar de jarochitos que se quedaron sin entrar (¿ya ve? ¿para qué me arriesgo?). El viaje que tuvo visos de Éxodo fue para la mayoría muy tranquilo y para la tarde, los avecindados de Xalapa volvieron mascullando su cansancio. Yo me la pasé mucho más tranquilo, aspirando babas la mayor parte del domingo y levantándome hasta que mis jugos se estaban poniendo algo agrios en la cama. Me levanté, me bañé, desayuné como a las dos de la tarde, y como mi camota seguía desarreglada… pues me volví a dormir.

Seguía las actividades diarias vía Whatsapp o Facebook (hay que estar al día en tecnología bien querido lector lectora), y en mi camota sonreía. Así se me fue el día y cuando me di cuenta ya le estaban regalando un gol a México. Héctor para esas horas ya habrá estado descansando después de tremendo día y tan agitados preparativos. Las ocho columnas del día se las llevó él y se hubiera llevado también las del lunes si no se hubieran presentado tan sorpresivos cambios en el Gabinete. Nos desayunamos con la noticia del cambio de Flavino Ríos Alvarado a la Secretaría de Gobierno y de la Mtra. Xóchitl Osorio Martínez como Secretaria de Educación. Si me preguntan diría que ambos nombramientos fueron de lo más acertados. Y mire que no siempre se puede decir eso en Veracruz. A ambos los conozco un poco, y por lo que les conozco se puede decir que son personas de bien, que han trabajado toda la vida y que se apasionan en lo que hacen. Así que si siguen igual de apasionados en sus nuevos encargos ya podremos ir quitando esas Secretarías de nuestra lista de pendientes.

Pocos, muy pocos realmente vieron llegar estos cambios, y los que los vieron llegar no se lo contaron ni a la almohada. La mayoría nos fuimos con la finta y pensamos que llegaría Amadeo Flores, o Enrique Ampudia. Muchos más se aventuraron a marcar otros cambios como los de Harry Grapa sustituido por Anilú Ingram. Por eso es que hay que tener paciencia, porque sólo el que mueve caldero conoce sus hervores.

Para este lunes se apetece seguir durmiendo. Para el martes también. Y para el fin de semana ¿Quién me trae a Raquelita, a una doncella de 40 en bikini, o a dos de 20? No hay que ser.

Tome nota: Américo Zúñiga se reúne este martes con la Asociación de Periodistas Veracruzanos.

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