El abuso y mal uso del poder es indignante, sobre todo en quienes fueron depositarios de la confianza popular. Lejos estamos de los tiempos en que el servicio público era un auténtico ministerio social.

Coatepec se ha distinguido por ser un municipio tranquilo, pintoresco, de población trabajadora y honesta. Referente del buen café, de sus nieves en el kiosco y, de unos años a la fecha, de comer buenas truchas.

Por eso –y por otras cosas– nos lamentamos e indignamos por los asuntos en los que su presidente municipal, Roberto Pérez Moreno, se encuentra inmiscuido: la presunta autoría intelectual de un homicidio.

En virtud de lo anterior, “el Pleno de la LXIII Legislatura del Estado aprobó con 43 votos, de manera unánime, el Dictamen de Declaración de Procedencia, desafuero y separación del cargo del presidente municipal de Coatepec, Roberto Pérez Moreno, quien estará en condiciones de afrontar ante las autoridades la acusación de la Fiscalía General del Estado (FGE) como presunto autor intelectual del homicidio del tesorero de este ayuntamiento, Guillermo Pozos Rivera.”

La Comisión Permanente Instructora, integrada por los diputados Juan Manuel Velázquez Yunes, Édgar Hugo Fernández Bernal y Raúl ZarrabalFerat, presidente, secretario y vocal, respectivamente, concluyó que de acuerdo con el estudio y la revisión de la investigación ministerial UIPJ-DXII/4°/165/2014, se determinó la Declaración de Procedencia, y de esta manera Pérez Moreno pierde el fuero constitucional.

Por supuesto que los legisladores no son autoridades para emitir una sentencia, para eso están las instancias judiciales que determinarán –con base en pruebas– si el señor Pérez Moreno es culpable, o no. Pero que un representante popular ande metido en estos vericuetos, es para decepcionarse.

Independientemente de la responsabilidad o no, lo único cierto es que hay una familia enlutada. Hijas e hijos que ya no tienen padre y una esposa que pide justicia. ¿Es mucho pedir?

Dejo que hagan su trabajo quienes tienen esa responsabilidad, que la ley se aplique, pero sobre todo que se haga justicia, que es lo que más necesitamos en este país.

No pido linchar a inocentes, porque no es el camino que buscamos. Las lecciones de este caso son muchas como ciudadana, profesionista, madre y mujer. Es refrendar el viejo adagio popular que no todo lo que brilla es oro, y que la verdad y la realidad pueden a veces esconder las capas más insospechadas para una.

En fin, mi solidaridad con las familias de las personas involucradas en este penoso asunto. A nadie se le desea pasar por un trance así. Ojalá se pensara antes de actuar, pero sobre todo se pensara en la familia y los hijos. Quizá así cometeríamos menos errores.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega