A pesar de que se escribe pensando en un alcalde, va para todos.

México ya está harto de que los recursos del municipio se asignen a criterio de una persona o de un grupo de personas (los ciudadanos pondrían en lugar de la palabra grupo, la palabra banda).

Si de verdad quisiera pasar a la historia como un buen alcalde, y dejar una buena costumbre para la posteridad, lo ideal es echar a andar la participación ciudadana, pero en serio. Y digo en serio, porque normalmente los alcaldes no la fomentan, y sólo en algunos casos la usan para su propio beneficio. Así en los escasos casos en que hay comités ciudadanos, éstos están generalmente formados por personas afines al partido en el poder, o con intereses económicos con el ayuntamiento en turno, ya sea venta de productos comerciales, o prestación de servicios, incluida la construcción. Y así, el comité que pudiera existir, sobre todo cuando es único, le demuestra a la población que existe sólo para simular apertura del ayuntamiento, sin que realmente represente la opinión de la población.

Éstos comités ciudadanos deben de existir, con representantes de todos los sectores involucrados, y sobre todo con discusiones totalmente abiertas a los medios de comunicación y a la sociedad. Pues los pocos que existen, tienen arreglos en lo oscurito, y nadie sabe quien opinó qué, ni con que fundamento. Todo es privado, manejando en general los temas que le convienen al ayuntamiento, en lugar de los temas que le convienen a la población.

Una verdadera apertura implicaría comités ciudadanos de obra pública, para apoyar al ayuntamiento en las decisiones que se tomen de construcción y reparación. Un comité de adquisiciones, que no sólo sirva para validar lo que hace el ayuntamiento, sino también para buscar los mejores precios, pues generalmente la obra pública se cotiza con los tabuladores del congreso del estado, que siempre están inflados con respecto a los precios reales. Pero los ayuntamientos se justifican diciendo que sus costos están acordes a lo que establece la legislatura. Este comité seguramente ahorraría miles de pesos a los contribuyentes optimizando el gasto municipal.

Un comité de tránsito y vialidad, en el que no se imponga lo que conviene al ayuntamiento, sino lo que conviene a la ciudad, para beneficio de todos, y con representación de todos los sectores, y no sólo de algunos allegados al alcalde en turno, sería de mucha utilidad, pues los usuarios de las calles y banquetas, son los que mejor conocen sus problemas y podrían proponer verdaderas soluciones en lugar de ocurrencias de algún iluminado.

Un comité de seguridad, que no sólo vigile la eficiencia de la policía preventiva (cualquiera que sea su nombre), sino que también esté atento a la procuración y administración de justicia en cuanto a los delitos que se cometan en el municipio. La transparencia en este rubro permitiría a la ciudadanía saber si se cuenta con suficiente personal, capacitado, armado y equipado, y si hiciera falta, exigir que se contrate, pues es una obligación del estado en sus tres niveles, proporcionar seguridad a sus gobernados. Lo mismo aplica para la procuración y administración de justicia, es decir ministerios públicos y jueces. Un alcalde que fomente la participación ciudadana sin prostituirla con intereses partidistas sería algo fuera de serie en un país dónde ocurre exactamente lo contrario en el 100% de los casos.

Hay una infinidad de áreas en un municipio en las cuales la participación ciudadana puede coadyuvar al trabajo del Alcalde y el resto de los ediles. La primera justificación en contra de esta colaboración sería que para eso están los ediles, para representar a los sectores, pero sería una respuesta falsa. Los ediles representan a sus partidos políticos y a sus intereses. No representan a la ciudadanía. Ni trabajan para la ciudadanía sino para sus propios intereses, fingiendo que es para el ciudadano. Eso todos lo sabemos en este país.

Resulta muy lamentable que en los muy escasos ayuntamientos en los cuales existen comités ciudadanos, algunos de sus miembros se presten para ser comparsa y justificación de las tropelías que comete el alcalde y su equipo. Sin embargo es una realidad. Sin embargo, esas actitudes se reducirán seguramente cuando se abran al escrutinio público, pues la fama pública importa a sus participantes.

Resulta ridículo saber que hay organizaciones que se ostentan como ciudadanas, y sin embargo no se abren al escrutinio ciudadano. Lo mismo para un comité que para cualquier otro tipo de grupo, que se manejan en el más absoluto secreto y sus reuniones y decisiones siempre son en lo obscurito, a espaldas de la ciudadanía. Pero son usadas por motivos políticos y no para beneficio de la propia ciudadanía a la que afirman que representan, sin que nadie, les haya otorgado el cargo de representantes de los ciudadanos.

Como escribir esto es tejer en el aire, pues ningún alcalde tomará en cuenta el consejo, termino con una pregunta para quien verdaderamente importa, que es el propio ciudadano: ¿En tu municipio hay participación ciudadana en las decisiones que toma el cabildo? ¿Se consulta a un grupo de ciudadanos? ¿Sientes que te representan? ¿Sabes que hacen, que discuten, y quien opina que? ¿Si no lo hay, te gustaría que hubiera? ¿Por qué no lo exiges al alcalde? ¿Si lo hay, porque no pides que sus reuniones sean públicas, para que sepas que se discute del futuro de tu ciudad, y quien toma que decisión que te conviene o te perjudica? ¿Te interesa la vida de tu municipio? ¿Te interesa participar? ¿Por qué no participas? ¿No sabes que tú como ciudadano tienes el mismo valor que cualquier otro ciudadano? ¿Estas contento con lo que pasa, o prefieres un cambio? ¿Haces algo por cambiar tu sociedad?

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