El tema parece trivial, pero no lo es tanto, por eso lo abordamos.
La mayoría de las personas hemos tenido en algún momento un perro en nuestro hogar que nos hace los momentos divertidos y entretenidos. Algunos de ellos nacen y mueren en la misma casa y llegan a formar parte de la familia como cualquier otra persona pues cumplen diferentes funciones: como compañía, como un amigo con el que podemos platicar sin que nos reclame nada, como custodio, como guía en el caso de los invidentes, como defensa en los servicios de seguridad pública, como sabueso en las cacerías, etc.
De ahí el interés de algunos países de Latinoamérica, en especial, de celebrar a los caninos haciéndolo en diferentes fechas: en Argentina se celebra el 2 de Junio. En chile, Venezuela, Perú, Costa Rica, Ecuador, etc. se celebra como Día del Perro Callejero o Día internacional del Perro el 27 de julio. En México, desde 2012 a la fecha se toma como base el 22 de Julio a iniciativa de una marca de alimentos.
Pero ¿porque una fecha para celebrar a los perros?, pues simplemente para recordarnos la importancia de tener un animal de esta naturaleza que adquiere una función determinada en el hogar , adquiriendo la responsabilidad de cuidarla para que viva con decoro, es decir igual que como nosotros vivimos: con amor, respeto, cariño y buena atencion para su sobrevivencia.
Pero ojala todos tuviéramos ese espíritu de solidaridad con los animales y en este caso con los perros. No tendríamos el grave problema de que deambularan en la ciudad a la “buena de Dios” miles de ellos.
En nuestro país, existen aproximadamente, de acuerdo al censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 18 millones de caninos, de los cuales sólo 30% tiene dueño, el resto vive en la calle ya sea por abandono directo o por reproducción en situación de calle.
Las principales causas de dicha problemática son: a) la venta indiscriminada de animales de compañía; b) la falta de responsabilidad por parte de los dueños; c) La inexistencia de los reglamentos municipales.
A) La venta indiscriminada de animales, se deriva de los negocios familiares en los llamados “criaderos de traspatio”, en los que algunas personas realizan cruzas de manera arbitraria para vender a los cachorros. Una cosa es cruzar y poder heredar los cachorros a nuevas familias responsables y otra, explotar a los animales como un oficio o industria de procreación. Ojalá los vendedores de cachorros hicieran consciencia, evitaran esas prácticas o las hicieran con más responsabilidad.
B) Y también, ojala los compradores tomaran consciencia de esa responsabilidad. Porque los perros, cuando están pequeños a menudo los adultos se los obsequian a los niños como “juguete” y es lógico que estos no serán los que los cuiden. “Los animales se adquieren por impulso, sin el consenso familiar y sin pensar si se cuenta con las condiciones o tiempo necesario para cuidarlos” (Guerra, UAM). Para el niño el animal puede ser una marioneta, pero para el adulto debe ser una responsabilidad.
Cuando los dueños no asumen un compromiso, hace que pasada la novedad del cachorro –una vez que este crece–, algunos empiecen a generar sentimientos de rechazo hacia éste y su presencia se convierta en una pesadilla en lugar de un gusto. Cuando se llega a esa etapa, es cuando se inician los descuidos, malos tratos y finalmente el despido de estos para enviarlos a situación de calle.
C) En el caso de la inexistencia de los reglamentos municipales, de acuerdo a Tania Guerra, veterinaria de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), cuando no existe una regulación de los animales en situaciones de calle, hace que proliferen y estos se conviertan en un problema de salud pública porque no están conviviendo en ambientes apropiados.
Tan sólo en el Distrito Federal se calcula que existen alrededor de 120 mil caninos que viven en la calle y la Secretaría de Salud local ha reportado que éstos producen más de media tonelada de heces fecales a diario, lo que suma 182 toneladas al año. Está probado que al secarse el excremento, éste se pulveriza y viaja en el aire ocasionando enfermedades como conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva del ojo) y se puede adherir fácilmente a la comida que se consume—en la calle principalmente–, lo que causa diversas enfermedades gastrointestinales.
Otros padecimientos comunes son : la sarna, enfermedad de la piel causada por un ácaro que se contagia fácilmente, así como la brucelosis, padecimiento bacteriano que se transmite de vacas a perros y que puede generar vómito, diarrea y, en casos extremos, la interrupción de un embarazo.
Por eso, si existieran reglamentos municipales se regularían las crianzas, se evitaría la multiplicación de los animales callejeros, se incentivaría la creación de centros de cuidado de los caninos para lograr ser ofertados a nuevas adopciones, y se controlarían las enfermedades que se adquieren en la vía pública, previendo que no se agudicen los problemas de salud en la ciudad. Por eso hay que pugnar porque existan esas regulaciones y que cada vez existan más familias voluntarias para adoptar animales callejeros y estos pueden tener derecho a vivir con decencia.
Pero, siempre he dicho que para que alguien pueda educar a otro hombre u animal, primero necesita educarse a sí mismo. Basta ver cuánta irresponsabilidad poseen aquellos que sacan sus perros a caminar y no recogen las heces, siendo algo tan sencillo como el traer bolsas de plástico, levantarlas y depositarlas en el primer bote de basura que encontremos a nuestro paso.
Igualmente existe otra práctica extrema que alude a la compañía de los perros en particular. Algunas personas los toman como objetos que suplen la compañía de otros. Es importante recordar que un perro es un animal de casa, pero no para dormir y comer con ellos. Cada quien tiene su espacio. Es de mal gusto el que los perros estén dentro de la casa todo el tiempo, comiendo, haciendo sus necesidades o durmiendo en la misma cama que los adultos. Eso es caer en el extremo de la convivencia, porque en el fondo el animal solo está supliendo un déficit psicológico y emocional en las personas, y éste no tiene la culpa de las frustraciones y vacíos que tienen sus dueños. En suma qué importantes pueden ser las mascotas en nuestra vida: un perro, un gato, pájaro, etc., pero con las limitaciones del caso, para no confundir hábitat.
En el caso de los perros, que son bellos y cariñosos, este puede ser un compañero y un integrante más de la familia, porque ofrece alegría a las personas. Este fiel compañero se encuentra en diferentes razas,-puras o cruzadas–, colores y tamaños y hay para todos los gustos y personalidades.
Pero siempre será el mejor perro, el educado, el que sabe distinguir a sus amos, el que identifica su ambiente para satisfacer sus necesidades, el que obedece órdenes y da confianza al convivir con la familia durante todo el tiempo que exista. Y el que ello sea posible, debe surgir de la voluntad de sus propietarios, para enseñarle a convivir y vivir con los demás.
Recordemos que, los perros son hermosos, son seres vivos que sienten, tienen necesidades de amor y atención, desean caricias y también tiempo para el juego, por lo que antes de adquirirlos hay que consensar con la familia la decisión, para que todos se hagan responsables de su cuidado y realmente se disfrute de su presencia.
Felicidades a todos los perros, los mejores amigos del hombre.
Gracias y hasta la próxima