El pasado jueves 30 se llevó a cabo el debate público entre los dos candidatos a dirigir los destinos nacionales del PAN: Ricardo Anaya Cortés (Querétaro, 25/II/1979) y Javier Corral Jurado (Ciudad Juárez, 02/VIII/1966). Aun cuando no me atrevería afirmar que se trata del mejor proceso interno que algún partido nacional haya realizado antes en México para elegir a su presidente, por lo visto en el ya mencionado debate –mediado por la periodista Adriana Pérez Cañedo-, si podría afirmar que se trata de uno de los más notables procesos para elegir democráticamente a un dirigente partidista nacional.
Aunque todo indicaba una cargada orquestada por Madero y sus huestes dentro del panismo para favorecer al joven Anaya, por lo que se pudo observar el jueves pasado se puede decir que en el panismo aún no hay nada definido en cuanto a la elección de su presidente. Los dos, Anaya y Corral, cada cual con sus propias formas y estilos, son dos contendientes competitivos, preparados y los dos tienen su propio cartel dentro de los azules.
¿Guerra de generaciones?, pues aunque no se quiera sí se puede decir que hay una contienda que involucra a dos personajes, políticos, que, al interior del PAN, encarnan a dos generaciones distintas, Anaya anda en los 36 años y Corral cumplirá la media centena el año que entra, es decir, casi 14 años que es mucho tiempo de diferencia –nada más para ponerlo en contexto, cuando uno ya estaba terminando la carrera, el otro apenas cursaba el tercer año de primaria-, es decir, podríamos decir que se trata de gente que tiene una visión distinta de lo que es el PAN, el panismo, su ideología y su doctrina. Variaciones sobre un mismo tema central que es el PAN, pero variaciones al fin, ahí está el detalle.
Anaya es un panista preparado, de esos –de los pocos panistas- a los que podríamos llamar con justificada razón ilustrado. Cuenta con un doctorado en Ciencias Políticas –y todos sus grados los ha obtenido con mención honorífica- y por su forma de actuar, de proceder y de conducirse políticamente hablando, la imagen que proyecta es como de nerd, se ve que fue un muchacho que como estudiante y desde niño siempre fue bien portadito, con sus cuadernos impecablemente forrados con papel lustre y plástico, que era de los que no faltaba a misa los domingos en la Catedral de la bella Santiago de Querétaro, y me van a perdonar pero estas cosas se ven desde el moño de la corbata (Windsor, que es el más tradicional, muy británico, que refleja mucha flema) y el cuello de sus camisas (el francés, de solapa ancha, cerrada y picuda, que también está un poco pasado de moda, por cierto el mismo que usa EPN), pero en el tipo hay que reconocer mucha preparación, ortodoxia y conocimiento de la historia de México y, por supuesto, de Ciencia Política.
¿De Javier Corral Jurado qué podríamos decir?, para empezar que es el más izquierdista de los panistas o, para decirlo mejor, está situado a la izquierda de las corrientes ideológicas dentro del PAN, lo que significa que es más liberal, un tanto pragmático –aunque no necesariamente-, que es muy probable que tenga más adeptos dentro del PRD y de la izquierda en general que dentro de los mismos panistas, su cercanía y vínculos con Carmen Aristegui. Por ejemplo, es más que evidente el frente antitelevisa, que ha formado con Aristegui y los Vargas (MVS) –se dice que también ahí está la mano de Carlos Slim-, haciendo también una dupla parlamentaria muy consistente en cuanto al tema de democratización de los medios de comunicación junto al perrredista Pablo Gómez, pero nadie lo podría acusar de ser un improvisado ni por falta de preparación, al contrario, es un tipo muy consistente intelectualmente hablando y, a diferencia de Anaya, la vestimenta se ve que como buen norteño, le tiene sin el menor cuidado, viste traje y corbata porque es una exigencia funcional, estoy seguro que si por él fuera andaría con camisas norteñas. En cuanto a la ideología y doctrina social cristiana del PAN, Corral es más heterodoxo, no es tan apegado.
Total, que el debate fue todo un toma y daca, los dos candidatos se atacaron con todo pero de manera leal y franca, hasta parecía, por momentos, la discusión y el debate entre un maestro universitario y un alumno aventajado. En cuanto a que Anaya va a ser manejado por Gustavo Madero, el futuro líder de la bancada panista en la cámara de diputados no estoy tan seguro que vaya a ejercer, como se asegura, una jettatura sobre el muchacho queretano en caso de que éste sea elegido finalmente presidente del PAN nacional. El debate también fue de altura, de mucha consistencia y en ningún momento perdieron la civilidad los contrincantes. Eso sí, Corral se veía incómodo debatiendo ante quien, seguramente en su interior considera un chamaco, inexperto y bisoño, y, por el contrario, a Anaya se lo veía muy entrado, agrandado, no amilanado, sí con una voz un tanto temblorosa, pero dándole una muy buena batalla al “maestro”.
Ahora bien, ¿a quién de los dos precandidatos más visibles del PAN a la gubernatura de dos años en Veracruz favorece uno u otro candidato a la presidencia nacional del PAN?, pues por lo visto y declarado en la gira de Corral por Xalapa, el chihuahuense fue muy enfático en descalificar a MAYL, en pocas palabras le dijo que el PAN no tenía dueños y que no era una empresa familiar. Y en cuanto a que Anaya se podría decantar por el de Soledad o por su hijo el actual senador, la verdad tampoco estoy muy seguro que eso se pudiera dar en automático, Ricardo Anaya me parece que tiene un valor más que es importante destacar, sin duda es un demócrata y como tal ni Miguel ni Juan tienen asegurado el boleto por una preferencia personal del de Querétaro, esto es, la moneda está en el aire.
Finalmente, yo no entiendo qué trabajo le cuesta a los partidos políticos hacer este tipo de ejercicios de auténtico debate de ideas para contrastar armas cuando de elección de dirigentes nacionales –y estatales también- se trata. Hay que desterrar el dedazo, las “tómbolas”, las preferencias personales y otro tipo de designaciones unipersonales o de grupos cerrados. Por cierto que ahora que estuvo el Presidente Peña Nieto con sus correligionarios, en su discurso, al hablar de juventud, parece que delineó la imagen del colega Aurelio Nuño como próximo dirigente nacional del PRI.
Dice el “Vampiro de Palo Verde”.- El candidato del PRI para la de dos, ¡ya!, sin mayores discusiones, debería de ser Héctor. Lo que no se entiende es el porqué de las calcomanías en algunos taxis de “Todos con PP”, dice el hematófago que tal vez “le están ayudando de más” al de Perote, o sea, le están amarrando navajas.