No se trata de contradecir el clamor popular. “El gobierno de Veracruz mata periodistas”, es lo que la gente dice y repite cada que cae un compañero de los medios. Hay buen grado de razón en esa aseveración, pero habría que tener cuidado al elegir esa frase. Es como decir que en el estado de Veracruz llueve todo el tiempo. Lo preciso es decir que en algunas zonas del estado de Veracruz llueve copiosamente en ciertas épocas del año.
Pero cómo dije, no se trata de contradecir el clamor popular ni mucho menos tratar de justificar o exculpar al gobierno de Javier Duarte. En Veracruz, como no sucede en otros estados, las muertes de compañeros periodistas es ya una constante que lastima, que lacera. Sin embargo a mí se me hace difícil pensar que el gobernador pudiera ordenar la ejecución de algún periodista. Dirían en mi casa “no me cabe en la cabeza”. La situación en el estado es verdaderamente crítica, a estas alturas Javier Duarte lo que quiere es que las cosas marchen de la manera más tersa posible. Ya tuvo suficiente con la muerte de 13 periodistas, incluyendo la de Regina Martínez, corresponsal de Proceso. Un periodista más, y de Proceso, no creo que Duarte lo haya ordenado.
Sin embargo el gobernador es responsable, eso él lo sabe, lo sabemos los veracruzanos y lo saben los periodistas del centro del país que exigen rinda cuentas ante la nación por la cantidad de periodistas que han muerto durante su sexenio por ejercer su oficio. Y es que Javier Duarte es responsable porque no puede brindar las garantías suficientes para que los compañeros periodistas ejerzan su trabajo sin ser hostigados. Javier Duarte es responsable por la impunidad de cada uno de los crímenes, es responsable por dejar que sus fiscales, procuradores y ministerios públicos actúen con saña en contra de la verdad.
Desde la primera agresión en contra de periodistas, Javier Duarte debió dar un manotazo para evitar que se hostigara a los compañeros. Pero lo permitió; aparecía una nota sobre agresión a periodistas por parte de elementos de Seguridad Pública y Duarte no decía nada, era complaciente y por lo mismo cómplice.
Javier Duarte tuvo una gran oportunidad en el caso de la muerte de Regina Martínez. Era momento de poner orden, de dar un gran golpe en contra de esos elementos que tanto han dañado su gobierno. Pero dejó que el procurador, que los ministerios públicos y que los jueces enturbiaran el caso. Duarte dejó que la procuración de Justicia se batiera en el vómito de sus propios vicios y no hizo nada por evitarlo, ante bien se volvió cómplice. No por nada Julio Scherer, director de la revista Proceso le espetó en la cara: “Es inútil, señor gobernador, no le creemos”.
Tampoco se ve voluntad en Duarte por mejorar las cosas. Recordemos el caso de la muerte de Moisés Sánchez, quien además de llevar un modesto medio informativo, también trabajaba como taxista. Duarte desde el principio minimizó la tragedia tratando al compañero periodista como un simple taxista.
En el caso de Rubén Espinosa la cosa es más grave. El fotoperiodista de Proceso salió declarando que huía de Veracruz por las amenazas que había recibido del gobierno de Javier Duarte. Ya existía un historial de agresiones por parte de elementos de Seguridad Pública. ¿No debió el gobernador, por prudencia, llamar a los elementos que lo hostigaban para ordenar que lo dejaran en paz? Al parecer no lo hizo, o tal vez lo hizo pero a Duarte ya nadie lo obedece.
Recuerdo una escena de la película Cuestión de honor con Jack Nicholson. Un general es acusado de haber dado la orden de asesinar a uno de sus soldados. El general en su defensa dice que el dio la orden específica que no se tocara a ese soldado. El fiscal lo cuestiona: ¿Cómo es posible que si el general tiene gran autoridad, y presume que todas sus órdenes se cumplen sin reclamo, a pesar de haber dado la orden de que no lo tocaran, finalmente lo asesinaron?
Así con Duarte. Al parecer su autoridad ya todo mundo la pisotea.
Postdata 1: HYL pide que la PGR atraiga la investigación del caso Rubén Espinosa
El senador Héctor Yunes se suma a las voces que exigen justicia por el asesinato de Rubén Espinoza. Yunes Landa consideró que en la investigación de estos arteros crímenes no se debe descartar ninguna línea de investigación. Agregó además “que las autoridades competentes, tomen de inmediato medidas de prevención, para que estos sucesos tan lamentables no vuelvan a repetirse en ningún lugar del país”.
Armando Ortiz aortiz52@nullhotmail.com