*Esta columna se publicó el 12 de febrero del 2014, alusiva a la muerte del periodista Gregorio Jiménez, y se tituló “Ruidos en la noche”. Año y medio después, sigue vigente si sólo se le cambian algunos matices. Se reproduce pues, porque el sentimiento de indignación y vacío permanece intacto.
“Sé que el tema será abordado por una enorme cantidad de columnistas. Sé que para estas horas seguramente ya sabrá Usted, querido lector lectora, todos los pormenores que se encuentran en los medios de comunicación acerca del desafortunado caso de Rubén Espinosa. Así que también sé que prácticamente le estoy escribiendo al aire porque es probable que desde un par de oraciones atrás la gran mayoría haya dejado ya de leer la presente. Los que aún sigan leyendo, y yo, seguramente nos quedamos con una tristeza enorme y sintiendo que lo que digamos no será más que hablar en el vacío; tratar de que las ondas sonoras se propaguen en la ausencia es imposible, nadie nos escuchará.
“Cada vez que otro periodista muere confirmamos que nos vamos quedando solos, y es el blanco de nuestras pantallas, frente a las computadoras, donde ya no se encuentran palabras adecuadas. En la soledad de nuestras vidas, en las noches inciertas, sabemos que hay temor porque el miedo es parte inherente del ser humano. No creo que deba ser así la vida de un periodista, pues mucho es tener la incertidumbre casi universal del ingreso económico como para encima tener que pasar las noches en duermevela, prestos a correr a abrazar a nuestros hijos, cerrando las puertas y ventanas hasta casi tapiarlas, pensando que los ruidos en la noche pueden significar el silencio eterno del mañana. Tal vez usted, bien querido lector lectora, no sepa, y qué bueno, lo que significa caminar oteando en las miradas de desconocidos, lo difícil que es correr el pestillo y asomarse por las cortinas, el que las luces del carro de un vecino produzcan escalofríos. Qué bueno que no lo sabe.
“Ahora, cuando se ha confirmado que el periodista Rubén Espinosa fue hallado sin vida, y de esa forma tan cruel asesinado, se evidencia no sólo el estado de indefensión en que vivimos sino también la mala imagen gubernamental que se le ha pegado a este gobierno como lama, porque sin que se establezcan culpables lo que menos espera el gremio periodístico es seguridad. Esta mala imagen le durará por siempre, no creo que haya algo lo suficientemente bueno que el Gobernador pueda hacer en favor del gremio como para que se congracie con millones de veracruzanos. ¡Qué necesidad! ¡Qué mal fario! ¡Qué mala fortuna para las autoridades que los periodistas se vean inmiscuidos en un asalto, una riña, un choque, algo raro, algo… pero así les ha tocado en más de una docena de ocasiones!
“En México sale más barato mandar a matar que arreglarse por las buenas, Rubén fue ultimado dejando a un sector en el desamparo emocional.
“El aparato gubernamental lleva desde hace años desplegando una seria campaña de cuidado de imagen, campaña que tal vez le alcanzó sólo para el primer año de gobierno y que mantiene a la sociedad encocorada con los gobernantes. No hay conjunción, no hay armonía, no hay diálogo real, lo que hace el Gobierno puede tener su grado de aceptabilidad pero ya están agotados sus medios de difusión. El equipo gubernamental quedará libre de responsabilidad dentro de poco menos de dos años, algunos probablemente desaparecerán del mapa político, pero a quien le dejan la herencia es a Javier Duarte quien no logra alcanzar la credibilidad, por más que (con el beneficio de la duda, con la duda razonable) pueda tener derecho a ella.
“Cualquier comentario de esta columna tapiada, favor de enviarlo a atticusslicona@nullgmail.com y puede seguirme en twitter en @atticuss1910