¡Oiga! como que esto del asesinato del reportero gráfico, Rubén Manuel Espinosa Becerril, la activista social, Nadia Vera, y tres personas más, está alcanzando niveles de inconformidad que, como dice el dicho, está a punto de derramar el vaso, sino es que antes derramó la bilis. El homicidio de las cinco personas, tan vil y artero, condenable por donde se le analice: violencia de género, coerción a libertad de expresión, ajuste de cuentas, etcétera, es una acción que degrada al género humano, envilece las instituciones, pero sobre todo pone una vez más al gobierno del Veracruz en el ojo de lo huracán.
Pero no solo eso, sino también –y asumo las consecuencias de mi opinión—pone en entredicho la objetividad del gremio periodístico, su verdadero compromiso con la información, la mesura y capacidad de razonamiento.
Que a bote pronto se concluya/acuse a alguien del asesinato de dos de las cinco personas, por sus antecedentes inmediatos, que se lancen consignas sin antes haber valorado todas las agravantes, creo que se está cometiendo un crimen contra la libertad de pensamiento de clase mundial.
Responsable o no de esos asesinatos el gobernador del estado de Veracruz, don Javier Duarte de Ochoa, es algo que los impartidores de justicia deberán probar; responsable o no por acción/omisión en la muerte de manera violenta de los 15 periodistas, más/menos 37 autoexiliados, en lo que va de su administración, la historia y su carrera política le dará veredicto; responsable o no por la impericia en el manejo de la finanzas, seguridad, salud, educación, del Estado, sus correligionarios le recordarán como el causante de la derrota después de 80 años como partido hegemónico.
Ahora, que si el foto reportero salió huyeron de Xalapa, Veracruz, porque estaba siendo hostigado, es algo que entre el mismo gremio siembra dudas pues, más allá de sus propias declaraciones, no hay denuncia oficial [con todo y los escribe en su muro Armando Ortiz de que cuando acudió a la entonces Procuraduría de Justicia de Veracruz, entonces presidía Amadeo Flores Espinoza, por una amenaza recibida en 2012 por correo electrónico, le dijeron que no existía una base de datos de correos electrónicos con amenazas a periodistas] ni mucho menos petición de apoyo a la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas que preside doña Benita González Morales, según declaraciones del comisionado Jorge Morales Vázquez.
Pero también está el decir de los familiares de que su regreso a la capital del país, fue debido a que no tenía trabajo en Veracruz, donde vivía desde hace 8 años, “y aquí estaba en busca de una oportunidad como reportero gráfico” (http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2015/08/04/1038402); mismo caso de la activista del movimiento #YoSoy132 en Veracruz, Nadia Vera Pérez que según sus familiares se trasladó al DF en busca de empleo. A esto agréguele que todos los indicios que han hallado hasta ahora ninguno apuntan a una venganza por el trabajo de Espinosa o el activismo
de Vera. (El país: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/05/actualidad/1438789077_323544.html)
Mire usted, ya se ha vuelto práctica recurrente tomar como bandera la agresión a los compañeros comunicadores, para exigir la renuncia/cese/proceso penal para un funcionario público, sin que medie reflexión sobre cómo sucedieron las cosas, el curso que va tomando la investigación, así como el contexto que rodea el caso.
Aclaro que no estoy eximiendo de toda culpa a la autoridad directa/indirectamente responsable; ni muchos menos declaro convicto al (foto) periodista por lo que le pase; o por ser colombian@ o sobrina de ex gobernador de Michoacán, José Jesús Reyna García, quien enfrenta proceso penal como probable responsable del delito de delincuencia organizada, se es delincuente; pero sí afirmo que así como el Estado-gobierno debe garantizar el derecho al trabajo, la seguridad y la libertad de expresión; así también los medios de comunicación deben exigir mejores condiciones de trabajo, salarios profesionales, seguridad social, seguro de desempleo; no sólo cuando un acontecimiento de esta naturaleza suceda.
De Regina Martínez para acá, pasando por Víctor Manuel Báez Chino y Gregorio Jiménez de la Cruz o el “taxista” Moisés Sánchez Cerezo, nada hemos conseguido como gremio; y no me refiero solamente al esclarecimiento de los crímenes, sino a que hayamos obtenidos mejores condiciones de trabajo, más garantías para el ejercicio de la profesión, más efectividad de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodista, mayor vinculación con la sociedad.
Nada señores y señoras se está consiguiendo con las protestas y consignas que se avientan al que se tenga enfrente; nada, ni en lo material, económico ni mucho menos en lo profesional. Creo, y perdónenme si ofendo la inteligencia de alguien, seguimos, como dice el periodista Williams Cortés, dependiendo de las migajas que nos dé “El Príncipe” o alguien de su corte.