Muchos comentarios y análisis varios ha recibido la virtual ascensión a la presidencia nacional del PRI de Manlio Fabio Beltrones Rivera. La fanaticada está dividida, los que están a favor del sonorense destacan en él que es un político maduro, no improvisado, con una larga trayectoria y muy distante de los típicos moldes del político-técnico que piensa que lo mejor que le puede pasar al tricolor es guardar una prudente distancia –una sana distancia, diría Ernesto Zedillo- de su jefe natural que es el Presidente de la República.
Los críticos de Beltrones lo define en una sola palabra: dinosaurio. Así lo ven muchos analistas del círculo rojo, inclusive en estos últimos días de la nominación de Manlio, se ha vuelto cliente favorito de los caricaturistas, en especial hay dos que valen la pena destacar, la de Kemchs que pinta al sonorense jugando boliche diciendo: “Desde aquí le tiramos a…” (Los Pinos) y el cartón de la semana de Proceso que dibuja a un inconfundible Beltrones sentado en un taburete con un enorme dedo sobre las rodillas, esbozando una sonrisa de satisfacción, el cartón se titula “Democráticamente”.
Y sí, sin duda Manlio Fabio Beltrones Rivera es un político controversial, controvertido, que genera esperanzas en muchos y en otros desconfianza, que lo ven como una especie de “Padrino”, perfecta síntesis de lo mejor y de lo peor de un priista de altos vuelos como lo es él. Pero lo que no hay que perder de vista que Beltrones Rivera es un político y de un político, venga del partido que venga, no se pueden esperar obras de caridad, sería ingenuo pensar que es un alma caritativa, se trata simplemente de un político profesional, que vive para hacer política, que vive de su actividad política y que sabe perfectamente el rol que le está tocando jugar en esta delicada coyuntura política.
Por lo pronto hay que reconocer en Beltrones Rivera la virtud de que supo abrir, como dirían los clásicos, el cerradísimo ostión en que estaba convertido el círculo cercano de políticos que rodean al Presidente Peña Nieto, círculo dominado por políticos nacidos o hechos en los estados de México, en primer lugar, y de Hidalgo, en segundo lugar, y en el caso específico de la primera entidad mencionada, en particular y casi exclusivamente del llamado grupo Atlacomulco, de donde es nativo -¡faltaba más!- el propio Presidente. En este cerradísimo círculo ni siquiera hay figuras relevantes del otro poderoso grupo político del estado de México que es el de Ecatepec y cuyo líder moral y político es el actual gobernador de esa entidad, Eruviel Ávila Villegas.
Total, que con la llegada de Manlio a la presidencia nacional del PRI no podemos esperar que los próximos tiempos políticos en México sean tiempos de milagros, de obras caritativas, que la política se convierta en una actividad políticamente correcta, de una alta moralidad, ¡no, por favor!, pero en cambio sí podemos esperar que la política, el escenario político tan incierto de este país cambie. En la pasada elección el PRI nuevamente logró constituir una mayoría con miras a cómo se conformará la próxima legislatura, pero el PRI no puede cantar victoria, su votación total apenas alcanzó el 29% y esa tendencia podría alcanzar cifras aún peores en 2018, con lo que se pondría en riesgo inclusive la retención de la Presidencia de la República.
Manlio es lo suficientemente inteligente como para adelantar vísperas, la calificación del Presidente está en niveles nunca antes vistos, entre el 20 y 40% de aceptación por un 80 y 60% que abiertamente reprueban su gestión. Y las cosas no se vislumbra mejoren en lo inmediato, las reformas estructurales es difícil que rindan frutos en el corto plazo. Ante este panorama de total incertidumbre que quede claro que Manlio llegó al PRI porque es necesario para hacer política, (tender puentes, dialogar, negociar, “intercambiar barajitas”, “jugar a las luchas”, algunas veces como técnico y otras como rudo), que es la forma en la que los seres humanos resolvemos los grandes problemas –ya lo dijo Reyes Heroles-, quiénes están esperando obras caritativas de parte del sonorense ya pueden irse sentando a esperar a ver cuándo llegan éstas porque nunca llegarán.
Del Vampiro de Palo Verde.- Aquí también se va a necesitar hacer mucha política.