Señor taxista:
No sé si lo sepa o no, si lo comprenda o no, si le importe o no, pero usted representa una de las caras de Xalapa, de la capital de nuestro querido e importante estado, de la Atenas Veracruzana… y es una de las caras que más ven nuestros visitantes y nuestros propios pobladores, porque por su vehículo pasan cientos, miles de pasajeros que reciben su servicio, que conversan con usted y que se hacen una idea del tipo de ciudad que formamos quienes vivimos aquí.
Como una madre solícita que envía a sus hijos al primer día de clases, todos quienes somos sus vecinos de ciudad querríamos que usted tenga la mejor imagen: decoroso en el vestir, limpio hasta en las uñas, peinado con una raya hecha milimétricamente, y con la boca lavada para decir limpiamente las maravillas de la ciudad que usted tan bien conoce, porque su trabajo es transcurrir por las calles y lo lleva hasta los rincones más apartados.
Por eso le escribo esta carta, porque usted nos representa a todos los ciudadanos y no exagero al decirle que queremos que haga el mejor papel, para que quienes nos visitan de otras partes del país, por ejemplo, se lleven la mejor impresión de Xalapa. Ya imagino el orgullo que nos daría a todos saber -porque se sabría- que en todas partes se habla de la buena educación de los taxistas xalapeños, de su actitud de servicio, de su sonrisa franca y su trato amable; de cómo conducen con apego a las normas viales y respetan los límites de velocidad, los límites del cobro.
No es un sueño guajiro, se lo aseguro, y por eso pronto tendrá usted la oportunidad (tal vez la obligación) de asistir a cursos de capacitación, de modo que en adelante pueda usted hablar de las maravillas turísticas y culturales de la región, pueda usted contar los pasajes más interesantes de nuestra historia o tenga la información necesaria para orientar a cualquier pasajero sobre la amplísima oferta cultural que tenemos: música de primer nivel con nuestra orquesta sinfónica o con grupos de las manifestaciones rítmicas más importantes; teatro de categoría nacional con directores de la talla de Abraham Oceransky, por nombrar uno; exposiciones, conferencias, mesas redondas, charlas con escritores.
Y usted, señor taxista, es crucial para la imagen de la ciudad -aunque tal vez no lo quiera creer- porque en usted descansa, le digo, la cara primera que ofrecemos a nuestros visitantes.
¿Quiere usted que en otros lados digan que nosotros somos mal encarados, groseros, sucios, ignorantes, prepotentes?
Seguro que no, y seguro que en Tránsito del Estado tampoco quieren, porque pronto echarán a andar un programa de capacitación para trabajadores del volante, con el fin de que desempeñen mucho mejor su labor, sobre todo en cuanto a las condiciones de seguridad y bienestar de sus pasajeros.
Verá usted que al aprender le irá mejor en su trabajo, y nos irá mejor a todos.
No por nada está ahora al frente de tránsito una gente que le sabe bien a esto, don Edmundo Martínez Zaleta.
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