No, no hay error en el título, realmente es un hashtag que se antoja utilizar de manera permanente en cualquier conversación en redes sociales, e incluso en la vida real. En estos días hemos visto por todos lados que el nivel de descomposición social –que muchos pensábamos ya había llegado al límite-, sigue empeorando.
Mancera, un funcionario que dirige ¿gobierna? El Distrito Federal, afirma que no hay pruebas suficientes para demostrar la inocencia de Angélica, la bailarina que lleva ocho meses en la cárcel por un caso de supuesto transporte de drogas. Al revisar el expediente, nos encontramos con que después de la investigación inicial, no ha habido ninguna adición al expediente. Esto significa que la PGR la metió a la cárcel y se olvidó de ella. No hay debido proceso, no hay investigación, no hay nada, salvo alguien que puede ser inocente y está en la cárcel. Un riesgo muy común para el mexicano. Mientras tanto, el gobernador de la ciudad de México afirma que no hay pruebas de la inocencia de la chica, lo cual es un absurdo jurídico. Se debe de exigir a la autoridad que pruebe su culpabilidad, basados en el principio de presunción de inocencia, y si la autoridad no puede probar la culpabilidad, la debe dejar libre a la brevedad.
Pero, el fondo es mucho más grave que un caso aislado. Todo México padece lo mismo. La autoridad –y lo he dicho por años-, le mete mucho dinero a la secretaría de Hacienda y al SAT, que son órganos recaudatorios. Si de sacar dinero de los bolsillos de los mexicanos se trata, siempre hay dinero para mejorar recursos materiales y humanos. Pero cuando se trata de procuración de justicia para el mexicano, entonces no alcanza ni para migajas el presupuesto. Tanto la Procuraduría General de la República como las fiscalías o procuradurías estatales tienen presupuestos de risa. En los estados obviamente es mucho más grave el asunto.
Así, cualquier mexicano que busque justicia y presente una denuncia ante el ministerio público, se va a encontrar con algunos funcionarios eficientes exageradamente saturados de trabajo. Y también con muchos recomendados que no sirven para nada. Si pretende obtener justicia pronta y expedita (un mito teórico en México), podrá esperar una eternidad, hasta desglosar que expedita y pronta, en México significan nunca y jamás. Las fiscalías estatales no cuentan con personal capacitado y en número suficiente. Baste mencionar que acorde al número de delitos que hay denunciados en el país y que son menos del cinco por ciento de los delitos que se cometen, cada funcionario de cada procuraduría estatal tendría que resolver cada delito en dos días como máximo, pues son tantas las denuncias y tan pocos los funcionarios que los números no fallan y no hay otra opción.
Ante la imposibilidad de resolver un delito cada dos días, las procuradurías y fiscalías se dedican a tomar nota de los delitos, levantar actas, y muy esporádicamente investigar alguno. Y allí llegamos a otro punto importante. No hay recursos humanos y tecnológicos para realizar una investigación moderna y científica. En los laboratorios forenses se carece de casi todo, y los métodos de investigación se basan en la intuición, la tortura, la confesión y ya. Y lo mismo sucede cuando el mexicano es detenido por la marina y el ejército. No hay capacidad de investigación en México.
La mayoría de los policías ministeriales o de las procuradurías tienen –con suerte-, la preparatoria o bachillerato terminados. Los que son buenos policías, lo son porque han aprendido sobre la marcha, y tienen sentido común. La gran mayoría investiga como puede, sin el mínimo conocimiento moderno de cómo se debe llevar una investigación para lograr discernir la culpabilidad o inocencia del acusado.
Así, el compromiso del estado mexicano de procurar justicia a los ciudadanos se convierte en una mentira más, en un gran mito. No hay suficientes agentes del ministerio público, no hay suficientes secretarios, no hay suficientes policías investigadores, no hay recursos técnicos ni materiales para llevar a cabo las investigaciones adecuadamente. En pocas palabras, no es que sean ineptos, es que son incapaces, en el entendido que sin recursos intelectuales, materiales y humanos, no es posible atender la demanda de procuración de justicia.
Así, aunque la sociedad reclame, jamás será esclarecido adecuadamente un crimen, y siempre quedará la duda, de si se encarcela al inocente o se deja libre al culpable. Por ello, día a día, la sociedad mexicana se torna más violenta. A nadie le gusta que se abuse de él. Y ante la absoluta incapacidad del estado de procurar justicia, ésta se aplica por propia mano. El camino a la barbarie esta marcado desde hace mucho tiempo.
Si usted quiere saber a que gobernador o a que presidente de la República le interesa la procuración de justicia, basta ver si se incrementa adecuadamente el presupuesto de su fiscalía o procuraduría. Cuando hay más dinero para contratar personal capacitado, capacitar al existente. Recursos materiales para realizar las investigaciones, entonces vamos por buen camino. Mientras tanto, debe usted de enterarse que la justicia que usted demanda, no le interesa al gobernante en turno.
Entre uno y dos meses se llevaría una buena investigación (cuando menos), así que imagine ud. la cantidad de investigadores que faltan en su fiscalía o procuraduría. Multiplicar por diez el tamaño de esta instancia de gobierno, es un mínimo indispensable para pasar de ser un país bárbaro a un país con una aspiración de ser civilizado.
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