Buen día apreciado lector:
Hoy inicio con un saludo especial, sincero y grato a esas buenas personas que me detienen en la calle para decir que me leen y les gusta el estilo del Mathey.
Este domingo al mediodía caminaba por el centro de la ciudad, atrás del palacio de gobierno cuando un señor que iba con su esposa me hizo el favor de comentar que le gusta lo que escribo y también el trabajo de Juan Noel Armenta López.
Eso, como el aplauso al artista, es vitamina pura para el estímulo al comentarista cotidiano.
A este reportero también le gusta leer con preferencia el trabajo de gente que trata de destacar temas edificantes, de vida, temas que sean ejemplos a seguir; por eso me gusta también como escribe Juan Noel, don Humberto Silva Mendoza, don Carlos Bravo Matus o don Gilberto Nieto Aguilar, don Arturo Antonio Vargas, don Jorge Lara de la Fraga, don Inocencio Yáñez Vicencio, don Eduardo Andrade Sánchez, don Joaquín Alcántara Hernández; los típicos, Catón y El Filósofo de Güemes, además de Rubén Ricaño Escobar y el joven Daniel Badillo, mi cuasipaisano Salvador Muñoz y Brenda Caballero, su esposa.
En fin, esto más bien lo cuento como si pensara en voz alta.
A propósito habalaba al inicio de este comentario de quienes “me detienen en la calle” para comentar, pero eso también trajo a mi mente el tema detenciones.
El pasado viernes a eso de la media noche desde mi ventana observé cómo una patrulla de la policía estatal se detuvo al lado de tres jóvenes que iban caminando, llevaban su “pomo”, los detuvieron, los revisaron, se oía que decían que no tenían por qué detenerlos, y la verdad, no se vio nada bien. No se cuál sea el sistema o la estrategia para investigar pero si a mi me lo hacen me hubiera molestado, afortunadamente los dejaron libres porque estaban “limpios”, escuché que dijo un uniformado, pero he sabido de muchachos que han sufrido esa vejación y les han quitado dinero, no lo puedo afirmar, pero no se vale que nuestros vigilantes incurran en estas anomalías y vejaciones; a ver que dice don Secretario del ramo.
SEÑOR GOBIERNO: FALTAN HOSPITALES
Por otra parte, a raíz de la muerte de mi amigo el licenciado Enrique Pineda Hernández me dio mucha tristeza comprobar que nuestra querida capital, la Atenas Veracruzana adolece de servicios de atención médica en grados alarmantes; el problema acaso se observa a causa del exceso de población que enfrentamos.
Qué tiempos aquellos de la campaña de “la familia pequeña vive mejor”, que influyeron en los matrimonios de la época para pensar en tener solo dos hijos y no “los que Dios quiera”, como antes decían los curas.
Recién a raíz de una afección de salud de otro gran amigo colaborador del licenciado Melitón Morales Domínguez en la prestigiosa revista Análisis Político Jesús Solano, con todo y su incomparable dolor de cervicales lo tuvieron esperando ¡cinco horas!, en pasillos del IMSS porque no había camas, lo cual no es culpa de esa institución sino de la carencia de infraestructura y eso no se vale.
A mi amigo Enrique Pineda no lo pudieron internar en terapia intensiva, a pesar de la instrucción del neurólogo ¡porque no había lugar!, a pesar de que estaba en área privada y sobre todo por su gravedad. Como decía Héctor Suárez ¿qué nos pasa?, caray.
Es necesario que el gobierno federal y el próximo estatal ya empiecen a planificar y a construir nuevos hospitales porque los privados son solo para la gente que tiene todo el dinero del mundo y en el pueblo ya somos demasiados y nadie hace nada por promover de nuevo a “la familia pequeña”.
Qué tristeza. Espero que a los gobernantes y sus parientes parientes nunca les pase eso.
Tenga el lector una semana próxima de muchas satisfacciones.
gustavocadenamathey@nullhotmail.com
Más hospitales, ¡por favor!
Gustavo CADENA MATHEY
Buen día apreciado lector:
Hoy inicio con un saludo especial, sincero y grato a esas buenas personas que me detienen en la calle para decir que me leen y les gusta el estilo del Mathey.
Este domingo al mediodía caminaba por el centro de la ciudad, atrás del palacio de gobierno cuando un señor que iba con su esposa me hizo el favor de comentar que le gusta lo que escribo y también el trabajo de Juan Noel Armenta López.
Eso, como el aplauso al artista, es vitamina pura para el estímulo al comentarista cotidiano.
A este reportero también le gusta leer con preferencia el trabajo de gente que trata de destacar temas edificantes, de vida, temas que sean ejemplos a seguir; por eso me gusta también como escribe Juan Noel, don Humberto Silva Mendoza, don Carlos Bravo Matus o don Gilberto Nieto Aguilar, don Arturo Antonio Vargas, don Jorge Lara de la Fraga, don Inocencio Yáñez Vicencio, don Eduardo Andrade Sánchez, don Joaquín Alcántara Hernández; los típicos, Catón y El Filósofo de Güemes, además de Rubén Ricaño Escobar y el joven Daniel Badillo, mi cuasipaisano Salvador Muñoz y Brenda Caballero, su esposa.
En fin, esto más bien lo cuento como si pensara en voz alta.
A propósito habalaba al inicio de este comentario de quienes “me detienen en la calle” para comentar, pero eso también trajo a mi mente el tema detenciones.
El pasado viernes a eso de la media noche desde mi ventana observé cómo una patrulla de la policía estatal se detuvo al lado de tres jóvenes que iban caminando, llevaban su “pomo”, los detuvieron, los revisaron, se oía que decían que no tenían por qué detenerlos, y la verdad, no se vio nada bien. No se cuál sea el sistema o la estrategia para investigar pero si a mi me lo hacen me hubiera molestado, afortunadamente los dejaron libres porque estaban “limpios”, escuché que dijo un uniformado, pero he sabido de muchachos que han sufrido esa vejación y les han quitado dinero, no lo puedo afirmar, pero no se vale que nuestros vigilantes incurran en estas anomalías y vejaciones; a ver que dice don Secretario del ramo.
SEÑOR GOBIERNO: FALTAN HOSPITALES
Por otra parte, a raíz de la muerte de mi amigo el licenciado Enrique Pineda Hernández me dio mucha tristeza comprobar que nuestra querida capital, la Atenas Veracruzana adolece de servicios de atención médica en grados alarmantes; el problema acaso se observa a causa del exceso de población que enfrentamos.
Qué tiempos aquellos de la campaña de “la familia pequeña vive mejor”, que influyeron en los matrimonios de la época para pensar en tener solo dos hijos y no “los que Dios quiera”, como antes decían los curas.
Recién a raíz de una afección de salud de otro gran amigo colaborador del licenciado Melitón Morales Domínguez en la prestigiosa revista Análisis Político Jesús Solano, con todo y su incomparable dolor de cervicales lo tuvieron esperando ¡cinco horas!, en pasillos del IMSS porque no había camas, lo cual no es culpa de esa institución sino de la carencia de infraestructura y eso no se vale.
A mi amigo Enrique Pineda no lo pudieron internar en terapia intensiva, a pesar de la instrucción del neurólogo ¡porque no había lugar!, a pesar de que estaba en área privada y sobre todo por su gravedad. Como decía Héctor Suárez ¿qué nos pasa?, caray.
Es necesario que el gobierno federal y el próximo estatal ya empiecen a planificar y a construir nuevos hospitales porque los privados son solo para la gente que tiene todo el dinero del mundo y en el pueblo ya somos demasiados y nadie hace nada por promover de nuevo a “la familia pequeña”.
Qué tristeza. Espero que a los gobernantes y sus parientes parientes nunca les pase eso.
Tenga el lector una semana próxima de muchas satisfacciones.
gustavocadenamathey@nullhotmail.com