«Las cosas en el PAN dieron un vuelco de 180 grados. «El joven maravilla», Ricardo Anaya, se cortó el cordón umbilical: rompíó unilateralmente con Gustavo Madero. Madero fue su mentor, su padrino político, su escalera más sólida en el vertiginoso ascenso que lo lleva, a regresar, ya no como interino, a la oficina principal de su partido. El jefe saliente del PAN no será el coordinador de la bancada azul en San Lázaro. Es lo único en firme. El nombre del coordinador sigue en el aire. Por momentos se aseguró que Marko Cortés quedaría al frente de la bancada. Pero el hombre se apanicó. Delante de Madero, repitió que él no sugirió que lo hicieran coordinador y, casi casi, que no quería. Anaya, al parecer, tendrá que voltear a otro lado. Los diputados electos maderistas, que son mayoría, casi le arman un motín al enterarse de la suerte del jefe nacional saliente. «No hay nada aún. Sólo la filtración de que no será Madero, y un torbellino de reacciones», nos dijo «garganta azul». Los maderistas consideran lo ocurrido como una traición. No falta quien responsabilice a Santiago Creel de «mal asesorar» a Anaya, para dicen, «quedarse con todas las canicas». El tema se resolverá el próximo lunes, en Tijuana, en la plenaria del grupo parlamentario». Lo comenta Francisco Garfias en «Excélsior»