Recientemente salieron a la luz datos del informe del Coneval, que nos dice que el 79.6 por ciento de la población en México está en alguna situación de vulnerabilidad, es decir, 95.3 millones de mexicanos: 55.3 en pobreza, de los cuales 11.4 están en una situación extrema; 8.5 millones se encuentran en una situación vulnerable en sus ingresos y 31.5 millones más con carencias sociales que son:

Población con rezago educativo: 22.4 millones; Sin acceso a servicios de salud: 21.8 millones; Sin seguridad social: 70.1 millones; Carente de acceso a alimentación: 29 millones de personas (23.4 por ciento), así como un 33.5 por ciento (40.2 millones) con deficiencias en la vivienda.

De esta manera, la mayor parte de los mexicanos carecemos de algo… desde una perspectiva neoliberal.

El rezago educativo es un índice, compuesto por variables, que involucran los años de estudio, los niveles alcanzados y el tiempo requerido, etc, etc. Al satisfacer las necesidades del índice, se dice que se tiene alta o baja calidad educativa. Esto es significativo ya que una de las reformas emprendidas por el presidente Peña Nieto ha sido la educativa. De esta manera, tomando los datos de pobreza, el rezago educativo es muy amplio, por lo que más allá de la infraestructura o la calidad, el objetivo sería erradicar varios problemas fundamentales como el analfabetismo o terminar los estudios de primaria y secundaria, pero no lo es así.

De esta manera, es imposible que el Estado disminuya el “rezago educativo”, ya que las reformas emprendidas buscan mejorar la calidad de los profesores y no necesariamente ampliar la cobertura, y la eliminación de candados y restricciones para que el sector privado pudiera intervenir en las escuelas a cargo del Estado, también modificará sustancialmente el acceso a la educación, por lo que quizá eleve su calidad, pero no satisfacerá nunca las condiciones del índice de rezago educativo.

He reflexionado en varias ocasiones que las ideas neoliberales tienden a engañar en la teoría para justificar en la práctica política o económica -lo dicen muchos otros autores, pero sobresale Chomsky y más ilustrativa la teoría del shock- los errores, las catástrofes que ocurren cuando el capital se concentra y el desarrollo no se planea, además de que se elimina toda noción de “lo social”.

En lo que acontece a los servicios de salud o a la vivienda, las políticas no resuelven los problemas a escala social, por lo que el acceso es relativo. Los esfuerzos por popularizar la salud han estado cubiertos por el manto protector de la santa corrupción, así como las viviendas “dignas” de cuatro metros cuadrados.

Los indicadores del Coneval siempre estarán así. Están condenados a no cambiar si no cambia la política, toda. Ahora el IVAI hizo pública su calificación de transparencia en los partidos de Veracruz:

1. PES, 5.2

2. Hum, 5.0

3. Nueva Alianza, 6.6

4. PRD, 6.4

5. PT, 5.6

6. PRI, 3.9

7. MC, 3.8

8. PAN, 3.3

9. PVM, 3.3

Nota: escala del 1 al 10

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