Acabo de ver el lunes 24 pasado, en el programa “Es la hora de opinar” que conduce Leo Zuckermann en Foro TV, la encerrona que se dio el nuevo presidente del PRI nacional con el propio Leo, con Héctor Aguilar Camín y con Jorge G. Castañeda, y cada vez me convenzo más de que el sonorense no solo es un “animal político” (Zoon politikón), es decir, un ser esencialmente político en el más clásico y amplio sentido del término –“un ser capaz de relacionarse social y políticamente”- como lo definiría el propio Aristóteles, sino también es lo que podríamos definir como una auténtica “bestia política”, esto es, un hombre que no se anda por las ramas, que no se anda con rodeos y que “le entra al toro por los cuernos”, a pesar de sus muy ostensibles finas maneras.
La “encerrona” con los 3 analistas mencionados no era nada fácil. Leo se ha convertido en un férreo crítico de la administración del Presidente Peña Nieto y del propio Primer Mandatario, y no se han quedado atrás ni Aguilar Camín ni Castañeda Gutman, no han perdonado al principal inquilino de Los Pinos, muchas veces han sido implacables, sin embargo, aquella noche no tenían a un invitado cualquiera, tenían ante sí a un hombre curtido en muchas batallas, tanto con propios como con ajenos, nada más hay que acordarse del pleito a muerte que protagonizó entre el 2003 y el 2004 con la en aquel entonces poderosa lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo y lo mismo ha enfrentado a López Obrador y a los panistas, aunque hay que reconocer que Manlio siempre se ha destacado precisamente porque sabe hacer política, es un político por lo tanto sabe conciliar, sabe llegar a acuerdos, sabe negociar, se compromete y cumple.
Y esas tablas solo las da el tiempo de maduración, no en balde tiene ya más de 30 años de andar metido en el ring de la política, y a lo largo de esos años ha trabajado y conocido desde lo que podríamos llamar los “bajos fondos” de la política –fue secretario particular de Fernando Gutiérrez Barrios en tiempos de la Dirección Federal de Seguridad y, posteriormente, fue su segundo de abordo en la Secretaría de Gobernación durante los dos primeros años de la administración de Carlos Salinas-, gobernador de Sonora, diputado federal dos veces, senador, en fin, un auténtico peso pesado.
Y ahora que se dio el proceso para relevar a César Camacho Quiroz en la presidencia del PRI, en donde si bien siempre se perfiló Manlio como el favorito para llegar a esa posición, en algún momento de Los Pinos se acarició la posibilidad de que pudiera llegar al tricolor un incondicional y gente de la absoluta confianza del primer mandatario como lo es Aurelio Nuño Mayer, sin embargo, al final se impuso la prudencia en el Presidente permitiendo la llegada del sonorense porque, en honor a la verdad, éste evidentemente era mucha pieza como para siquiera pensar que Nuño le podía competir por el cargo, más allá de que evidentemente el politólogo egresado de la Universidad Iberoamericana goza de todas las confianzas y afecto de Peña Nieto.
Ahora bien hasta ahí todo bien, pero nos parece que el Presidente desaprovechó una excelente oportunidad para convertir a Manlio en el mentor de Aurelio Nuño. El Presidente, pensando y viendo que Aurelio es una joven promesa de la política a la que evidentemente le falta consistencia, debió haber aprovechado la ocasión para enviarle a su jefe de la Oficina de la Presidencia a Manlio como secretario general del partido, un poco con la idea de que le aprendiera al sonorense cómo se hace política, el “teje y maneje”, para que le desvelara lo bueno y lo malo del PRI, para que le enseñara a negociar, a “intercambiar barajitas” con los adversarios políticos –más allá de que se dice que Nuño tuvo mucho que ver en las negociaciones del Pacto por México-, para que le enseñara lo que es la realpolitik, es decir, la política real, sin adjetivos, cruda, dura, y para que recibiera un curso intensivo de liderazgo político.
De ahí luego lo hubiera preparado para eventualmente, ahora sí, relevar a Manlio en la dirigencia nacional del tricolor, hacerlo senador o diputado federal y de ahí pa’l real. Manlio, dicho con todo respeto, está a años luz de algunos de los políticos que acompañan en su gobierno al Presidente Enrique Peña Nieto, nada más hay que comparar la currícula del de Sonora con la de Osorio Chong, con todo respeto pero la carrera de éste no pasa del estado de Hidalgo, aunque hubiera sido gobernador y Sonora… Sonora es Sonora, no hay punto de comparación., Manlio hubiera sido un excelente mentor de Aurelio Nuño.
Me lo dijo el Vampiro de Palo Verde.- No sabemos cuál vaya a ser, finalmente, el destino de Tomás Ruiz González, pero a este hombre, dado que el principal problema de Veracruz es el financiero –junto con el de la inseguridad- ya de plano habría que escriturarle a su nombre la Secretaría de Finanzas y Planeación, pocos como él en el conocimiento de las finanzas públicas. Otros tal vez fueron mi paisano, el recientemente fallecido, Juan Amieva Huerta, y la “Flecha” Murillo, pero Tomás es, como dijera aquél, “un pelotero caro”, ya se tomó su tacita de café en las grandes ligas de la política nacional y, a querer o no forma parte del selecto grupo de cuadros formados en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Estoy más que seguro que Tomás entiende y sabe lo que es resarcir, compensar y una distribución de competencias y de coordinación más justa en materia fiscal entre la federación, los estados y los municipios. Finalmente, una sugerencia respetuosa, ¿por qué no se le mete pavimento hidráulico al bulevar a Coatepec y, ya de paso, se alumbra con luces Led? Sería una obra relativamente barata, rápida y los que vivimos en Xalapa y poblaciones anexas se lo vamos agradecer.