Tiempo de cambios mayores en el primer equipo del presidente Enrique Peña Nieto. Muchos comentarios, algunos los advierten como necesarios, urgentes, tardíos y como un intento de enderezar una nave que a últimas fechas ha tenido fallas imperdonables que han obligado a rectificar un camino plagado de incidentes negativos. Otras opiniones afirman que no es más que más de lo mismo aun cuando aseguran que se prepara la sucesión de 2018.
Entre fugas increíbles, de repercusión internacional, que dejaron muy mal parada aquella seguridad con que se afirmó que no se volverían dar nunca, hubo que admitir, con mucha pena, que no era cierto. Resoluciones de la autoridad de la Función Publica que no encontró ninguna irregularidad en uno de los temas mas cargados de mala energía, donde la ley puede decir una cosa y la ética otra bien distinta, obligaron a efectuar cambios de personajes cuyo entredicho había quedado mas que desacreditado.
El secretario de la Función Publica, Virgilio Andrade, nombrado a modo, se cubrió de una gloria al revés que no alcanzará a borrar nunca. Ese es el sentir del ciudadano común y corriente, el que observa sin poder hacer nada mas que entender que algo no esta muy bien, que algo anda mal. No habrá de pasar mucho tiempo para saber si lo pretendido dio el efecto deseado, si los cambios, verdaderos enroques, salvo dos o tres que llevan mensajes por descifrar, son en verdad de utilidad en el ejercicio del poder federal, en bien del país. Y “aun hay mas” como dijo el clásico, mucho mas, de lo mismo.
Por lo que respecta a Veracruz, no le toco nada en esta nueva piñata, en la anterior tampoco. Ningún veracruzano forma parte, hecho reiterado, remachado, del neo gabinete. La engañosa cantera inagotable de un veracruzanismo que siempre aportó personajes al servicio de los altos intereses de la nación, formando parte de los superiores estamentos del poder público, ha quedado nuevamente en la orfandad.
Se acabó aquella pléyade de nativos de este girón de la República, donde antepasados escribieron paginas de heroísmo y presencia en las máximas tareas de esa Patria mexicana, en todas sus etapas históricas y en el ejercicio de la función publica. No aparece ningún veracruzano por ningún lado. No hay buenas relaciones con el presidente y con su cercano equipo de hombres mayormente originarios del Estado de Mexico.
En la integración de los cuadros dirigentes de la nueva legislatura de la Cámara de Diputados federales entrante, son insignificantes, migajas, de mero trámite burocrático, sin peso político real, las comisiones conferidas a los representantes de Veracruz.
Sin llegar a ser preocupación fundamental, si lleva a cuestionar, ¿Qué sucede, se acabó la mecha de los veracruzanos, que se extingue solamente en un frenético querer saber, a meses de distancia, quien será su próximo gobernador de dos años?
Los políticos jarochos, siempre tan presentes en el panorama nacional, en todos sus niveles, no solo políticos sino en todos los ordenes, hoy no distingue a nadie. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde quedo aquel orgullo de que ser veracruzano era no solamente un honor sino una responsabilidad, de que habló Don Adolfo Ruiz Cortines? El estado se debate en un torneo de confusas explicaciones de, en que estado se encuentra la economía y las finanzas públicas. Todos opinan unos ofreciendo datos negativos y otros defendiendo las políticas públicas. Gran parte de la sociedad no esta muy convencida de que las cosas estén como deben estar.
Viene a Xalapa el ex gobernador Miguel Alemán Velas¿z?co a honrar a “Cantinflas” y reitera que él no dejo ninguna deuda pendiente, que lo que estaba por pagar, la Secretaria de Hacienda tenía pendiente de cubrir una ministración con la cual se solventaría el adeudo de su gestión. ¿Entonces? La verdad es que no se sabe de cuanto es la deuda; es hecho incuestionable que existe.
La población pregunta ¿Dónde esta el dinero del erario, donde están las obras públicas que justifican los empréstitos y créditos hechos al tesoro fiscal del estado? Averígüelo Vargas.
Duele recordar unos sentidos versos del gran Antonio Machado en una frase, descontextualizada pero aplicable, de su extraordinario poema “A orillas del Duero”, escrito premonitoriamente unos años antes de estallar la guerra civil española y que refleja la queja doliente pero llena de su razón, inconformidad y enojo. Dice así: “La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,/…..para la presa cuervos, para la lid leones,/…….madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes”.
Duele porque en estos tiempos de Veracruz no se sabe que fue lo que pasó con aquel orgullo y responsabilidad señeros que quedaron perdidos, hoy, en una entidad que tiene casi 8 millones de habitantes. ¿Eran proporcionalmente mejor los veracruzanos cuando, a mediados del siglo pasado, hubo dos presidentes de la República y el estado contaba con solamente escasos 3 millones?
Duele la verdad pura y dura: ¡No hay liderazgo en Veracruz! Quizás por eso algún obnubilado alcalde de una importante ciudad del centro del estado, levanta estatuas en homenaje a una de las figuras condenadas por el “Juicio Tremendo de la Historia”, como un anti héroe de la nación, Porfirio Díaz Mori.