(Nota: no se pretende que esta sea una versión con verdad científica, forma parte del rumor y la especulación). Ahora que el presidente Peña Nieto ejecutó su movimiento del personal a su servicio para el despacho de los asuntos públicos, como jugada de ajedrez, después de timbrar dio paso a la inevitable participación de rumorólogos, futuristas, analistas, comentaristas, cafetómanos, rondas de amigos en la hora feliz etc., cada uno con su mejor versión, demostrando a la vez que si algún deporte nos fascina es precisamente el de la especulación política.
Los comentarios se producen en cascada, y en el símil la corriente corre del centro a la periferia, de la fuente a las vertientes, y llega, una vez absorbidos los comentarios de la prensa “nacional”, hasta los que “interpretan la realidad tal cual es”. “Al final del día” poco de lo que se comenta resulta reflejado en la realidad, pero nunca faltan los que aseguran “como aquí lo dijimos”. Con estos antecedentes de mea culpa anticipada ya podremos iniciar nuestro “movimiento”.
El presidente de la república realizó cambios en su gabinete, son relevos de mitad de sexenio que bien recuerdan aquellos que llevó a cabo en sus tiempos el presidente José López Portillo, quien por cierto también presumía de sus dos grandes Reformas: La Reforma Administrativa y La Reforma política. Con el relevo de sus Secretarios de Gobernación, Relaciones Exteriores y Programación y Presupuesto que hizo López Portillo en 1979 llegó a una Secretaría Miguel de la Madrid Hurtado, al sustituir en Programación y Presupuesto al recientemente fallecido Ricardo García Sainz. (Por simetrías históricas no paramos, también en el periodo de López Portillo se singularizó la estrecha relación del gobierno con el PRI, es decir, se honraba la sana cercanía: En octubre de 1979 se celebró la Décima Asamblea del Partido Revolucionario Institucional, después de su clausura, acompañado por delegados asambleístas Gustavo Carvajal expresó ante el Presidente José López Portillo: “Queremos también, señor presidente, que el Estado intervenga fundamentalmente en las industrias básicas del país. Que el Estado sea el rector, como lo ha sido, de toda la economía y que dirija el rumbo que tenemos que seguir sin tomar en cuenta ni desviaciones ni presiones de compañías transnacionales que desean seguir lucrando con el hambre y con las necesidades del pueblo de México”).
En estos tiempos Peña Nieto se vio forzado a realizar relevos en su equipo de gobierno, lo hizo siguiendo el esquema del viejo régimen previo a un acontecimiento de importancia, “para llegar fortalecido al informe, se decía. La medida era necesaria porque el presidente requiere de cartas suficientes que le faciliten el control del tema sucesorio al interior del PRI; en su equipo de colaboradores sólo dos Secretarios han escalado para situarse en el perfil de precandidatos: Osorio Chon, de Gobernación y Luis Videgaray, de Hacienda, son gente de su círculo más cercano a quienes debe cuidarse para que al acercarse la sucesión no “se gasten” y terminarían por anularse entre sí dejando al presidente sin oportunidad de escoger lo mejor para su proyecto.
Ahora el presidente enriquece su baraja con José Antonio Meade y Aurelio Nuño, de esta manera serán cuatro cartas y la adicional que representa la llegó de repuesto y comodín: Manlio Fabio Beltrones, adicionalmente, si Hillary Clinton accede a la presidencia de los Estados Unidos, la flamante titular de Relaciones Exteriores también formaría parte de la parafernalia sucesoria.
Con este nuevo panorama el rumor nacional se intensifica respecto de quiénes serán los candidatos del PRI al gobierno de los estados que cambiarán titular del poder ejecutivo, entre ellos Veracruz, nuestro micro universo, cuyo gobierno está sumergido en una verdadera crisis política y financiera en un entorno social con seria problemática económica. Crisis política, porque es un gobierno débil, de escasa o nula coyuntura nacional, sujeto a lo que se decida desde el centro del país. Crisis financiera porque la deuda pública ocupa todo el escenario de este gobierno, lo maniató desde su arranque, le impidió el cumplimiento de metas y no le ha permitido respiro alguno. Crisis Económica porque existe agudo desempleo, la economía no crece, está paralizada, los índices de pobreza van a la alza, todo configura un escenario socio económico difícil de ser manejado sólo por el gobierno estatal. (Obviamente, el problema de la inseguridad es otro elemento convertido en expediente irresoluto, que pesa y cuenta).
En Veracruz es mucho lo que está en juego, de ahí que la estrategia político electoral que hasta ahora le ha dado resultado al PRI-gobierno está en marcha: El órgano electoral ha sido penetrado con elementos afines; los partidos satélites del PRI (el Verde, AVE, el PES, y el Panal) mantienen sus orientaciones aliancistas, aunque esto dependerá de la capacidad económica para mantenerlos “maiceados”; a la dirigencia del PRD ya se le conocen sus querencias hacia el presupuesto y en el PAN existen caballitos de Troya, ex dirigentes panistas, prestos a engordar aún más sus bolsillos siguiendo la vía de la negociación en lo oscurito; participan en esta lógica los inefables candidatos “independientes”, con bolsas millonarias para apoyar la causa priista obstaculizando al adversario y confundiendo aun más a la ciudadanía con el propósito utilitarista de dispersar la votación.
Esto, que pudiera ser una ventaja para el PRI, y ciertamente así se configura, pierde mucha inercia cuando se advierte que en el panorama priista sólo dos actores alcanzan la dimensión de convertirse en candidatos competitivos: el senador José Yunes Zorrilla y el senador Héctor Yunes Linares, cualquiera de ellos sería un buen candidato, la paradoja es que una vez resuelta la postulación uno sin el otro avanzaría con mucha dificultad en un Partido que no resistiría un cisma político inmerso en una sociedad veracruzana que es un caldo de cultivo de inconformidades, de hartazgos, de desigualdad social y de pobreza. He aquí el dilema.
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30-agosto-2015.