Esta simple frase, que más que eso es una sentencia –la frase completa es “No hagas cosas buenas que parezcan malas, ni cosas malas que parezcan buenas”-, mi madre me la repetía cuando era chamaco casi a diario y en cada momento –no sé por qué lo hacía-, y tenía una tía que también repetía a cada momento algo más o menos parecido: “… las peores cosas se hacen con las mejores intenciones”, frase que quiere decir lo mismo pero expresado de otra manera.
Con el tiempo, me parece que ya en épocas universitarias, escuché otra frase que, también, más o menos quiere decir lo mismo: “El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”, y en estas tres frases, sentencias, aforismos, adagios, refranes o como les quiera usted llamar se puede resumir, de manera sucinta lo que han sido estos tres años del Presidente Enrique Peña Nieto. Qué distantes estamos de aquellos días previos a su toma de posesión en diciembre de 2012 cuando muchos pensaban, pensábamos –aunque yo tenía mis dudas-: ¡Ahora sí llegaron los que saben!, y ¡uy!, hasta pena me da decirlo, mis dudas confirmaron lo peor.
No sé qué le pasó a este gobierno, los dos primeros años de administración ahí la llevaba, todo parecía apuntar a que sería un gobierno triunfador, exitoso, de realidades, un gobierno de cambio, etc. Animaba esa percepción el hecho de que era un gobierno encabezado por un hombre joven, 46 años a la toma posesión, con un equipo gubernamental que combinaba juventud y experiencia, nada más acompañaban al Presidente seis ex gobernadores, sin contarlo a él: Osorio Chong, Murillo Karam, Robles Berlanga, Martínez y Martínez, Joaquín Coldwell y Chuayffet Chemor, a los que había que sumar gente como Pepe Meade, Luis Videgaray y Claudia Ruiz Massieu, por señalar a algunos de los más relevantes.
Fueron dos primeros años que hacían abrigar muchas esperanzas. Con el Pacto por México como la joya de la corona que nos hablaba de un gobierno que tenía claridad en el rumbo en cuanto a las reformas estructurales que el país necesitaba para despejar para lograr un mejor desarrollo, un desarrollo de progreso y de bienestar, pero al mismo tiempo se quitaba del mando del SNTE a Elba Esther Gordillo, a la que además se le encarcelaba por corrupta. En el listado de lo bueno se intervenía en el estado de Michoacán para poner orden en una entidad cooptada por el crimen organizado (la “Familia Michoacana” y los “Caballeros Templarios”), que traía asoleado tanto a autoridades como a la población civil con secuestros, vejaciones, asesinatos, extorsiones, con infiltración en presidencias municipales, con el control de la principal terminal marítima del estado, el puerto “Lázaro Cárdenas”, en fin, Michoacán era un desastre total y el gobierno federal había acudido en su rescate. Un poco más adelante, como para confirmar ese buen momento por el que pasaba el gobierno federal, se logra la captura del “chapo”, se le echa el guante por fin al delincuente más buscado de México y los EUA.
Pero de repente salieron a la luz una serie de escándalos que involucraban al Presidente de la República y a su círculo cercano de colaboradores en la adquisición de propiedades sospechosas. Desde la ostentosa “casa blanca” de la primera dama, adquirida en condiciones poco claras, cosas raras y contubernios entre la gente del poder y poderosos contratistas que habían sido favorecidos con múltiples obras, multimillonarias cuando Enrique Peña Nieto fue gobernador del estado de México –hace poco estuve en esa entidad y la “huella” de la constructora Higa está por todas partes, desde puentes, distribuidores viales, carreteras, monumentos artísticos, en el Circuito Mexiquense, en obras hidráulicas, etc.-. Higa no dejó títere sin cabeza en el estado mexiquense.
Pero ahí no paró la cosa, el año pasado, en el mes de septiembre, el gobierno federal de plano se “desbrujuló” y todo se le descompuso al Presidente. Todo comenzó aquella infausta noche del viernes 26 en que sucedió la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, con balacera de por medio y 6 asesinatos que presagiabas una tragedia de proporciones nunca antes vistas, total, sucedió lo que ya todos sabemos, y para peor alguien del círculo cercano de asesores del Presidente tuvo la brillante idea de aconsejarlo de que había que deslindarse de los hechos ocurridos en Iguala, por cierto, exactamente 10 días después de haber sucedido la desaparición de los estudiantes.
En ese inter de días agitados y convulsos, se sucedieron también las ejecuciones a manos de algunos efectivos del Ejército, de un grupo delincuencial en la población de Tlatlaya, en el estado de México, ejecución que fue ampliamente demostrada y que dejó muy mal paradas a las fuerzas armadas. Pero todavía faltaba, el domingo 12 de julio de este año, los mexicanos y el mundo nos levantamos con la noticia de que Joaquín Guzmán Loera había logrado evadirse nuevamente de una prisión de alta seguridad, la del Altiplano, no era posible, nadie lo podía creer pero era la pura realidad, el gobierno federal volvía a ser víctima del escarnio internacional.
En síntesis, dos años muy buenos que vaticinaban una nueva era de progreso y bienestar para México, y un último año en que todo se derrumbó. El Presidente Peña Nieto está en su nivel más bajo de popularidad, solo 3 de cada 10 mexicanos aprueban su gestión, y hoy dará un mensaje a la nación en el que no se espera que hable de lo hecho en el último año, hay muy poco de lo cual presumir. Se espera un mensaje que apuntará hacia adelante, un poco será como el relanzamiento de su gobierno para los próximos tres años que le quedan de gestión. Se dice y se comenta que vendrán más cambios, entre ellos el de Mercedes Juan, se habla de que la va a relevar José Narro, que está a vísperas de dejar la rectoría de la UNAM. Osorio Chong sigue siendo una especie de jefe de gabinete, pero a leguas se ve que el Presidente ya no tiene la misma confianza en el hidalguense.
A ver qué nos va a decir en su informe a la nación el Presidente, pero más le vale retomar el rumbo y recomponer el camino, no va a ser fácil, hay tiempo, pero habrá que actuar con mucha inteligencia sobre todo porque el 2016 será un año más difícil que el presente. Ojalá así sea, por el bien de México.
Del Vampiro de Palo Verde.- ¿A quién de los nuevos diputados federales veracruzanos se le ve a leguas lo falso?, se ha ganado una famita de agarra tontos que no puede con ella a pesar de sus twits muy apantallantes, bueno, eso es lo que dice de él el quiróptero.