Discusión en Facebook, que sustituye (lamentablemente) la necesidad de reunirse alrededor de un buen café o de un buen trago con amigos. ¿O quizá confesión para quitarme el cargo de conciencia?

Todo comienza con una afirmación de un servidor: ¨En tiempos de crisis siempre me he quejado de que los que paguemos los platos rotos seamos los ciudadanos. Hoy, por primera vez en mi vida, veo que será el gobierno federal quien se apriete el cinturón y no nosotros¨.

Comienza el despiadado ataque, preguntando si es ironía o si padezco alguna enfermedad mental, o algo mejor, la posibilidad de que Presidencia de la República me tenga chayoteado, y por eso haga esta afirmación. Un buen argumento viene de Puebla, cuando me pide que vea de dónde se va a financiar cierto gasto público, y tiene razón, vendrá de más deuda. Esos cincuenta mil millones de pesos que se buscan obtener, tendrán que ser pagados por las próximas generaciones de mexicanos. Un anuncio así, si viniera de un gobierno verdaderamente austero, no angustiaría, pero los primeros años del gobierno de Peña se incrementó la deuda, con la esperanza de pagar con los beneficios del petróleo. Nos gastamos los ingresos que ahora sabemos, no van a llegar en el corto plazo. Y eso a la larga es grave.

Lamentablemente –contesto yo-, no estoy chayoteado por presidencia. Y es lamentable, porque ellos consideran chayotear a quienes influyen en la opinión pública nacional. El no estar en esa selecta lista, implica que no es uno tan influyente. Además, siempre se tiene la opción de rechazar el chayote, pero la sola inclusión en la lista implica un alto reconocimiento.

Por lo demás, he dejado muy en claro, que desde el asunto de Higa, la Casa Blanca y Malinalco, sufrí una enorme desilusión por haber votado por Peña. No esperaba algo tan burdo, tan cínico, tan penoso, ante la opinión pública nacional y mundial. Y sí, agradezco las disculpas del presidente, pero espero ver en la realidad el combate a la corrupción, cuando menos como un acto de contrición.

Por lo demás. Me alegra la inclusión de Morena en la cámara de diputados, pues sus planteamientos para moralizar el sector público y sus propuestas de beneficio social siempre han sido de vanguardia, y se convierten –desde la oposición- en una especie de conciencia de la nación. Me apena el nivel tan corriente del manejo de sus protestas, y espero que eleven su calidad para poder considerarse una opción seria y no sólo populista.

¿Qué si me arrepiento de no haber votado por López Obrador? No, no me arrepiento. Desde su apoyo a los despedidos de Luz y Fuerza del Centro mostró su cara oportunista. Desgraciando la vida de millones de capitalinos en marchas y protestas que bien sabía, no llevarían a ningún lado. Además de que esa fuente de corrupción tenía que cerrarse. Aún para un país corrupto como México, con un pueblo corrupto como los mexicanos, lo que se hacía en esa empresa resultaba excesivo. Eso sin contar las quemas de pozos petroleros, o su calidad de esquirol del sistema (en mi muy particular experiencia y punto de vista), pues desde 2006 se ha convertido en el controlador de la oposición, y en el autor material e intelectual de sus propias derrotas en sus candidaturas a la presidencia de la República. Y si esto no bastara, ahora con su apoyo a la CNTE en Oaxaca, y su defensa a ultranza del derecho de esos seudo profesores a continuar sin dar clases a miles de niños oaxaqueños, condenándolos a la ignorancia a lo largo de su vida, con esto, confirmo una vez más, que AMLO no era ni debía ser mi opción para voto en 2012.

En el caso de Josefina, muchos panistas hoy se desgarran las vestiduras y afirman que hubiera sido mejor presidenta de México que Peña. Sin embargo se les olvida que como candidata fue muy mala. En las ocasiones en que tuve la oportunidad de escucharla en persona, demostró que no era ni tan brillante, ni tan inteligente, ni contaba con el carisma necesario para convencer a los votantes. Y se les olvida lo más importante a mis amigos panistas. Josefina no convenció ni a los propios panistas, quienes le regatearon su apoyo y sus votos. Al grado de que desde la propia presidencia de la República (en el caso de Calderón), y su ex presidente (en el caso de Vicente Fox), respaldaron a Peña, el primero de manera discreta y el segundo de manera abierta. En conclusión ni un solo panista tiene derecho a reclamar a quien no votó por Josefina, pues ellos la abandonaron. Aclaro que no es el caso de Miguel Ángel Yunes Linares, pues él trabajó de manera institucional, y logró ganar muchos votos para la causa de Josefina en Veracruz. De él si acepto los reclamos, pues su trabajo electoral fue irreprochable.

Si algún simpatizante de otro candidato de aquél lejano 2012 me reclamara, le diría que su candidato estuvo de relleno y no había razón para votar por él, salvo la posibilidad de anular mi voto de manera muy elegante, y liberar a mi conciencia de ello.

Sí, sigo en la misma. En esta ocasión voté por Peña, así como voté por Fox en su momento, aunque en aquélla época lloré de la emoción y abrí una vieja botella de champaña ante el triunfo de Fox, pensando en mi ingenuidad que México cambiaría con la alternancia. Pero volviendo al tema, voté por Peña, y a pesar de la desilusión que tuve que enfrentar con el tema de Higa, con el tema de las casas, incluso con el tema de que ahora su compadre es el concesionario de IAVE en las casetas de cobro de las autopistas, y eso nos ha causado enormes problemas a los usuarios. Sigo pensando que hice bien… Hice bien, porque no voté por el mejor, sino por el menos malo de las opciones que teníamos enfrente.

Si alguien me dice que hay corrupción en el gobierno federal, le diré que sí. Si me dice que las promesas no se han cumplido. También es verdad. Al final de la lista de reproches, le diré que estamos en México. Y aquí las cosas son así. Peña tiene razón al decir que la corrupción es algo cultural en el país. En la administración de mi municipio hay corrupción, en mi estado también, y en mi federación igual. Y lo mismo le pasa a todos los mexicanos… Es más, en la mayoría de los actos cotidianos de los mexicanos hay violación a las leyes, hay rapiña, hay abuso, hay falta de ética. Y no pasa nada, porque los mexicanos vemos estos actos como algo normal.

Claro, esto no justifica que un gobierno sea corrupto, o que un mexicano actúe de manera incorrecta. Pero es algo contra lo que todos tenemos que luchar, y luchar más allá de nuestro activismo de sillón, en twitter, en Facebook, o en marchas en las calles pagadas por una mano oculta.

De cualquier manera, voté por Peña, y aunque estoy muy sentido con él y su gente, por sus gravísimos errores, sigo pensando que hice lo correcto, a pesar de todo.

Y de aquí, el resto se queda en tus manos… Como dice mi amigo Rivas, aquí estoy para que me crucifiquen, todos esos que tienen cola o intereses ocultos, y hasta los ingenuos como yo, que pensamos en un mundo ideal, en lugar del mundo real.

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