«Tanto había escuchado y leído de él que lo llegué a imaginar algunas ocasiones algo así como el discípulo de Maquiavelo. Lo anterior viene a cuento porque la persona que conocí, no me lo parecía. No me había imaginado a Enrique Ampudia Mello, modesto, respetuoso, mesurado, y si me apuran hasta cierto punto humilde. En todo el rato que lo escuché charlar con los cuates e invitados de José Luis Enríquez Ambell, jamás le arrebató la palabra a nadie, jamás se levantó de la mesa para pavonearse y contestar el teléfono para apantallar a los presentes, por ser el secretario articular del gobernador Javier Duarte». Lo comenta Paco Licona en su columna «Figuras y figurones».