¡Híjoles!, hay que ponerse de pie con el Chicharito ante su reciente traspaso al Bayer Leverkusen. Nada más queda decir: ¡Qué persistencia de tipo! Tanto él como Miguel Layún deberían ser puestos como ejemplos a la juventud de México por su persistencia, constancia, disciplina, pero sobre todo, por su fortaleza mental y una autoestima ¡enorme!
Ya sé que va haber quien diga, se pregunte, me cuestione: ¡Pero cómo se ponen de ejemplo a jugadores de fútbol! ¿Qué no habrá mejores mexicanos para ponerlos como paradigmas a los jóvenes mexicanos? Lamentablemente no, no hay mejores ejemplos, ahora que tampoco estoy hablando de Cuauhtémoc Blanco, que ese sí, probablemente, sea lo contrario de un ejemplo de vida, no se puede discutir la importancia futbolística del Témo, pero su vida personal deja mucho que desear. Por supuesto que tampoco voy a hablar de Xavier Velazco o de Jorge Volpi, los escritores mexicanos de una ola literaria reciente que tanto me gustan, pero no creo que sea el caso ponerlos de ejemplo.
Javier “Chicharito” Hernández y Miguel Layún son figuras muy visibles, muy conocidas nacional e internacionalmente, sobre todo el primero que además es conocido y reconocido entre la élite futbolística mundial. Por su parte Layún se ha convertido en toda una figura del fútbol mexicano, primero jugó en el Veracruz y después en el América, en la época de Miguel Herrera con quien llegó a ser campeón en el torneo local.
Pero por qué son ejemplos ambos jugadores, aunque ya lo dije al principio (por su perseverancia, coraje, etc.), los dos ya se ganaron un lugar en el fútbol europeo a base de muchas agallas –que en México se les llama de otra manera-. Javier Hernández llegó en el 2010 al Manchester United con todo para no lucir ante la constelación de estrellas que integraban en ese momento al equipo dirigido por el ya mítico Sir Alex Ferguson, y para no hacerle mucho al cuento, el “Chicharo” le quitó el puesto titular a Bervatov.
Esa temporada su participación en la Liga Premier inglesa fue como de ensueño, los Red Devils ganaron el campeonato inglés y después quedaron subcampeones en la Champions, en donde perdieron la final ante el Barcelona. Javier permaneció con el Manchester hasta el 2014 y cuando el panorama se le empezaba a complicar fue transferido a préstamo –lo que nadie podía creer- a nada más y nada menos que al Real Madrid, en donde contra todos los pronósticos de la nada se instaló en el “equipo más importante del mundo”, al lado de Cristiano Ronaldo, Benzemá, Bale, James, Íker y compañía.
Su paso fue más o menos intrascendente con los merengues, pero en las pocas oportunidades que le brindaron a Javier dio muestras de su espíritu triunfador y de sus indiscutibles facultades para el gol. No obstante, en el equipo madridista había poco futuro, por lo que fue regresado a los Reds con un entrenador con el que definitivamente nunca hubo química, Louis van Gaal, por lo que nuevamente el panorama se le volvió a enturbiar al jalisciense, pero otra vez se le atravesó su buena estrella y el ManU lo traspasó al Bayer Leverkusen, de la competida liga alemana, siempre exigente y con mucha calidad.
En lo que respecta a Miguel Layún, su historia es como la de la Cenicienta. Recordarán que en sus inicios en el Veracruz fue vendido en 2009 al Atalanta de Italia, traspaso que a todos sorprendió por inesperado porque si bien es un equipo chico, no se le veía nada al veracruzano como para destacar en el fútbol de Europa, su incursión en el Calcio se veía más como una aventura que otra cosa. Allá estuvo nada más medio año, regresando a México contratado por el América en donde su desempeño en un principio fue muy irregular, no había partido en el que, como se dice, no metiera la pata, hasta hizo famoso el hashtag “Todo es culpa de Layún”, los americanistas y los no tanto lo acusaban de todas las desgracias de los ex “cremas”.
Pero llegó Miguel Herrera como entrenador del equipo de Coapa y le dio toda su confianza, convirtiendo a Layún en un carrilero que lo mismo jugaba por derecha que por izquierda, que se sumaba con eficiencia al ataque y con un manejo muy solvente de ambos perfiles. En 2013 las Águilas ganaron el clausura a costa de un muy deficiente Cruz Azul, que no supo conservar una ventaja de 2 a 0 a pesar de contar con un hombre de más, finalmente todo se decidió cardiacamente en tanda de penales en donde Layún se encargó de anotar el gol del triunfo, con todo y resbalón de por medio y con un estadio Azteca a punto de volverse loco.
Fue ahí en donde Miguel pasó de ser el que siempre tenía la culpa de todo a convertirse en todo un consentido de la fanaticada americanista. Ya como puntal del equipo de Televisa, Miguel se ganó los reflectores que da el pertenecer al equipo capitalino, con la consecuente fama y fortuna también. Fue así como el “Todo es culpa de Layún” pasó de ser de una burla a un grito de guerra, una nueva versión del ¡Sí se puede!, un acicate para el triunfo.
Finalmente, de la mano también de Miguel Herrera al cordobés le llegó la oportunidad para integrarse al Tri, a partir de ahí ya todos conocen su historia, Miguel Layún se convirtió en un indiscutible de la selección, jugó como titular todo el Mundial de Brasil y a su regreso a México anunció su salida de las Águilas para integrarse al Watford de la segunda división inglesa, con tan buena estrella del cordobés que en menos de un año lograron ascender a la Premier League, otra vez estaba Layún atrayendo reflectores, por si fuera poco, en el primer partido de su equipo el veracruzano anotó el gol del empate. Cuando apenas nos estábamos acostumbrando verlo jugando en tan poderosa y competida liga, que nos va saliendo con que no, que siempre no se iba a jugar ahí porque resultó que el Watford lo cedió en préstamo al Porto de Portugal, cuya liga, inferior a la inglesa es, de alguna manera, una suerte de talismán de la buena suerte lo que le puede permitir al cordobés una vitrina para luego emigrar a un equipo importante de la liga española, francesa o italiana, cosa que no dudamos que Miguel va a lograr.
Total, tanto Javier como Miguel son un ejemplo de lo que se logra con perseverancia y una mentalidad ganadora. En lo económico tampoco les va mal, Javier se debe meter algo así como 4 millones de euros al año, que no son cualquier cosa y Miguel debe de andar por el 1.5, que tampoco son nada despreciables, pero además va a jugar en un Porto mexicanizado, en donde va a compartir vestidor con el “Tecatito”, Héctor Herrera y con Raúl Gudiño (portero), pero por si esto fuera poco, va a jugar al lado de toda una leyenda del fútbol mundial que se llama Iker Casillas.
No hay que equivocarse, ni Hernández ni Layún son como para tomarlos como unos “dioses”, esos lugares solo los ocupan Messi y Cristiano, pero ahí están gracias a su perseverancia y constancia, pero sobre todo gracias a su mentalidad triunfadora.
Muchos mexicanos triunfadores como ellos queremos.