Ahora que estamos en vísperas de los destapes para el 2016 y se perfilan con claridad los posibles contendientes del PRI a la gubernatura, Pepe Yunes figura como candidato natural por su trabajo legislativo, su trayectoria probada y sobre todo, su actitud decidida ante la situación económica y financiera de Veracruz.
Como candidato, Pepe Yunes tendría dos retos: el primero, consolidar sus metas políticas, pues ha mostrado convicción, así como objetivos bien estructurados y fundamentados. Se trata de un actor político conocedor de la situación, que sabe conducirse y dirigirse incluso frente a quienes tienen posturas políticas diferentes. El segundo reto es el de pavimentar el camino para lograr sus objetivos en Veracruz, estableciendo alianzas, acuerdos y sobre todo, abriéndose camino entre estructuras y prácticas políticas ya obsoletas representadas por quienes no comparten su visión de largo plazo.
Si el legislador resuelve este segundo reto, lo cual es factible dada su convicción política, estaríamos ante un escenario favorable para Veracruz, con los beneficios económicos y financieros a mediano y largo plazo que representaría una reestructuración de la deuda, aunado a una buena relación con la federación, así como a un manejo más transparente del ámbito público, para resolver los problemas de viejos flagelos como las prácticas antidemocráticas, la corrupción y la opacidad. En este segundo reto también se incluye una situación de crisis de popularidad del Partido Revolucionario Institucional iniciada luego de su regreso a la silla presidencial. A través de una actuación política responsable, los posibles candidatos tienen la oportunidad –de las últimas del PRI- de un viraje en el rumbo para ganarle terreno a la impopularidad y evitar en última instancia un escenario de ilegitimidad.
El lector sabe que no estoy planteando un escenario utópico. Al contrario, se trata de una exigencia generalizada de la ciudadanía. Todos estos cambios positivos tampoco son un fin en sí mismo: son necesarios –aunque no suficientes- para generar el desarrollo social y económico que nuestro país necesita urgentemente. Si el PRI no logra concretar estos requerimientos mínimos, la tarea pasará inevitablemente a manos de Morena.
De llegar a ser gobernador en 2016 y así como está el escenario, Pepe Yunes se encartaría como secretario de Videgaray o Meade e incluso junto a ellos como candidato presidencial. Las tendencias rumbo al 2018 se comenzarán a escribir en los próximos meses.
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