LOS INDICADORES políticos, dan, hasta este momento, como seguro candidato del PRI, al político de Perote, Pepe Yunes, para alcanzar la gubernatura de dos años.

Desde hace meses, se ha venido definiendo esta posibilidad, la cual, al parecer, ya se confirma desde ahora, sin que todavía, el mismo partido tricolor, diga nada con respecto a su convocatoria.

En tiempo y forma, habíamos comentado que el triunfo electoral, solo podía ser alcanzado por cualquiera de los dos Yunes priistas. Tanto Héctor, como Pepe, son personajes de la vida pública de Veracruz, ampliamente conocidos, con gran experiencia política y un constante apego hacia los veracruzanos.

El asunto, como es bien sabido, ha venido generando gran incertidumbre, porque se ha dicho y con toda razón, que cualquiera de ambos políticos, ganaría plenamente las elecciones. En eso, quien tenga que decidir, no tendría ningún problema.

Sin embargo, las circunstancias políticas, son las que definen, en la mayoría de los casos, una situación de esta naturaleza.

Y dichas circunstancias, al parecer, vuelven a jugar su papel definitorio.

Pepe Yunes, en unos cuantos días, adelanta su camino hacia la candidatura tricolor para buscar la gubernatura del Estado.

Algo pasó o está pasando en el altiplano, que el mismo Héctor Yunes, comenzó por bajar la insistencia en su trabajo político. A raíz de la llegada de Manlio Fabio Beltrones, al PRI nacional, fue el principio de una sensible disminución en el quehacer proselitista por el Estado de Veracruz.

La gira por California, en los Estados Unidos, fue la última vez en que se escucho fuerte la voz del político de Soledad de Doblado. Hasta ese momento, la carrera política de los dos precandidatos era fuerte y caminaba en una sola dirección y en mismo destino político-

Pero vino, lo que también, fue definido casi de última hora, la llegada de Beltrones, al PRI nacional. Para la clase política, este hecho, en principio, definía claramente una decisión a favor de Héctor Yunes Landa.

Y había, hasta cierto punto, coincidencia entre las opiniones, tanto de la calle, como la de los analistas políticos. Pero no parece haber sido de esta manera. Yunes Landa, no demostró entusiasmo alguno y se comprende ahora, por la sencilla razón de que el político de Sonora, había amarrado una posición estratégica, políticamente hablando, pero sin la suficiente fuerza para colocar a un candidato más a una gubernatura. Más poder, a quien aspira, de alguna manera, a conquistar, para el dos mil dieciocho, la candidatura de su partido a la Presidencia de la República, era sumamente delicado.

Beltrones, no es parte del equipo del Presidente Peña Nieto, por lo que su llegada al PRI, fue de manera necesaria para los proyectos políticos del mismo mandatario nacional, pues de esta manera, se quitaba a un obstáculo político de gran fuerza para la sucesión presidencial, dando oportunidad a que pueda, en el momento preciso, definir a su propio sucesor, con mayor holgura política.

Esto lo supo o lo sabía el mismo Héctor Yunes Landa, por lo que, sin entusiasmo alguno, le bajó a su precampaña política, lo que se aprovechó por la estructura política de Pepe Yunes, para realizar las maniobras necesarias a fin de impulsar la presencia del político de Perote.

Hoy, parece que nada ni nadie lo detiene.

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HECTOR YUNES LANDA, es un político, un aspirante empecinado en lo que quiere y por esta razón, siempre se le ha visto bronco en sus declaraciones y hasta, porque no decirlo, en sus enfrentamientos con el Gobierno estatal, pero asumiendo, por momentos, cierta docilidad política, lo que pudo haberle hecho mucho daño.

No deja, sin embargo, de seguir insistiendo. Así como las circunstancias políticas lo han ubicado debajo de Pepe Yunes, también podrían, en otro momento ayudarle para rebasar el momento difícil que ya esta pasando.

Pepe, se le adelantó y en eso no había acuerdo alguno. Cada quien trabaja para su propia causa, pero sin salirse de lo hablado. Así son los políticos que saben cumplirse así mismos.

Héctor, ha sido un verdadero guerrero político en la carrera por la sucesión. Lo hizo antes, lo hace ahora y esto, seguramente que lo reconoce el mismo Pepe Yunes, pues ambos siguen siendo políticos de altura y convicción, civilizados en la contienda y respetuosos con todos.

Si Pepe Yunes, resulta ser el candidato, como todo hace suponer que lo será, Héctor no tendrá a un enemigo político en Veracruz. Al contrario, tendrá todas las facilidades para emprender una nueva lucha, posiblemente, para ese momento, sin ningún precandidato que le reste fuerza, porque en dos años, con Pepe Yunes, en el gobierno de Veracruz, nadie crecerá al grado de considerarse un ganador de la contienda electoral para ese entonces. Esa es una razón poderosa que ahora se toma y debe tomarse en cuenta para la sucesión gubernamental del dos mil dieciocho en Veracruz, que a la par, tendrá que trabajar incansablemente con el candidato que surja en el altiplano, para la sucesión presidencial.

Para entonces, otras circunstancias políticas se habrán presentado.

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JUAN CARLOS MOLINA resulta ser un verdadero desconocido para la mayoría de los campesinos veracruzanos.

Es líder, eso sí y al parecer, de los ampliamente reconocidos, por lo que, seguramente, no le será difícil emparejar su liderazgo de una reducido sector, a una dirigencia estatal de un campesinado hambriento de justicia.

Todo indica que su llegada a la Liga, es segura. No hay impedimento alguno, pero tendrá que rodearse de los asesores correctos, de los que conocen perfectamente bien el camino de la CNC veracruzana, de los que han participado activamente en el quehacer campesino, de los que han tenido y mantenido el contacto permanente con los hombres del campo.

De otra manera, podría resurgir un nuevo Ursulo Galván, que le reclame su compromiso con la gente del campo, a la cual, el oriundo de Tlacotepec de Mejía, le dedicó todo su tiempo.

Hoy, todo hace suponer que se definirá, en el Puerto de Veracruz, su suerte política en la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del Estado, donde se espera que haya una nueva etapa de la lucha agraria que permita que miles de campesinos veracruzanos, alcancen nuevas metas y se contemple el camino hacia la resurrección del campo veracruzano, pero sobre todo, a la reivindicación de quienes mueren lentamente por la desatención que han tenido a lo largo de estos años, quizá, desde que el movimiento revolucionario, dejó de existir como una lucha armada.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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