DESDE LOS tiempos de la segunda guerra mundial, se comenzaron a conocer los primeros intentos de una coordinación de protección civil, que procurara atender, sobre todo, a las víctimas de este episodio histórico de la humanidad que nadie quisiera volver a vivir, ni siquiera indirectamente.
Sin embargo, este mecanismo, solo se estableció para darle oportunidad, a las funciones de la Cruz Roja, que se encargaba de auxilio, aunque no de una manera definitiva por cuanto corresponde a una verdadera actividad que procurara proteger a la población mediante protocolos debidamente establecidos para evitar que la población sufriera los embates de la guerra.
Con los años y la experiencia vivida en acontecimientos de gran magnitud, donde se pusieron en riesgo miles de personas, tal y como ocurrió en México, en el año de mil novecientos ochenta y cinco, se comenzó a pensar en crear un verdadero
Sistema de Protección Civil, que no solo actuara en el momento de la desgracia, sino que tratara de prevenir los efectos de tales acontecimientos.
Así es como en nuestro país, la protección civil, comienza a tener un lugar especial en la legislación y en las prioridades de los gobiernos de las tres esferas de poder, de manera coordinada y mediante lineamientos que permitieran tener una mejor estructura de apoyo general a toda la población.
Después de los sismos de mil novecientos ochenta y cinco, hace treinta años, para ser exactos, donde un gran sector de la ciudad de México, fue prácticamente destruido, con varios miles de personas fallecidas y desaparecidas, el gobierno federal, implementó las primeras acciones de protección civil, pues en gran parte de las pérdidas humanas, tuvo lugar a que no hubo un mecanismo de prevención y menos de actuación frente a los acontecimientos, pues la rapidez con la cual se dieron los movimientos telúricos, dejó en totalmente desprevenidas a las autoridades y a las mismas personas que por la mañana, iniciándose apenas las actividades cotidianas, fueron sorprendidos por el terremoto.
De esta manera, en abril, del siguiente año de los sismos, se expide el decreto presidencial para el establecimiento de las bases de lo que más tarde, en el mes de mayo, de mil novecientos ochenta y seis, sería el Sistema Nacional de Protección Civil, dependiente de la Secretaría de Gobernación, así como la legislación correspondiente para que todos los Estados de la república, adoptaran las medidas pertinentes y se diera paso al nacimiento de este sistema que pronto alcanzó el interés de todos, principalmente, entre la ciudadanía que vio con agrado estos esfuerzos para poder evitar en el futuro, mayores consecuencias de los casos de emergencia.
Hay que considerar, asimismo, que antes de crearse el Sistema Nacional de Protección Civil, ya operaba La comisión Nacional de Reconstrucción, que trató, en esos meses posteriores a la destrucción del centro histórico de la ciudad de México, paliar los daños generados por los sismos, de manera especial en la ciudad de México, aunque también se atendieron otras partes de la república, donde estos terremotos causaron daños, aunque con menos efectos.
Este Sistema de Protección Civil, ya fue concebido como un conjunto jurídico, con una estructura definida, con relaciones funcionales y algo que resulta sumamente importante, con métodos y procedimientos para enfrentar los riesgos que se dan en la eventualidad de los desastres, es decir, que establecen protocolos a seguir para mermar los efectos ante cualquier tipo de desastres.
En la actualidad, se ha creado, las dependencias que se encargan de estos casos, como es la Coordinación de protección civil, la dirección general de protección civil y el Centro nacional de desastres. En Veracruz, una Secretaría de Protección Civil, sistemas municipales de protección civil, que de manera coordinada, trabajan en estos proyectos de prevención, pues se ha considerado también que una parte importante de la protección civil en general.
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EN LA ACTUALIDAD, el Centro de Especialidades Médicas, creado en el gobierno de Fernando Gutiérrez Barrios, ya se encuentra sumamente deteriorado.
El nosocomio, no ha tenido mantenimiento en lo general y sus salas, principalmente en el área de emergencias, es un verdadero muladar, independientemente de la nula atención humanitaria que requieren familias que buscando atención médica, llegan hasta este lugar.
Es imperdonable que veracruzanos, con pocas posibilidades económicas, tengan que permanecer en un lugar así, cuando se debiera tener un edificio con todos los servicios necesarios, pero sobre todo, espacios limpios y con atención permanente de los trabajadores de este centro de salud.
Incluso, el área privada, no goza de buena atención y de espacios cómodos, pues lo mismo encuentra muebles rotos que falta de luz adecuada y una buena presentación, sobre todo, en el aspecto de limpieza que se requiere para atender a los pacientes, que con esfuerzos, logran pagar una los servicios más especializados.
Personas de condición humilde son maltratadas por el personal, principalmente de aquellos que se encuentran encargados de la vigilancia, pues se sienten dueños del edificio, cuando, en realidad, deberían ser los primeros en atender a las personas, que desconociendo el funcionamiento del hospital, van en busca de orientación.
Pisos rotos, elevadores con inminente peligro de quedarse sin operar, porque ya no funcionan adecuadamente, suciedad y ratas por todos lados, hacen de este centro de salud, un verdadero infierno para quienes tienen la necesidad de buscar alivio.
El famoso Centro de Especialidades Médicas de Xalapa, en un tiempo, requerido por la mayoría de enfermos de los diversos sectores sociales de la ciudad y de algunas partes de la entidad, hoy es un verdadero martirio para todos los que buscan salud, principalmente, los que menos tienen.
¡Qué lástima¡.
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¿Y ACASO TIENE toda la razón, el Senador Pepe Yunes, cuando establece que es momento de reflexionar sobre el perfil de futuro, el porvenir que queremos para el estado, quien, además, sostiene que hay que dejar a un lado las palabras fáciles, el populismo y la demagogia, y con mucha responsabilidad empezar a concentrarnos en perfilar, con el esfuerzo conjunto y compartido, las acciones que le puedan cambiar el rostro a Veracruz?.
Sin duda, es una nueva forma de pensar en el Veracruz que tenemos, el que queremos impulsar para lograr mejores condiciones de vida para todos los veracruzanos, que hoy, más que nunca, claman por la salvación, por la atención y su propio destino.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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