Cualquiera que haya sido candidato o sea político elegido, habrá caído alguna vez en el viejo juego de hacer malabares por caer bien. Cualquiera ha cometido o comete acciones que alguien les dijo, con susurros al oído, que lo haría verse chic, esforzado y atento, entramado en la red neuronal que es la sociedad, empático y simpático. Este día que celebramos el día mundial sin vehículo, también presenciamos la prosaica reunión de legisladores y políticos que nos demuestran que para eso de hacer monerías también se pintan solos.

Habría que entender que en ciudades como Xalapa el hacer uso de la bicicleta es una invitación a un paro cardiaco. Buenos amigos se han convertido en férreos bikers pero la inmensa mayoría de ellos lo hacen por recreación, no como mi viejo amigo Toño, quien todas las mañanas se montaba en su bicicleta y bajaba como bólido desde Lomas de Tecamachalco hasta aterrizar y recuperar el aire frente a una humeante taza de café en Bucareli frente a su periódico La Jornada. Su modo de transporte siempre se me hizo curiosísimo, porque Toño era (es) infinitamente más viejo aunque destacadamente más joven que yo en espíritu. Muchacho, te vas a despedazar las rodillas, le advertía, pero él hacía como que no oía y dejaba su bicicleta a la entrada de la Torre del Caballito.

Todas las mañanas cuando lo veía llegar rejuvenecido lo admiraba y pensaba: algún día yo también me vendré en bici. Todas esas buenas intenciones se me quitaban en la noche, cuando lo observaba agarrar valor para subirse en su bicla y remontar Reforma haciendo incontables cambios de velocidad montaña arriba. Habrá llegado cada noche avejentado a su casa de Tecama y se habrá sentado en el balcón a observar el paso de las horas mientras su cuerpo recuperaba energía.

Todo eso viene a mi mente porque hoy vi a varios destacados políticos desplazándose en sus bicis, vestidos muy ad hoc (traje, corbata, zapatos de piel de cuero antiderrape en el pedal) y mucho pero muy contentos. Andar en bicicleta nos recuerda a muchos los tiempos de niñez, y por eso seguramente sonreían. Las fotos se las tomaron distinguidos políticos como el Senador Héctor Yunes, Américo Zúñiga, Miguel Ángel Yunes, Ricardo Anaya, Emilio Gamboa y decenas más. Todos destilaban alegría, pero siendo honestos, no creo que hayan hecho el viaje completo desde sus casas y mucho menos el de vuelta. No imagino a ninguno de ellos haciendo el trayecto desde Santa Fe hasta San Lázaro o Reforma, esquivando microbuses y sacudiéndose los perros. Hay que ser serios.

Otros políticos, un poco más sensatos, ocuparon la opción del transporte colectivo, como Erick Lagos con sus hábiles escuderos Alfredo Palma y Rogelio Barrios, o el morenista Cuitláhuac García, quienes utilizaron el Metro. ¡Añeñé! Eso se me hace aún más creíble aunque no lo utilicen cotidianamente, porque tampoco se trata (ni es la idea de este día) que anden los políticos demostrando nada, pero haber andado hoy en bici resultó tan estéril como haberlos visto en un brincolín de Los Berros. Sería muy pero muy creíble, si tuvieran la costumbre de andar cuando menos una vez a la semana en bici, camión, combi, metro o microbús, y no sólo para la foto de esas de me subo en Xalapeños Ilustres y me bajo en Palacio, sino que hagan todo el trayecto completo, que tomen un camión para ir y otro para volver a su casa.

No tenían nada que demostrar, pero las acciones de los políticos per sé no son malas, más sí la conciencia de lo que hacen. El subirse un político a una bicicleta y publicitarlo debería tener un mensaje, representar algo, invitar e incitar a algo, ser congruente con algo… lo de hoy, no sé lo que fue, pero no enviaron el mensaje correcto.

Tome nota: Hay algo que se da por descontado en la posible alianza entre el PAN y el PRD para la candidatura a Gobernador del 2016… que el candidato sería emanado del PAN.

atticusslicona@nullgmail.com

@atticuss1910