Créalo o no, las últimas presentaciones de otoño del equipo más glorioso del futbol mexicano (claro, las Águilas del América, no vayan a salir con sus barbajanadas) contra las Chivas Locas del Guadalajara, no las pude ver. En mi lista de amistades están unos que sólo espero cometan el menor error para borrarlos para siempre de mi círculo, o de la faz de la Tierra que sería casi lo mismo. ¿La razón? Que no sé qué tienen en la cabeza pero insisten en estar medio trepanados del cerebro y le van a las Chivas.

Ellos son los que siempre están pendientes y cuando los astros se le alinean a las Chivas en una opción predecesora del fin de los tiempos y estos les cumplen el milagro de ganarle al América, raudos como gauchos argentinos me hablan o mensajean para pitorrearse –y luego se preguntan por qué nadie los quiere-. Nosotros, los hombres y mujeres bien nacidos, no hacemos eso pues somos magnánimos en la victoria (casi siempre victoriosos y casi siempre magnánimos) y no pisoteamos a los derrotados por más que estos queden mesmerizados frente al televisor.

El caso es que no he podido ver los últimos clásicos cuando se han jugado en estas fechas, y no por falta de ganas, sino porque coincidía ese evento con otro aún más interesante para mí: el “Hay Festival”.

Justo cuando ya nos estábamos acostumbrando los xalapeños a esas altas muestras de cultura, este año no tendremos ese festival. No niego que era enormemente mayor el número de capitalinos que se quedaba en casa a observar el futbol que los que se desplazaban a alguna presentación de libro en la Casa del Lago, a alguna disertación literaria en el Teatro del Estado o a alguna plática desvelada en cualquier otra sede. Pero aun así, los que íbamos salíamos siempre más contentos y satisfechos que americanista triunfador.

Este fin de semana pinta gris y lluvioso, y con una vacuidad literaria insondable, desolador como los marinos de Colón debieron ver el horizonte con un hambre de venganza hacia su capitán que los había arrastrado al fin marino del mundo. ¿Qué puedo hacer este fin de semana aparte de ver el Clásico de clásicos? Practicaré el ostracismo y me encerraré entre las cuatro paredes de mi habitación a llorar por la tristeza generada por la ausencia, la ignorancia de Milán Kundera, y el desatino que nos llevó a los veracruzanos a perdernos de ese magnífico festival internacional.

Es una lástima, por donde se le quiera ver. Los propios organizadores del festival seguramente lo sintieron en el alma también, y es probable que se hayan metido en un tobogán sin freno del que al final no pudieron salir y nos llevó a todos a donde estamos ahora: en la orfandad.

El Hay Festival 2015 se llevará a cabo en la Ciudad de México del 23 al 25 de octubre y aunque me gustaría mucho, dudo ir, pese a que seguramente estará buenísimo. La página oficial del festival informa que habrá charlas de literatura con Javier Moro, Claudia Piñeiro, Pedro Juan Gutiérrez, Eduardo Antonio Parra, José Ovejero, Renata Adler, Hisham Matar, cineastas como Fernando Trueba, periodistas de la talla de Sergio González Rodríguez, Sanjuana Martínez, Denis Robert y Jon Lee Anderson y muchos más. En fin, ya veremos dentro de un mes si los astros se me alinean a mí.

Por lo mientras me esmeraré en no presumir demasiado a partir de este sábado la cantada victoria de las Águilas… acepto apuestas.

Tome nota: En los cafés políticos andan muy preocupados porque no han visto al titular de la SEGOB en varios días y se preguntan con insistencia ¿Dónde está Flavino? ¿Usted lo ha visto?

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