Resulta indignante ver cómo las rampas que deben ser utilizadas por personas con alguna discapacidad están bloqueadas por algún vehículo. Molesta la insensibilidad, la estupidez y la arrogancia de quienes creen ser superiores, y con su salud segura. Es decir, que jamás tendrán que utilizar ellos, ellas o sus familiares dichos accesos en la vía pública.
Misma sensación tengo cuando veo que el transporte público carece de las mínimas adecuaciones para atender y prestar servicio a las personas con discapacidad. Ya he hablado del drama que implica transitar por las banquetas de Xalapa con muletas, bastón o en silla de ruedas. No sólo es la falta de mantenimiento, sino que los mismos vecinos colocan sus autos en las banquetas o las destrozan para hacer la entrada a su cochera.
Discreta, en el mar de iniciativas y puntos de acuerdo legislativos pasó la propuesta del diputado Édgar Hugo Fernández Bernal, para reformar la Ley de Tránsito y Seguridad Vial del Estado y que concesionarios y permisionarios “cumplan con las condiciones de accesibilidad en sus unidades para personas con alguna discapacidad”.
De acuerdo con la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud, presentada en 2001, las personas con discapacidad “son quienes tienen una o más deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, y que interactuar con distintos ambientes del entorno social puede impedir su participación plena y efectiva en igualdad de condiciones que los demás”.
Según datos del último Censo Nacional Poblacional, en el país las personas que tienen algún tipo de discapacidad son cinco millones 739 mil 270, lo que representa 5.1 por ciento de la población total. Sin embargo, en el mismo año la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculó diez millones de personas con alguna discapacidad.
En Veracruz se estima que unas 700 mil personas sufren alguna discapacidad. Si consideramos que nuestra población es de siete millones 643 mil 194 habitantes, tenemos un universo de casi diez por ciento. Datos que motivan a la reflexión.
¿Pero que nos dice el diputado Fernández Bernal? “Con la adición del artículo 131 bis, se pretende establecer la obligación de que en las unidades se asegure el acceso con perros guía, sillas de ruedas, bastones y otros objetos necesarios, y así cumplir con las disposiciones en materia de accesibilidad de las personas que presenten alguna limitación para su desplazamiento o movilidad.”
En la Iniciativa –turnada a las comisiones permanentes de Justicia y Puntos Constitucionales y de Transporte, Tránsito y Vialidad– se plantea la posibilidad de que autoridades municipales y del estado diseñen programas y campañas de educación vial, cortesía urbana y respeto hacia las personas con capacidades diferentes en su tránsito por calles y lugares de acceso público.
Ojalá se reforme la ley. Pero es mejor tomar conciencia de la situación que conciudadanos viven cotidianamente. Un poco de educación y mucha cultura de respeto será suficiente. La salud, como la vida, no la tenemos ni segura ni comprada. Pensemos un poco, sólo eso.
Por hoy es todo. Le deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.