La exigencia de los trabajadores mexicanos de ajustar el sueldo a partir de un solo salario mínimo general fue cumplida desde el bendito primero de octubre de 2015, como debía ser, con lo que se solventó una injusticia. Y es que hasta el último día de este septiembre lluvioso que pasó, para la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos había mexicanos de primera y de segunda.
Hagamos un poco de historia:
Esto del salario mínimo empezó hace 98 años, cuando en la Constitución del 17 se reconoció la necesidad de que cualquier asalariado en México recibiera un sueldo digno y decoroso, y por ende se impuso la obligación para todos los empleadores del país de pagar una cantidad que le permitiera al trabajador solventar todas las necesidades esenciales de su familia y de él.
Fue otra más de las grandes ideas que sustentaron la Carta Magna que se construyó en las ardientes sesiones del Congreso Constituyente en el Teatro Iturbide de Querétaro, que en dos meses llevaron a la promulgación de leyes de avanzada y únicas en el mundo de ese entonces.
Fue otra de las grandes ideas y de las mejores intenciones que plasmaron nuestros constitucionalistas… y que no tuvieron un resultado pleno, porque el salario mínimo establecido hace un siglo se empezó a deteriorar desde el momento de su emisión, y ahora no es más que un referente; referente desde el que parten, no obstante, todos los sueldos del país.
Como en nuestro país siempre ha habido un desarrollo totalmente desigual, a quienes determinan el salario mínimo se les ocurrió establecer tres zonas diferentes, A, B y C, que tomaban en cuenta las condiciones económicas regionales. Por ejemplo, los trabajadores en el Distrito Federal ganarían más, porque ahí la vida es más cara que en, supusieron, la Península de Baja California.
Bueno, en noviembre de 2012 (el día 27 para ser exactos) desapareció la zona C de los salarios mínimos y tres años después se ha quedado una sola zona para todo el país. Con esta Resolución que tomó el Consejo de Representantes (que está conformado a partes iguales por integrantes de los sindicatos de trabajadores y de las organizaciones patronales), se están igualando los salarios mínimos de la Zona B, que eran de $68.28, a $70.10 diarios.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en la actualidad hay 751,915 trabajadores asalariados de tiempo completo que perciben un salario mínimo. Obvio, hay muchos que perciben dos o más salarios mínimos y millones que no llegan ni a esa suma irrisoria. La calculadora no me da para determinar cuántos salarios gana Carlos Slim por hora, por ejemplo, pero lo cierto es que hay una gran disparidad entre lo que ganan los mexicanos jodidos y los que tienen grandes fortunas.
A pesar de todo, es una buena noticia este incremento de 2.66 por ciento que recibirán en automático quienes devengan un sueldo mínimo en la Zona B, porque es un elemento de presión para que los trabajadores mexicanos reciban un salario mejor.
Falta mucho camino por andar hasta que se cumpla la ilusión del Constituyente de 1917 de que el salario mínimo alcance “para satisfacer las necesidades normales de la vida del obrero, su educación y sus placeres honestos, considerándolo como jefe de familia”… pero seguimos avanzando.
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