El pasado domingo 4 de octubre, tomó posesión en medio de sombrerazos y reflectores diversos, Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, pues se trata del primer gobernador que gana como “candidato independiente” en nuestro país.

Y es que el nuevo mandatario estatal ha prometido confrontar de lleno el problema de la corrupción galopante heredada por su antecesor y plantear un nuevo estilo de gobierno muy ad hoc a su “naturaleza independiente”. No han faltado los autores que comparan al Bronco con el ex Presidente Vicente Fox, y tilden a ambos como: rancheros mal hablados, incultos, demagogos, que tratan de hacer de su ignorancia virtud, y que van por la vida “hablando como la gente”. Sobre lo anterior, cabe parafrasear a Porfirio Muñoz Ledo quien en acertada y ácida definición le llamó a Fox “El alto vacío”.

Y es que en sus primeras escaramuzas como Gobernador, “El Bronco” clausuró la sede de la “Casa de Gobierno de Nuevo León” con el argumento de que se gastaban 400 mil pesos al mes en su renta y manutención, lo cual (según el neo mandatario estatal) “resulta oneroso para la sociedad Neolonés”, actitud que le ha acarreado simpatías de los ciudadanos de la norteña entidad, pues el recién desempacado Gobernador ha tirado su espada en prenda con sus denuncias de la corrupción heredada por el gobernador saliente, Rodrigo Medina de la Cruz y su promesa de enjuiciar al priísta por desfalco a las Arcas Estatales, argumento retórico que ha sido en gran medida el eje sobre el cual “El Bronco” giró su campaña. Es decir, la honestidad como bandera política e ideológica.

Los anteriores desplantes, hacen evocar las poses entronas y de diarrea verbal del ex presidente Vicente Fox, quien con su gestión como Presidente de la República, demostró que su actitud no bastaba; y que la sociedad era mucho más compleja que la que se imaginaban los estrategas y mercadólogos de aquellos años en que iniciaba el actual siglo XXI, y que lo importante es que el nuevo gobernante de la progresista entidad de Nuevo León enfrente exitosamente los problemas de sus habitantes y tener una idea clara de cómo enfrentar los retos de una sociedad desigual social y económicamente, con ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.

Por otra parte, el Bronco, tendrá que aprender muy rápido a negociar con sus adversarios a muchos de los cuales denostó en campaña, con la atenuante de que no cuenta formalmente con aliados en el Congreso de Nuevo León; y que su gobierno, será el primero en la historia dividido, en el que el Ejecutivo (por ser independiente) no cuenta con una bancada de legisladores de su mismo partido, salvo que los 3 diputados de Movimiento Ciudadano actúen como tales, dado el antecedente de que el candidato a gobernador por ese partido, el ex priista y ex gobernador Fernando Elizondo Barragán, declinó para apoyarlo en el último tercio de la campaña.

La composición de la LXXIV Legislatura de Nuevo León quedó de la siguiente manera: 17 diputados del PAN, 16 del PRI, 3 de MC, 2 del PVEM, 1 NUEVA ALIANZA y 2 Independientes (mismos que podrían eventualmente sumarse). De todas maneras PAN, PRI y sus aliados (PVEM, PANAL) tienen el control del Congreso y con ellos deberá negociar El Bronco y llegar a acuerdos si realmente quiere gobernar. Además, de las 51 alcaldías, el PAN obtuvo 18 y el PRI y sus aliados 22, y el resto se reparten entre los otros partidos que contendieron.

Empero, parafraseando a la analista Jaqueline Peschard en su artículo “La personalización de la política” (www.eluniversal.com.mx. Consultado el 5/10/2015) “Los independientes pueden ayudar a impulsar la democratización interna en los partidos políticos para que tengan mejores candidatos, pero esa exigencia no les aplica porque los independientes no surgen de una deliberación abierta, sino de un cálculo personal. Además, los independientes alientan la fragmentación de la representación política, dificultando acuerdos parlamentarios y coaliciones de gobierno, que en un esquema pluralizado como el que ya vivimos, estimula bloqueos entre los poderes públicos, más que colaboración”.

El problema no es sencillo como muchos creen. El panorama no está fácil para “El Bronco” y si insiste en gobernar a sombrerazos, su gestión se tornará sombría.

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