El mantenimiento de los inmuebles públicos y privados debe ser una prioridad para garantizar la seguridad de quienes los habitan o trabajan en ellos. Pero también es una responsabilidad compartida, en aquellos edificios donde la coinversión es una necesidad, por la seguridad de sus propios ocupantes.

Xalapa, como otras ciudades de la entidad o del país, tuvo un crecimiento sin control, resultado de las invasiones a propiedades y áreas verdes. Aquí lo vimos y lo padecimos en la década de los 80 del siglo pasado, cuando la “industria de la invasión” benefició a grupos políticos que enarbolaban necesidades sociales. Sobre todo, la necesidad de vivienda.

Parecía que la consigna era “primero invadimos y luego regularizamos”. Así fue. Por eso tenemos asentamientos humanos en zonas de alto riesgo. Las autoridades fueron proporcionando servicios de salud y educación en esas zonas, el comercio floreció y hoy vemos que habitantes de algunas colonias hacen su vida en un pequeño espacio geográfico, dentro de la ciudad y municipio.

Resulta una obviedad que a lustros de distancia se trate de remediar lo que no se hizo en su momento. Pero lo que sí podemos hacer –sociedad y Gobierno– es prevenir los accidentes en esas áreas, no aptas o adecuadas para vivir, trabajar y estudiar.

En este último rubro, la diputada Minerva Salcedo Baca, secretaria de la Comisión Permanente de Educación y Cultura del Congreso de Veracruz, expuso que: “En el estado existen 24 mil escuelas, y aunque muchas son nuevas y otras han recibido mantenimiento adecuado, hay casos en los que los edificios son muy antiguos y se debe analizar la conveniencia de demoler o reconstruir aquellos que representen riesgo.”

Nunca debemos olvidar que nuestro estado tiene una orografía singular que, así como nos brinda riqueza natural, los excesos de la civilización han provocado desastres. El agua es nuestra mejor aliada, pero también nuestra principal depredadora.

Salcedo Baca nos lo recuerda: “La orografía de Veracruz es accidentada y durante la temporada de lluvias los riesgos aumentan. En diferentes municipios de las zonas serranas hay escuelas asentadas en zonas de alto riesgo, incluso en la ciudad de Xalapa, pero además hay cerros que se desgajan, sin que sobre ellos existan construcciones”.

La misma Legisladora justifica la necesidad de crear una Subsecretaría de Protección Civil que vigile y atienda lo relacionado con los inmuebles en zonas de riesgo. La idea no es mala, siempre y cuando la viabilidad financiera lo permita.

Pero mientras esto sucede debemos redoblar esfuerzos, porque a final de cuentas son nuestras familias las que pueden estar en peligro. Mantener en condiciones óptimas nuestras casas, darles el mantenimiento adecuado a todas las instalaciones de energía eléctrica, agua y gas, así como mantener siempre la impermeabilización, nos ayudaría mucho a cuidarnos y protegernos.

Lo mismo podemos hacer en los centros escolares a los que acuden nuestros hijos. Es una tradición y buena costumbre que padres, madres y tutores ayuden en el mantenimiento de las escuelas públicas. Siempre es una bendición tener cerca del hogar un lugar donde nuestras hijas e hijos acudan a estudiar. No perdamos la herencia del tequio, porque con nuestro ejemplo también educamos.

Por hoy es todo. Les deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.