Para el Dr. Jaime E. Contreras Díaz, pues sé que le va a gustar
Dice El Libro que por sus vestimentas los conoceréis (Mt, 7:15-16, que creo dice algo así: “15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus vestimentas los conoceréis”, aunque no estoy muy seguro de la cita hecha de memoria).
Y eso aplica muy a modo para los priistas, que en estos momentos arreglan sus atuendos para estar este sábado 24 del Señor en el evento de la unidad priista. Porque todos querrán llegar con sus mejores galas para demostrar lo que ha sido su fuerza: que cuando llega la hora, hacen a un lado sus demonios y se juntan para ganar elecciones y mantener a su partido en el poder.
Desde muy temprano irán llegando al salón enorme del World Trade Center de Boca del Río. Primero, los tacones impertérritos de las damas, y los botines honestos de los campiranos (casi todos Victoria, de rechín, del mero Naolinco), los choclos boleados de los citadinos (desde modestos flexis hasta majestuosos zapatos de marca, que Ferragamo, que Hugo Boss), y junto a ellos el huarache definitivo de nuestros indios orgullosos, las protectoras botas serranas… y sin faltar un chancludo, que ahí estará sin dudar.
Habrá vestidos de todos colores y sabores. También se debe decir que ciertos pantalones priistas están muy bien fajados y otros no hacen honor a su nombre, pero igual irán llegando con su marca de lino, de dril, de algodón (de casimir algunos despistados que le creyeron al norte). Como siempre, tendrán la mayoría los jeans, que usan mujeres y hombres aunque sean tan incómodos y apretujantes. Y junto a ellos, la manta de los calzones albeantes de los totonacas, y las telas sintéticas, de plástico, que hacen sudar donde no se debe.
El Puerto es el terreno invicto de la guayabera, que peleará con las blusas o las camisas rojas de los militantes impolutos, o las rosaditas de algunos que no se atreven a salir del closet ideológico y declarar su priismo… por si las dudas. Habrá de unas y de otras, para hombres y mujeres: de lino -elegantísimas, arrugadas, carísimas (saludos al diputado Jorge Carvallo)-; de algodón al 100 por ciento, o mixtas; de la también honorable manta.
Y hasta arriba, el corte de pelo de estética unisex, carísimo, junto a algunas calvas venerables, entreveradas con cabellos mal delimitados por cortes de jicarazo del legendario peluquero, especialista en cortar orejas y dejar claros en las partes más notables de la cabeza. Pero también hay otros accesorios que pululan entre el gentío: la peineta, junto al sombrero de tres o cuatro pedradas, hecho con la palma y las manos mágicas de nuestros artesanos; la gorra o cachucha beisbolera, que no deja morir la tradición; el sombrero fino, de jipijapa o fieltro, con resabios caribeños.
Todas y todos bien vestidos: limpitos, pero sobre todo muy bien planchaditos, participarán mañana en las porras y los aplausos de la unión priista, para investir a Alberto Silva Ramos como el nuevo dirigente estatal, ante la mirada atenta de Manlio Fabio Beltrones y el primer priista de Veracruz, que es y sigue siendo Javier Duarte de Ochoa.
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