CONFORME pasa el tiempo, en la dirigencia estatal del PRI, se vienen haciendo ajustes. Convenientes o no, todos tienen un solo sentido en este momento, es decir, llegar, de cualquier manera, a enlazarse con el próximo proceso electoral que ya esta por tener su desenlace, cuando menos, en lo que corresponde a la vida interna de este partido.
La semana pasada, llegó Fidel Kuri, a la Secretaría de Organización, cuya identidad política parece estar en otro lado, un poco lejos del círculo del poder priista, cuya incorporación podría ser otro mensaje sin descifrar de quien manda en Veracruz.
Mientras tanto, el tiempo se acorta. Ya se ve cerca, finalmente, la decisión tricolor, respecto de quien será el candidato a la gubernatura del Estado.
Sin duda, será un hombre, por lo que se sabe, que mantendrá unido al Partido Revolucionario Institucional. Será un candidato que garantice la permanencia de la gubernatura priista, tal y como lo ha dicho recientemente el propio dirigente estatal, Alberto Silva Ramos, en otro mensaje más, dirigido a la oposición, principalmente, y a los propios enemigos del partido.
Será pues, un ganador.
¿Y quién puede ser en estos momentos ese personaje que reúna estas condiciones de ser un candidato ganador?
No hay muchos, acaso dos o tres que serían los integrantes finalistas de esta contienda interna tricolor.
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AUNQUE POCOS son los veracruzanos que lo aceptan, la verdad de las cosas es que el tema de la política, los invade.
Y no es para menos. El próximo año, como todos sabemos, estarán en juego diversas posiciones político electorales, entre ellas, sin duda, la gubernatura del Estado, que vale reiterarlo, será para un gobierno de dos años.
Todos los partidos políticos viven momentos de gran efervescencia política, a lo interior y en lo exterior.
Todos, de alguna manera, se preparan para postular al mejor de sus militantes que buscará, en las elecciones constitucionales del mes de junio, la primera posición política en la entidad, es decir, la gubernatura, pero al mismo tiempo, diputaciones locales para renovar, también, el congreso del Estado.
¿Pero, que es lo que hace interesante este proceso electoral que ya esta, prácticamente, en puerta?.
Créame que lo es la gubernatura del Estado. Todos hablan en este momento de dos aspirantes fuertes, los únicos, quizá, que pueden lograr la victoria tricolor.
Todos hablan, efectivamente, de Pepe y de Héctor Yunes, los dos Senadores priistas de la República, cuya estructura política, es evidente, cierta, concreta, definitiva.
Pero, aún así, no son los únicos.
Por eso, el proceso electoral que ya esta en camino, abre todas las expectativas, todas las posibilidades, todas las probabilidades, ante el amplio panorama de la sucesión gubernamental en Veracruz.
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SE ESCUCHAN voces de que los programas sociales, tanto del gobierno federal, como del Estado, se han convertido en serios obstáculos para el desarrollo nacional.
Se ha perdido el interés por el trabajo, en muchos de los casos y es por eso que en la actualidad, la producción ha disminuido, sobre todo en el campo donde se ve más la consecuencia de esta forma de subsidiar la subsistencia familiar.
Los gobiernos han optado por lo más fácil y menos costoso para sus respectivas administraciones, es decir, ofrecer dinero a cambio de cumplir con las esperanzas de mucha gente que quiere un lugar donde establecerse y con un salario digno que no sean los dos mil pesos bimestrales que ahora reciben del gobierno.
En las capas sociales más desprotegidas, los programas sociales, han venido a ser un paliativo, pero no una verdadera solución al grave problema de la falta de empleos o simplemente, la necesaria inversión en fuentes de trabajo.
De ahí que, conforme pasa el tiempo, será más complicado incentivar el desarrollo nacional, porque la mayoría de mexicanos que ahora reciben su dinero, aunque no les alcance para más que medio alimentarse, no estarán dispuestos a ocuparse en lo sucesivo, pues ya se dieron cuenta que, aún con la pobreza que llega a ser extrema, tendrán cuando menos para subsistir.
Los programas sociales, generan pobreza. Seguirán generándola en las próximas décadas, mientras sigan implementándose.
Llegará, sin duda, el día en que nuestro país se convierta en uno de los más pobres del tercer mundo, pues el petróleo, como se ve, ya no forma parte de la garantía de riqueza, aunque en mucho se sepa administrarla.
La pérdida constante de empleos en el país, significa la caída de su propio desarrollo, pues si fuera lo contrario, permanecerían estos espacios de ocupación y crecerían aún más.
Y no faltan estadísticas que así lo confirmen, aunque el solo sentido común, lo puede advertir fácilmente.
Los más de ciento veinte millones de mexicanos que ahora existen en todo el territorio nacional, demandan constantemente un trabajo para subsistir. Los programas sociales, tarde o temprano, tendrán que desaparecer, porque el mismo gobierno, no podrá con esta enorme carga que en aras de la gran politización de los mismos, se han creado.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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