Las niñas y los niños deben divertirse, ir a la escuela y gozar de los servicios de salud. Tener la infancia que muchas de nosotras tuvimos, sin sobresaltos, en paz, armonía, con respeto y sin violencia. Es una etapa breve en la vida, en la que se forman el carácter y personalidad.

Nuevas realidades y cambio de hábitos han perjudicado a nuestra niñez. Quizá la principal es la obesidad infantil, en la que ocupamos un desagradable primer lugar mundial.

En este contexto retomo las palabras del diputado presidente de la Comisión Permanente de Desarrollo Social, Humano y Regional de la LXIII Legislatura del Estado, Jesús Alberto Velázquez Flores: “Si no se cuenta con el apoyo y participación de la sociedad, es imposible que en la entidad se puedan diseñar políticas públicas en favor de los niños y niñas que sean efectivas, congruentes y funcionen en el corto, mediano y largo plazo.”

Y es que no podemos dejar de lado nuestras responsabilidades con los menores. No basta sólo con dinero o ser proveedores de sus necesidades materiales y alimenticias. Se trata de nuestras hijas e hijos. Nada más eso.

Es tiempo de darles los elementos necesarios para que en el futuro sean lo que hoy no hemos podido ser: ciudadanos responsables, solidarios, tolerantes, respetuosos y críticos.

Es verdad que los problemas económicos y financieros nos agobian, y mientras el refrigerador no tenga lo necesario para la familia tendremos una preocupación constante.

Pero también es verdad que la convivencia familiar no cuesta dinero y ahí es donde debemos reforzar nuestra vida cotidiana. Démonos el tiempo y el espacio para estar con nuestra familia, escucharlos y que nos escuchen, conocerlos, saber qué sueñan, quieren y piensan.

Por otra parte, los gobiernos tienen la obligación de garantizar los derechos de nuestra infancia y juventud. De ahí que el diputado Velázquez comente la necesidad de que las distintas instancias relacionadas con este sector realicen un análisis serio sobre los problemas que les afectan y las zonas donde se registra mayor incidencia, con la finalidad de conformar una base de datos que sirva de referencia para la creación de políticas públicas.

Reconoció que persisten problemas como la violencia y el trabajo infantil: “En éste último tema, es importante realizar un censo confiable sobre el número y condiciones de los menores veracruzanos que laboran”.

Ojalá les dé tiempo de “mapear” el estado y contar con ese censo, que permitirá enfocar los esfuerzos y no perdernos en discursos y justificaciones. Pero insisto: los primeros que debemos “tomar al toro por los cuernos” somos las familias.

Hay otros problemas de la infancia como la discriminación y hostigamiento escolar y virtual, los espacios educativos limitados –sobre todo en el nivel superior–, y se puede mencionar un par de decenas más. Pero eso no ayuda a resolverlos, porque sin nuestra participación poco o nada se puede hacer. Busquemos soluciones a nuestro alcance. Insisto: una convivencia en el hogar es un buen principio.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega