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En un hecho sin precedentes en el país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló el uso lúdico de la mariguana además de su siembra para consumo personal, sin incluir su comercio, suministro o distribución. Los directamente beneficiados son un grupo llamado Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante en contra de los artículos que prohíben el uso de la mariguana en la Ley General de Salud.

En las primeras entrevistas realizadas a uno de los integrantes de éste grupo, su expresión daba muestras de un gran triunfo y una gran conquista nacional. Muchos hombres y mujeres sacaron descaradamente su cigarro de mariguana y fumaron frente a la Suprema Corte en lo que podría parecer una burla o una “roque señal”.

No está completamente claro que se logra, que se evita, que se resuelve; lo único claro es que ahora viene una reacción en rebote y los ya adictos le pegarán más duro al consumo mientras que los novatos se sumarán al colectivo de los festejos ante el permiso que se les otorga para ponerse bien pachecos, siempre y cuando sea con fines lúdicos.

Unos y otros correrán en derredor del Angel de la Independencia en celebración de una victoria, pero ahora sin los colores de un equipo, sin un balón como símbolo, sin un motivo deportivo nacionalista, porque ahora el festejo será con un cigarro de mariguana.

Aun cuando se advierte que esto no significa la legalización de la mariguana, de todos modos con ello se abre una enorme puerta a la legalización de ésta y otras formas lúdicas de cometer un ilícito.

Cuantas cosas se hacen sin que socialmente estén bien vistas y que resultan “lúdicas”; podría asegurar que todas las cosas prohibidas encierran una sensación lúdica que les hace más deseables por la adrenalina que descargan en la emoción de lo indebido.

Así que si el criterio de los ministros fue avalar el consumo recreativo de la droga, pronto tendrán que avalar todo tipo de relaciones sexuales recreativas bajo el concepto de “fines lúdicos”.

Sorprender a una pareja en el coche en una actividad recreativa y además lúdica podría muy pronto ya no ser un delito. Meterle zancadilla a la suegra, pegarle sus catorrazos a tu vieja, rayarle el coche al vecino y dejarle la basura en su puerta, grafitear las paredes de la escuela, poner un chicle en la banca, pedalearle la bicicleta al amigo, etc., etc., podrían ser algunas de las nuevas actividades que se pondrían en la lista de actos lúdicos a legalizar.

Ahora toma sentido muchas de las cosas que se están legalizando, porque resulta más fácil hacer legalmente correcto lo incorrecto que reconocer las grandes deficiencias de un sistema de sociedad que se ha ido deslizando hacia rumbos distintos a lo original.

Y quienes intentan defender los principios éticos y morales se convierten en retrógradas sólo por no alinearse a la modernidad, como si todo lo moderno fuera indiscutiblemente perfecto.

Afortunadamente existen muchas familias para las que no hay lugar a la decisión de la SCJN, porque ese tema lúdico no necesita pasar por un proceso de votación y porque su alegría de vivir lo llevan dentro de sí mismos y no requieren de estímulos externos.

Pero la ausencia de ese valor lleva a muchos a esa búsqueda inútil que los sumerge en los vicios disfrazados de inofensivos y ahora de lúdicos, para caer en un tobogán que puede terminar con sus vidas. Ese es mi pienso.