De antemano pido disculpas –bien dice el dicho “que más vale pedir perdón, que pedir permiso”-, sobre todo en estos tiempos de correcciones políticas y del buen gusto en el decir que parecen dominar ciertos ambientes, pero después de la sesión-desayuno que tuvo el martes pasado el dirigente estatal del PRD, Rogelio Franco Castán, con el pleno de la APEVER, perdón nuevamente lo reitero, pero la sensación que me quedó al escuchar al dirigente fue una sensación de precariedad en todos los sentidos.

Y entonces llega uno a la conclusión del por qué el partido del sol azteca está como está en Veracruz: carente de una propuesta y de una oferta política propia, carente de ideas, carente de discurso, carente de figuras estatales, regionales y locales, ¡carente de personalidad!, ¡carente de solera!, y si me perdonan, hasta de una ideología que nos haga pensar a los ciudadanos que es un partido de izquierda, con un programa de acción sustentado en una ideología progresista, de igualdad social y económica, de exaltación de la justicia social y de los altos valores de la democracia.

Y no es nada personal en contra de Franco, al fin y al cabo él no es el único responsable de las condiciones de precariedad en las que se encuentra su partido –aunque en honor a la verdad algo de ese deterioro del PRD en Veracruz se le puede atribuir a él como actor central del partido-, y es que el empequeñecimiento de la organización a nivel estatal no es más que un reflejo o una consecuencia de la crisis que enfrenta el partido a nivel central, es decir, lo que ya todos conocemos: la fractura que significó AMLO y con esta la salida de todos sus seguidores, las interminables pugnas internas por el control de su dirigencia nacional, la prevalencia de una facción (tribu, corriente o grupo) política dominante como es la de Nueva Izquierda, también conocida como “los chuchos” y, por supuesto, los recientes escándalos en los que se ha visto inmiscuido el PRD tanto en Michoacán como en Guerrero, sin dejar de mencionar los señalamientos de corrupción en algunas delegaciones políticas del Distrito Federal.

Lo anterior, sin olvidarnos de las acusaciones sabidas y consabidas, probadas y comprobadas de infiltraciones de algunas dirigencias estatales en Veracruz que han hecho que el partido haya perdido independencia, credibilidad y adeptos, lo que ha derivado en un partido francamente a la baja. Finalmente, me preocupa la falta de consistencia ideológica que percibo en el dirigente estatal. Yo no pienso en él como un teórico de las superestructuras capaz de recitar, palabra por palabra, el proceso de acumulación del capital contenido en el capítulo I de El Capital de Carlos Marx, ni tampoco que sepa en qué está sustentada la filosofía hegeliana de la lucha de los contrarios, lo que sí me preocupa es su falta de una oferta política moderna que sea capaz de recuperar la clientela electoral perdida y de disputar nuevas clientelas.

El panorama para el 2016 se ve altamente complicado. La posibilidad de una alianza política inclusive con Acción Nacional no solo se presenta como algo conveniente para el PRD sino también como una acción necesaria para sus aspiraciones de supervivencia política, ojalá el dirigente se encuentre a la altura del momento político complicado que le ha tocado enfrentar desde ya y hasta el año que entra cuando menos.

Más de la marihuana.- Sin perder de vista la esfera de los derechos individuales de las personas adultas y en pleno uso de sus facultades de manera consciente y responsable, nadie ha dicho que el también llamado “pasto verde” sea un elemento inocuo e inofensivo sino todo lo contrario. En lo personal conozco un caso, patético y desgarrador por los daños y consecuencias que produjo en el ser humano que tuvo la desgracia de caer preso en las garras de esta droga. Les platico, se trata de un adulto hoy en día que tuvo la desgracia de que se le atravesara en sus primeros años de vida, a escasos 11 o 12 años, alguien que lo indujo perversamente al consumo de la marihuana. Esta desgracia lo atrapó invariablemente y lo dejó marcado de por vida, le arrancó de tajo su niñez, su adolescencia y un porvenir que, de antemano, se vislumbraba promisorio. Aun así, conociendo de cerca las consecuencias de la marihuana, creo que es necesario revisar la pertinencia de su despenalización y permitir su consumo lúdico y recreativo con las regulaciones y restricciones que su toxicidad amerita.