En un cable de EFE difundido por Unotv pude conocer un video liberado en las últimas horas de este martes 24 por la policía de Chicago, con el consecuente sentimiento de repudio social. Aquí un párrafo de la nota:
“Cientos de personas salieron a protestar en las calles de Chicago (EU) tras divulgarse el vídeo de la muerte de un joven negro al que un veterano policía blanco disparó 16 veces en un incidente ocurrido hace un año” (http://bit.ly/1IgL18X).
Ante este hecho, el policía de 37 años se entregó a las autoridades que están por decidir su situación jurídica. La policía ha pedido a los ciudadanos no manifestarse, y han sido determinantes sus declaraciones en contra de la violencia producida por el crimen organizado.
A lo largo del día siguiente se organizaron diversas manifestaciones de rechazo. Obviamente las personas no hicieron caso del aviso policial o nunca supieron que existió, no importa. El punto es que la policía ha tratado de contener la violencia que provoca el crimen organizado y las cosas no le han salido bien, porque en el fondo, no hay mayor violencia que un Estado represor, que se justifica ante la ley con la legitimidad del uso de la fuerza pública, cuando la única legitimidad con la que gobiernan es precisamente con el uso de la fuerza pública, privada, militar, naval, aérea y hasta criminal.
A partir de esto, la criminalización de las drogas beneficia su precio en los Estados Unidos puesto que su consumo no ha disminuido, a pesar de que las penas pueden ser más severas. Todos sabemos que las cárceles norteamericanas están llenas de negros, latinos y asiáticos, los esclavos-trabajadores modernos.
Si el Estado quisiera asumir su papel, hace muchos años que regularía la producción y la distribución, para regular el precio y sobre todo, el cobro del producto perecedero que mayores ganancias ha dejado en la historia de la humanidad, y que en nuestro país por ejemplo, nos permitiría sustituir el boquete financiero que representan las reformas energética y hacendaria.
Violencia
En Veracruz hemos visto que el aparato policial puede encabezar un desfile con dignidad pero no puede abatir a los grupos delincuenciales que tienen igual o más armamento que el de ellos. Esto sin duda no es culpa del policía que patrulla un vector o del marino que se bajó del barco para cuidar las calles del Puerto.
Allá, en Chicago, la muerte de un joven de 17 años ha provocado la indignación social debido a la fuerza desmedida que utilizaron los policías para abatir al presunto delincuente.
Aquí en México los militares acribillaron a 22 jóvenes presuntos delincuentes en Tlataya y todo apunta a que en Ayotzinapa se unieron los “astros”: políticos corruptos, crimen organizado, policía, militares y extranjeros.
No más violencia
El camino fácil fue el que siguió el ex presidente Calderón. Aceptar armamento y control militar extranjero, a costo del erario y del endeudamiento nacional, y del sometimiento de la soberanía para establecer una “estrategia” contra los grupos delincuenciales, estrategia que es tan burda y ridícula que en la novela “El Señor de los Cielos” la pintan calva.
Camilo.mexico.com