Hace unas semanas un destacado político priista nos comentaba que si para enero de 2016 seguían en la punta de la contienda los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, para decidirse por uno de ellos y lograr que el otro con su correspondiente equipo y seguidores apoyara al designado, habría que ofrecerles algún cargo importante. Nuestro amigo señalaba que si Pepe Yunes era el elegido, habría que ofrecerle a Héctor, por ejemplo, una Subsecretaría en Gobernación, y que si el seleccionado fuera Héctor, habría necesidad de ofrecerle a Pepe una Subsecretaría del área económica o financiera, en el gobierno federal. Discrepamos respetuosamente de él, por lo siguiente: una vez que el 1 de diciembre de 2016, tome posesión el personaje que sustituya a Javier Duarte- sea algunos de los Yunes o un tercero priista, o de otro partido- propiamente al año siguiente de ello ya se estaría nominando por parte del PRI al candidato que en el 2018 contenderá por la gubernatura de 6 años. Y entonces a los senadores Pepe y/o Héctor les conviene continuar como senadores, porque tendrían la libertad de seguir recorriendo el territorio estatal, y ello les permitiría ser los mejores posicionados para enero de 2018.