YA QUEDO visto que a los veracruzanos, no se les puede tocar con nada. Defienden en principio su libertad, sus derechos que tienen plenamente consagrados en la propia constitución general y local, incluyendo, desde luego, su derecho a que le cubran sus sueldos ganados por su trabajo, pero más aquellos que por el tiempo que estuvieron al servicio del Estado, se han hecho acreedores a una pensión, con la cual, medio viven en estos momentos de grandes dificultades económicas.
Por eso, no era de extrañarse que hubiera manifestaciones en contra de las medidas implementadas para retener sus precarios ingresos.
Los jubilados dieron muestra de gran fortaleza, decisión clara y precisa ante la administración publica estatal, a través del Instituto de Pensiones del Estado, directamente obligado a cumplir con las prestaciones exigidas por los trabajadores que no recibieron a tiempo sus recursos económicos.
Es cierto, con su actitud, los jubilados paralizaron la ciudad capital, pero no hubo muchos que se quejaran, simplemente, aceptaron estas condiciones de obstáculos para circular y pacientemente resolvieron sus problemas de transporte.
Sabía, la mayoría de los habitantes de esta capital, que los jubilados peleaban por una causa justa, es decir, el pago de sus pensiones para poder enfrentar los gastos de esta temporada de fin de año, así como las mínimas necesidades que tienen todos para poder subsistir.
Esa fue la razón de que se fueran en contra del IPE, bajo la responsabilidad de Armando Adriano Fabre, que no sabía como resolver la problemática que se le estaba presentando, no de ahora, de estos días, sino desde hace tiempo en que los jubilados han venido exigiendo el pago oportuno de sus pensiones. No fue la primera vez que hubo retenciones de estos recursos económicos, por lo que ya estaban cansados de exigir lo que es suyo.
Sin embargo, fue el propio Director Adriano Fabre, quien se presentó ante los manifestantes y quiso, de alguna manera, recomponer las cosas y solicitar a los jubilados nuevamente la paciencia para poder recibir sus pagos. Desde luego, que no lo aceptaron y prácticamente lo corrieron del lugar donde se buscaba el diálogo. Fue, desde luego, un error. El diálogo tenía que ir fortalecido con alguna solución adecuada al caso, lo que, prácticamente, no existía, pues sus argumentos se basaron solamente en que el Instituto de Pensiones del Estado, no era directamente responsable de la situación, pues era la Secretaría de Finanzas, la que no había liberado, como en múltiples ocasiones, los recursos económicos suficientes para poder cubrir la deuda pendiente. Claro que nadie le creyó y fue, por lo tano, una inútil estrategia política que lo puso, necesariamente, en la evidencia.
Así, Armando Adriano Fabre, se estuvo jugando su puesto, pues sus razonamientos ante los jubilados, implicaban a los responsables directos de los dineros, que, efectivamente, no habían depositado los pagos correspondientes.
Vino la desesperación de inmediato y las autoridades responsables, como son las del propio IPE y Finanzas, se dieron a la tarea de buscar en el jarrito, lo que se encontrara de dinero y ponerlo a disposición de los jubilados, como una forma de razonar y dialogar, pues de esta manera, era como se podía llegar a los acuerdos.
Finalmente, se supo que la Secretaría de Finanzas, depositó una cantidad mayor a los novecientos millones de pesos para poder paliar la situación del Instituto de Pensiones del Estado, el cual, de inmediato comenzó a pagar a sus jubilados.
Sin embargo, los momentos amargos, dejarán secuelas, pues como dijo un funcionario importante en el IPE, somos los paganos, ni modo.
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PARA EL PRI, será necesario que antes de la tercera semana del mes de enero del próximo año, se llegue a los acuerdos necesarios en el caso de la sucesión gubernamental.
Es preciso que el PRI, entre en las negociaciones para poder resolver la problemática de la candidatura. De otra manera, es posible que exista el riesgo del que tanto se ha hablado y escrito y que pudiera concretarse si no hay civilidad en el campo de la lucha política.
Pepe y Héctor, los dos senadores priistas de la República, no podrán ser detenidos en su carrera por la gubernatura de dos años. Han hecho el trabajo suficiente en todo el Estado, no de ahora, sino desde hace muchos años, para llegar a este momento político.
Por eso, la candidatura del PRI, a la gubernatura, debe recaer en cualquiera de estos dos personajes de la vida pública de Veracruz, y de México. La decisión, según se sabe, viene en este sentido y es por lo mismo que antes, decíamos, de la tercera semana del mes de enero, se tendrá que resolver la candidatura, para reflejar unidad política y no un constante enfrentamiento.
Se sabe bien que no hay otro personaje, cuando menos, en este momento, que pueda ganar las elecciones constitucionales, pues solamente quien ha recorrido el Estado, ha convencido plenamente con esfuerzos y trabajo permanente, tiene la posibilidad de alcanzar el triunfo electoral.
Por eso, Pepe y Héctor, son los protagonistas más importantes de esta sucesión gubernamental, aunque, como hemos referido en diversas ocasiones, las circunstancias políticas, pudieran frenar a cualquiera de los dos, para dar paso a una tercera opción que podría recaer en uno de los funcionarios más limpios de la actualidad, es decir, en la persona del Secretario General de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado.
Pero esto, es tan solo un comentario, una especie de reflexión política, porque sabemos que es factible que la candidatura ya este amarrada para cualquiera de los dos Senadores priistas de la República.
No hay más.
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POR CIERTO que estamos viviendo momentos de reconciliación en todos los sentidos, por lo que es tiempo, indudablemente de que los grupos políticos que han permanecido enfrentados políticamente, puedan llegar a los acuerdos y proponer la paz como una forma de recomponer la vida pública de Veracruz.
No estaría mal que alguien de los protagonistas de la lucha política por la gubernatura del Estado, haga esta propuesta y se de un encuentro de respeto, de mutua cordialidad y civilidad para que todos juntos puedan lograr que sea verdaderamente Veracruz, el único beneficiario de la sucesión gubernamental.
Un reunión política de esta naturaleza, evitaría muchos dolores de cabeza, tanto a los dirigentes del PRI, como al que manda en Veracruz, así como a los protagonistas políticos que buscan la candidatura tricolor a la gubernatura del Estado.
De todos modos, bien lo saben, que solamente uno de todos los aspirantes puede ser candidato a la gubernatura, entonces, lo mejor es acordar, olvidando, tal vez, los malos ratos que ha tenido este proceso interno y llegar al mes de junio, totalmente renovados en aras de la unidad política de un partido, que siempre ha demostrado tenerla ante cualquier proceso electoral.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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