El Papa Francisco dedicó su plegaria de Navidad a los procesos de paz y a la misericordia, en un mundo desgarrado por la pobreza, las guerras y los ataques terroristas. Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, emitió una indulgencia plenaria- antigua tradición católica relacionada con el perdón de los pecados- con la esperanza de difundir el mensaje de misericordia. Y oró por el fin del sufrimiento humano. La nota es de agencias.