Por Ramón Durón Ruíz
Pericles afirmó; “No se sale adelante celebrando éxitos… sino superando fracasos”
Para el viejo Filósofo es bueno que el gobierno mexicano –ayuno de noticias buenas– celebre el éxito de la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, a) “El Chapo”, acción de inteligencia policial y militar, que en mucho ayuda a recuperar la confianza en nuestros políticos, como una manifestación clara de que las instituciones nacionales son más fuertes que la delincuencia.
Hace seis meses la fuga de “El Chapo” del penal del Altiplano, dejo clara dos cosas:
1.-La alta capacidad de maniobra del grupo delincuencial de Guzmán Loera, y
2.-La opacidad, corrupción, ineficacia e incapacidad de las autoridades penitenciarias, para tener a buen resguardo, a un delincuente de tan alta peligrosidad, que generó una severa crítica y crisis, en las instituciones de seguridad nacional.
HOY miles de mexicanos que viven en regiones en donde la inseguridad flagela los sentidos, exigen a nuestra partidocracia, que además de celebrar el éxito de su recaptura, que se superen los fracasos que la inseguridad ha generado a lo largo de los años, en donde la violencia, los asaltos, los levantones, los secuestros, las extorsiones, –y un catálogo inacabable de delitos– vienen acompañados de la impunidad y desaliento.
Lo que los ciudadanos –que sufren la desventura de la inseguridad, tienen el valor y el coraje de ser más grandes que la tragedia–, quieren, es que frente a una impunidad que agravia los sentidos, –recordemos que 9 de cada 10 delitos quedan impunes– surja poderoso el imperio del Estado Mexicano, del derecho y la justicia.
Dice el campesino de ‘allá mesmo’ que “Las estadísticas son como los bikinis… ¡LO QUE ESCONDEN ES LO MÁS IMPORTANTE!”, para algunas autoridades, estadísticamente los índices delictivos han bajado considerablemente, mientras que los ciudadanos en las casas, calles y carreteras andamos con el “Jesús en la boca”.
Ante la baja aprobación de nuestra partidocracia, frente a los problemas de inseguridad y de derechos humanos, que erosiona nuestra gobernabilidad, HOY se hace necesario “darle una sacudida al panal”, corregir deficiencias, enmendar errores, eficientar la seguridad pública, para que se sienten las bases, que nos lleven a los buenos resultados y al resurgimiento de la confianza ciudadana.
Ningún eslogan publicitario, ni el buen manejo de imagen, pueden suplantar los buenos resultados en la seguridad pública y por ende en la gobernabilidad, cuya ausencia erosiona las instituciones, y a la par debilita la credibilidad.
HOY la ciudadanía, exige el desmantelamiento de viejas estructuras de impunidad, autoritarismo y corrupción, –que genera fugas en la energía política– y trabajar en una gobernabilidad, que pasando de ser un manual de buenos propósitos, se traduzca en generación de empleos, en un frontal combate a la pobreza y el debilitamiento de la delincuencia, con el ataque a la impunidad y la implementación permanente del respeto al imperio del derecho.
HOY el combate a la impunidad, las arbitrariedades, el dispendio de los partidos políticos y los buenos resultados en la seguridad pública y procuración de justicia, son un reto no resuelto satisfactoriamente, en gran parte dependen de una corresponsabilidad no politizada de poderes, de la unidad de los órdenes de gobierno, de los partidos políticos y de promover una amplia participación ciudadana.
Resulta que llega el esposo a su casa y con voz airada le reclama a la señora:
— ¡Vieja!, me dicen que me andas engañando con un policía… ¿Es cierto eso?
— Negativo pareja… ¡NEGATIVO!