Este viernes 15 de enero ha seguido un paso más de la liturgia priista, con la emisión de la convocatoria para que se registre quien se considere con los suficientes apoyos y aprestos a fin de contender como candidato a la gubernatura de Veracruz, que como ya todos sabemos, es uno solo: Héctor Yunes Landa.
Así, a las 11.56 de la mañana fue colocado el texto de la convocatoria en el estrado correspondiente dentro del edificio partidista de Xalapa, y ahí se puede leer que el registro de precandidatos (que será uno solo) será el martes 25 de enero; que un día después se emitirán los dictámenes correspondientes (que también será uno solo); que del 7 de febrero al 12 de marzo será la precampaña, y que el 13 de marzo se hará la convención de delegados para ungir oficialmente al candidato, a Héctor Yunes Landa.
Como parte lateral de esa misma liturgia, Héctor es ahora el hombre más buscado de Veracruz. Todos lo procuran; todos reinventan los blasones antiguos de una poco conocida -aunque profunda- relación de amistad; todos quieren estar cerca de él.
La cargada jarocha en su expresión más exquisita.
Ganó la lid, y se merece este momento de euforia antes de entrar al trabajo arduo del proceso electoral, que ya tiene encima. Entre el regocijo y las felicitaciones, el inminente candidato sabe que no tiene tiempo que perder, como lo aprendió a través de los años de una carrera que supo de logros, de sinsabores, y hoy se ha coronado con el éxito mayor de haber conseguido el sueño más profundamente acariciado.
[En un acto de congruencia política, que le sobra, el presidente estatal del partido, Alberto Silva Ramos, quien fue un importante contendiente en este proceso, le ofreció su renuncia a Héctor Yunes Landa, para que disponga del espacio como mejor le convenga a su interés de candidato. Ya veremos si ocurre o no ese movimiento.]
Junto a Héctor Yunes, su esposa y sus hijas y su hijo, los hombres y mujeres de su equipo real, los hectoristas de antaño, los cercanos en el afecto y en el proyecto, celebran la victoria en la que colaboraron con tanto énfasis, con tanto sacrificio, con tanta chamba.
Junto a él, muchos hectoristas añejados artificialmente, hechos al vapor, se quieren subir al carro del triunfo, se ostentan como simpatizantes de viejo cuño.
Junto a él, quisieran, muchos que apostaron por otros nombres y por otros equipos ahora pretenden dar el chaquetazo, hacer el salto de la muerte, prevaricar.
Es la naturaleza humana, qué le vamos a hacer.
Mientras tanto, Héctor Yunes el elegido, el inminente candidato, se prepara con su gente para construir las singularidades de ésta que será la madre de todas las campañas, en la que combatirá -es un decir- contra su propia sangre, contra el primo hermano querido.
Pero la política no es juego para señoritas delicadas (si me perdonan la expresión) sino un asunto que requiere de valor y valores, de inteligencia y sagacidad, de voluntad y trabajo.
De unión y de inclusión.
Héctor Yunes el candidato, me dicen sus cercanos, no se propone inventar el hilo negro sino aplicar su experiencia en procesos electorales. Ya en su momento iremos conociendo los detalles de su campaña, que será intensa, vertiginosa en la chamba y con muchas propuestas para gobernar bien a Veracruz.
Y ya veremos cómo permea entre el electorado.
Por lo pronto, la felicitación al vencedor, y con él a quienes siempre han estado a su lado, como los colegas Esaú Valencia, Pepe Valencia, Gustavo Cadena, y Carlos Abreu.
Están felices… se lo merecen.
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