Miguel Ángel Mancera (1966), titular del gobierno de la ciudad de México (2012-2018), ha dado un importante paso, en la dirección correcta, al proponer una iniciativa de reforma a la Ley de Salud para el Distrito Federal, para regular el uso de la mariguana con fines medicinales. Es una posición progresista que asume lo que ahora ya se hace en otros países. Recientemente, Colombia legalizó-reguló el uso de la mariguana médica.
La propuesta, muy concreta y específica, es que se reformen dos artículos, el 237 y el 245, para que se deje de prohibir el uso de la mariguana para efectos medicinales en productos de fármacos terminados. La Cámara de Diputados tiene en sus manos esta iniciativa que, de aprobarse, cambiaría, para bien, el esquema de los medicamentos que se utilizan en el país y ayudaría a modificar la percepción que se tiene del uso de la mariguana.
De los mexicanos, 76% está de acuerdo con la legalización-regulación de la mariguana médica. La iniciativa sólo contempla que se permita la importación de medicinas que “contengan extractos de cannabis sativa, índica americana o mariguana”, para uso clínico y terapéutico. Por el momento la propuesta no considera la producción nacional de estos medicamentos.
Juan Ramón de la Fuente (1951), que fuera secretario de Salud del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), uno de los autores de la iniciativa, afirma que “la cannabis no es una droga mágica, ni estamos planteando que se use para todo; hay, como todo en medicina, indicaciones, contraindicaciones, dosis, efectos colaterales y lo que estamos planteando es que todo eso se ponga en un marco regulatorio, en el que el Estado lo normalice y permita que quien hoy lo requiera —bajo prescripción médica, bajo control médico— pueda acceder a ese tipo de medicamentos”.
Y añade, en la presentación, el pasado 15 de diciembre, que “cada vez ha tomado más fuerza científica la idea de que en efecto la cannabis y algunos de sus derivados, que tienen una presentación farmacéutica, que se administran como cualquier otra medicina como pastillas, gotas, extractos, a dosis específicas, pueden tener indicaciones muy precisas en el campo de la salud y la medicina”.
Resulta cada vez más difícil entender por qué las actuales autoridades federales prohíben el uso de los medicamentos que se producen a partir de la cannabis y que en muchos países forman ya parte del padrón general de sus medicinas. La evidencia científica muestra que estos medicamentos tienen efectos positivos en el tratamiento del cáncer, glaucoma, epilepsia y diversos tipos de esclerosis.
¿Si es así, por qué negarse? El actual gobierno federal se revela, con su actitud, no sólo como conservador, eso sería lo de menos, sino también como ignorante y enemigo de la ciencia. Es un gobierno que en el tema sigue en la época de las cavernas. Se manifiesta también como un gobierno insensible al dolor humano. Si estas medicinas pueden ayudar a que las personas recobren su salud, ¿por qué no usarlas?