zairosas.22@nullgmail.com
Desapariciones forzadas, homicidios, resguardo a crímenes ambientales; son algunos titulares que esta semana encabezaron los elementos de seguridad de nuestro país. Y no por la persecución de los mismos, como debería ser, sino por complicidad o autoría de cada uno.
En Cancún los manglares son devastados bajo el resguardo de granaderos estatales y municipales con el fin de construir nuevos centros comerciales y condominios. En casos como éste los elementos responden a órdenes de superiores, mismos que deberían proteger la flora y fauna del lugar en vez de estar exclusivamente a disposición de grandes corporativos y empresarios.
En Veracruz tratan de localizar a 5 jóvenes que desaparecieron a manos de la Policía Estatal y aunque los elementos ya fueron detenidos, los padres claman justicia pues desde el 11 de enero no saben nada de sus hijos. Esto se suma a la lista de al menos 42 casos en la entidad de desapariciones forzadas en las que los señalados como responsables son los policías. De acuerdo a lo mencionado por el periodista Ignacio Carvajal, también existen 16 homicidios en los que se han involucrado gendarmes.
Ecuandureo, municipio de Michoacán, fue escenario del asesinato de seis personas, perpetrado por siete sujetos entre los cuales un ex policía está involucrado. Los casos de terror a los elementos de seguridad del país son muchos, no tengo duda de que entre todos existen personas íntegras que buscan el bienestar del país. Desgraciadamente los casos en la opinión pública son negativos y delatan corrupción e impunidad en niveles superiores, pues en su mayoría los detenidos no llevan el proceso de averiguación adecuado.
En México existe un policía por cada 261 habitantes, en tanto que países desarrollados como Alemania uno por cada 590, en Finlandia uno por 654 y Estados Unidos uno por mil. La misma secretaría de seguridad pública señalaba en 2011 que 61.0% de los policías municipales recibe un ingreso menor al salario mínimo, situación que los orilla a la corrupción para recibir ingresos extra de mordidas y el crimen organizado.
Resulta sencillo señalar a los elementos de seguridad como culpables de múltiples crímenes, pero en realidad cuando analizamos el trasfondo de su situación es más complicado de lo que parece. ¿Cómo tener la policía que merecemos en esas condiciones?. Es cierto que la falta de recursos económicos no justifica los atropellos contra derechos humanos, pero ayuda a entender que sean un blanco fácil de corromper bajo esas condiciones.
De igual forma la preparación influye en la capacidad de decisión que puedan tener, el 68% de los policías sólo cuenta con educación básica, urge una capacitación mayor para todos ellos, acompañada de un salario justo. Según cálculos de la Secretaría de Seguridad Pública, un policía debería recibir un salario mensual de $10,000.00 pesos, además del pago de uniformes y los gastos para operar, en la actualidad sumado a su escaso salario deben pagar lo anterior de su bolsillo.
La nación necesita un equilibrio urgente, no es posible que la clase política siga creciendo con lujos en tanto que el resto desempeñe sus labores sumida en la miseria. La semana pasada un lector me señalaba que no podíamos culpar de todo al gobierno y tiene razón, pero sí debemos cuestionarles el uso indebido de recursos en viajes, fiestas, ropa mientras los ciudadanos necesitan una mejoría urgente de servicios.
En otros países los policías tienen mayor preparación académica, mejores salarios. Una formación adecuada acompañada de una economía sólida disminuiría la facilidad que tiene el crimen organizado de hacer propuestas en contra de principios humanos que suelen aceptar por necesidad. La seguridad en cada uno de los estados debe ser sinónimo de paz, tranquilidad y no de miedo.