¿O el perro del Chapo, que come lo que le sirven al Capo antes, y si después de unos quince minutos el can sigue campante, entonces el susodicho comienza a degustar sus sagrados alimentos? Esa no me la sabía y aunque es de las mil y un cosas que me traen sin pendiente, no deja de pasar desapercibida la hilarante situación. Hagamos el ejercicio imaginativo: Señor -dice con modesto y agachón ademán el carcelero- aquí le traemos sus alimentos. El Chapo, pone un rictus de desprecio. ¿Falta algo? Pregunta con espanto el mesero. No, pero traedme a mi perro para que los pruebe. El tiempo se detiene y la respiración se contiene, no vaya siendo la de malas y le metan gato por liebre al Señor, quien debe tener mucha razón en dudar, dudar de todos, pues esa es su constante. Firulais –que me imagino debe tener otro nombre como Cancerbero, Malasvibras, Last Meal, o algo así, pero dejémoslo en Firulais- olfatea la comida y se detiene un instante que al carcelero le parece eterno, los ojos del Chapo incendian la celda y el alma del mesero. Finalmente, recuperemos el aliento, Firulais se decide a comer muy quitado de la pena, da diez vueltas y se echa.

No quisiera ser el carcelero. Estas espeluznantes historias podrán ser muy imaginativas, pero deben tener algo de verdad, no por nada los federales que aprehenden a los delincuentes van con los rostros cubiertos. Ya me imagino las de Caín que deben estar pasando los pobres carceleros españoles llevándole sus alimentos al vampiro Moreira al que si no lo resguardan como a Magneto también se les puede pelar… o peor aún, los que tenían que atender a Elba Esther. ¡Ay Dios! ¡De terror! Imagínese si alguien tenía la innoble tarea de mellarle el filo de los colmillos a la Maestra. Era una heroica labor en favor de la patria, aunque haya ido en detrimento de los concesionarios vendedores de Hummers, pero alguien tenía que hacerla en la cárcel y alguien la debe seguir haciendo en el hospital donde la señora debe estarla pasando unas vacaciones de lo lindo.

Otra de las cosas que me traen sin pendiente es la visita de Peña Nieto a los Emiratos Árabes, o que si cacharon a la Gaviota viendo con cándidos ojos a un jeque árabe. A mí me preocuparía más que a Lolita se le ocurriera voltearme a ver con ojos de leona al acecho. Pero tampoco me tienen hoy preocupado, como tampoco me preocupa si Kate del Castillo mantuvo en la zona de amigos (the friendzone, dirían los chavos) al Chapo o que si Sean Penn es un activista consumado.

Tal vez debería andar afectado por la grave crisis que se avecina y que se acrecentará porque a Obama se le ocurrió la sagaz idea de perdonarle la deuda a Irán y abrirle el paso al petróleo persa, que dicho sea de paso se me hace una soberana injusticia pero ya ven, así nos tocó. Alguien me decía que en México también es fácil pagar la deuda externa, que bastaría con cobrar diez pesos a cada mexicano que quisiera pararse frente al Presidente y recordarle su diez de mayo o escupirle en la cara. No sé si con eso alcance, y aunque yo no tengo ningún aliciente para pagar esos diez pesos, creo que sí juntaríamos los mexicanos bastante dinero. Pero esos intercambios monetarios por mentadas, curiosamente, tampoco me traen con pendiente.

Lo que realmente me trae con pendiente es que veo con ansiedad que el timbre de la casa no suena. Estoy esperando dos sucesos importantes. Uno, la llegada de los técnicos de Megacable que desde la semana pasada están que van y que van, y no han ido, por lo que no he podido ver a López Dóriga (a mí me gusta su programa y muy mi gusto ¡pos estos!). Eso ha hecho que ahí me tenga pegado a la ventana, con la tristeza inmensa de Yuri viendo pasar al destino. El otro suceso, mucho más importante y que me tiene también detrás de la ventana, es que no han llegado más regalos. Le recuerdo que el 23 es mi cumpleaños y aunque tengo plena confianza en que llegarán en tropel y tropezándose, pues ¿qué necesidad lector lectora querida? No soy muy exigente, acepto de todo, aunque si me envía algún alimento debo advertirle que yo también tengo un Firulais, y no dudaré en usarlo.

Tome nota: Ricardo Ahued será el Coordinador de Campaña de Héctor Yunes… no es el mayor experto, pero tiene cartel.

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