En otros momentos he hablado del tema, pero hoy lo retomo en función de los tiempos políticos presentes.
Cuando se elige al mejor, no quiere decir que los personajes que se descartan sean malos, sino que dentro de todo proceso selectivo se valoran diversos factores –habilidades, capacidades, personalidad, entre otras cosas importantes, que llevan a definir –en consenso de criterios– a la persona que puede lograr un mejor desempeño, dependiendo del objetivo y del tipo de puesto a ocupar.
¿Y qué se busca en un proceso de selección?, pues que llegue el hombre o mujer, adecuado al puesto adecuado. Y eso es una norma en los procesos de selección en la administración, pero también podría ser válido en la selección de los cargos que contienden en los procesos político-electorales, especialmente en los cargos de representación, liderazgo, directivos o de toma de decisiones mayores.
Las fases que se incluyen en los procesos selectivos pueden variar dependiendo el profesional que lo realice, pero desde mi modesta experiencia en ese tema, yo incluyo en la selección de personal, para ese nivel de puestos, las siguientes:
Fase 1.- Reclutamiento, que incluye; a) evaluación de solicitudes checando datos domiciliarios, familiares, etc. b) chequeo de referencias, c) evaluación de imagen pública (estudio socioeconómico) para determinar si es persona confiable, solvente, honorable, con credibilidad)
Fase 2.- Evaluación de aspirantes, que incluye: A) la evaluación curricular, B) de habilidades y C) de personalidad:
A) Evaluación curricular incluye: a) análisis de la formación educativa (grado de estudios y especializaciones afines al área que se pretende cubrir): b) análisis de la experiencia en puestos similares, (tipo de puestos, tiempo ejercido y tipo de actividades desarrolladas en cada puesto); c) análisis de los resultados obtenidos en gestiones anteriores en cuanto a eficiencia y honorabilidad en el desempeño.
B) Evaluación de habilidades que incluye pruebas psicológicas de: a) razonamiento numérico y habilidad mental; b) percepción, c) precisión, entre otras.
C) Evaluación de personalidad, que incluye entrevistas y pruebas de personalidad para valorar: a) tolerancia a la frustración, b) entereza en la toma de decisiones, c) sensibilidad en el trato (humildad y respeto), d) empatía o carisma social, e) juicio o criterio para actuar frente a situaciones complicadas o en disyuntiva, f) liderazgo (responsabilidad de equipo y función), g) rasgos neuróticos, h) equilibrio emocional, entre otras.
Fase 3.- Pruebas clínicas, que incluye: a) revisión médica, b) antidoping, c) disciplina física y mental.
Fase 4.-Pruebas poligráficas (en caso de puestos relacionados con la milicia, seguridad pública, procuración de justicia y poder judicial.
Tales criterios, son sumamente importantes de considerar pues se correlacionan entre sí, y proporcionan indicadores del tipo de persona a la que nos enfrentamos y nos permite elevar la probabilidad de que, quien se quede en el puesto, se habrá de desempeñar de manera adecuada, en sus rasgos individuales y en sus funciones.
Ahora bien, pero ¿qué pasa dentro de los cargos políticos, específicamente en los partidos? En el caso de los procesos de selección dentro de los partidos políticos, se podría creer que es imposible poder a evaluar con los criterios antes descritos, pero no es así, la realidad es que sí se podría. Desde luego, los procesos selectivos en los partidos consideran criterios adicionales, como los normativos electorales—locales o federales—además de los requisitos que marcan las respectivas convocatorias internas–ese es un primer filtro a tomar en cuenta–, pero ello no choca el poder evaluar con criterios psicológicos y de personalidad—que mucha falta hace–, a los aspirantes a un cargo de representación popular o a un puesto de alto nivel en la administración pública. Lo importante sería que existiera voluntad para aceptarlo como un factor a considerar antes de tomar la decisión de nombrar a una persona.
Imagínense, que bueno sería que, de esta manera pudiéramos evaluar a los candidatos a gobernador, presidentes municipales, regidores, etc., antes de ser propuestos a los órganos internos de decisión, como también para los cargos de delegados, directores y jefes de dependencias en el sector público, etc., de verdad se evitarían muchos problemas de incompetencia, se ahorraría tiempo y no se arriesgaría la credibilidad e imagen de un gobierno, por quedar en manos de personas dudosas e ineficientes.
Y tomando como base los anteriores criterios, como un simple ejercicio, –respetuoso-, me permití evaluar el perfil del Senador Héctor Yunes Landa, quien a partir del 25 de enero –una vez que se registre ante los órganos internos–, se convertirá en el precandidato del PRI al Gobierno del Estado de Veracruz y los resultados hipotéticos, que surgen son:
En lo que se refiere a la fase 1, de reclutamiento, fue ya superada pues ya se cumplieron los tiempos y formas ante los dirigentes nacionales y locales de su partido, evaluando a todos los aspirantes y ponderando las conveniencias e inconveniencias de cada uno –de acuerdo a las circunstancias—tomándose una decisión en consenso hacia su persona, habiendo quedado como aspirante único.
En la fase 2 del proceso de selección, al evaluar el currículo del Senador Héctor Yunes, sus habilidades, capacidades y personalidad, me encuentro con lo siguiente.
Posee el grado óptimo de escolaridad, para ocupar el cargo, pues es Licenciado en Derecho y está especializado en áreas vitales para el buen gobierno: Administración Pública y Análisis Político, Derechos Humanos, Derecho Internacional comparado, Derecho Constitucional, y Sistema Jurídico en Norteamérica.
En cuanto a experiencia necesaria al puesto que pretende ocupar, la posee de sobra en el ámbito legislativo y en el gubernamental. Fue diputado federal a la LIII Legislatura del Congreso de la Unión, fue Diputado local en la LXI Legislatura y en ésta fue Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local y es hoy Senador de la República (con licencia) en la LXII legislatura del Congreso de la Unión, empapado en las áreas de protección civil, federalismo, energía y comunicaciones. Por otra parte en la administración pública, ha ostentando cargos a nivel federal y estatal, especialmente en las áreas jurídicas: Coordinador regional de delegaciones del INFONAVIT, Director Jurídico en FONATUR, Gerente Jurídico de FONHAPO, entre otros cargos. En lo que respecta al conocimiento de la acción gubernamental del Estado de Veracruz, sus cargos relevantes han sido, haber sido titular de la Subsecretaría de Gobierno, en dos ocasiones, lo que le permitió tener una visión exacta de la política estatal. Luego entonces, estas habilidades que surgen de su experiencia y conocimiento de la política, le da una visión integral de país y de estado, lo que le capacita para el buen manejo de las leyes y el cumplimiento en forma ordenada de la administración pública.
En relación a la evaluación de habilidades y rasgos específicos de personalidad—aunque no hay elementos objetivos para evaluar pues se requeriría de instrumentos psicométricos y proyectivos para poder emitir un juicio–, por la forma en que reacciona en su actividad y el uso de los medios, supone un grado alto en las habilidades perceptivas y mentales.
En el caso de los rasgos de personalidad, por las observaciones que se tienen de su actuar, tenemos que:
Su tolerancia a la frustración, es alta y lo ha probado en diversas ocasiones porque, pese a que en momentos los planes no le han salido como él lo quisiera, su constancia, le ha permitido no desistir en el propósito y ha sabido anteponer la visión política de la personal.
Respecto a la entereza en la toma de decisiones, la propia seguridad en sus conocimientos y experiencia le ha permitido asumir razonamientos y valoraciones para tomar decisiones correctas. Este criterio se relaciona con el juicio o criterio para actuar frente a situaciones complicadas o en disyuntiva, que la calificaría alta.
Respecto al criterio, sensibilidad en el trato, se podría ubicar en el nivel medio-alto y en empatía o carisma social, se podría considerar en término medio. Es decir, pese a su imagen segura, posee rasgos de timidez, lo que le hace actuar con precaución antes de tomar confianza. Tales características le han permitido relacionarse con los diferentes grupos políticos en el estado, además de identificar su problemática.
Uno de los criterios más sensibles y que pone a prueba a un político es el equilibrio emocional, porque la presión de un cargo de alto nivel de responsabilidad, implica mucha madurez y control de emociones. Y quizás ese sea el punto más sensible del Senador Héctor Yunes. Sin embargo, posee un alto nivel de madurez, demostrado en diferentes pruebas a las que le han sometido, lo que le ha permitido hacer uso de la tolerancia, para no perder seguridad, ni anidar rencores, ni caer en provocaciones.
En el caso del manejo de liderazgo, su nivel es muy alto, no sólo porque posee una formación y experiencia en ese ámbito de muchas décadas, a nivel nacional y estatal, sino porque posee características que le ayudan para saber dirigir equipos, ser autónomo en sus decisiones, agudizar su visión de servicio, para conducirse a través de acciones planeadas y bien enfocadas.
Respecto al manejo de valores como: humildad, respeto y responsabilidad, las posee en alto grado, porque de no tenerlo no hubiera dado la mano a quienes en el pasado lo han desairado o incluso golpeado. En resumen, unificando los criterios se puede concluir que el perfil del Senador se considera: un aspirante capaz, confiable y apto para desempeñar el puesto que el aspira.
Finalmente, regreso al tema para agregar que, los procesos de selección de personal-sean en la administración o en la política–, son mecanismos que facilitan la toma de decisiones en cuanto a colocar a gente apropiada en las propuestas a los puestos, –sean del nivel que sea–eso los hace valiosos y útiles y ojalá esos mecanismos fueran tomados en cuenta en el presente y futuro dentro de la política.
Un partido político que se preocupa por enviar al mejor elemento, es un partido que lleva muchas posibilidades de ganar, porque asegura de entrada el 50 % de las simpatías, lo demás son las estrategias de trabajo. Por eso, conviene que se agoten todos los medios para que en las propuestas que surjan, sean los y las mejores, pensando siempre que, la sociedad hoy observa más a las figuras que a las siglas.
Gracias y hasta la próxima.