Cuentan que en el año 1833 México padeció la epidemia del cólera que mató a cientos de personas. Aunque se realizaron varias acciones de salubridad, no se obtuvieron buenos resultados. El pánico crecía, y al no dar con la causa de la enfermedad se prohibió la elaboración y consumo de los chiles rellenos, dado que se creyó que era uno de sus orígenes. (Nexos, enero 2016, no. 457). Ya podrán imaginar lo que ocasionó tal prohibición, siendo los chiles, y más rellenos, una de las principales fuentes de vida de las mexicanas y los mexicanos –sin albur.

Me acordé de tal referencia porque leí no hace mucho que “La ola de homicidios en México y la disminución en la esperanza de vida es apenas la punta del iceberg en el conflicto militarizado que surgió con la llamada “guerra contra el narco”. Expertos en demografía aseguran que las muertes por violencia ya son una epidemia, la cual no ha sido contenida por el Estado”. (sinembargo.mx). ¡Una epidemia! Y ahora, ¿cuál es la causa de tal morbo? ¿Cómo se podrá combatir? ¿Prohibiendo qué?

En lo que son peras o manzanas, dinero llama dinero. Fernando Savater escribió que su sueño es el de Picasso: “Tener mucho dinero para vivir tranquilo como los pobres”. Ah, los pobres jodidos, esos sí son una plaga necesaria para unos cuantos, si no, ¿cómo podrían vivir? ¿Nosotros los pobres, ustedes los ricos? El movimiento Oxfam reporta que “actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. El poder y los privilegios se están utilizando para manipular el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas pobres. El entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares. Para combatir con éxito la pobreza, es ineludible hacer frente a la crisis de desigualdad”. De México afirman que “la riqueza conjunta de cuatro multimillonarios ha pasado del equivalente al 2 por ciento del PIB del país en 2002 al 9 por ciento en 2014”. Osea, weee, guarache con calcetín…

En sinembargo.mx leo: “¿Sabías que la suma de la deuda de todos los estados asciende los 515 mil millones de pesos? Dividido entre todos los mexicanos, significa que cada uno de nosotros debe 3 mil 828 pesos. Pagar esa cantidad significa: no tener Navidad un año (los mexicanos invierten en promedio 2 mil 800 pesos en regalos) o no ir al cine 63 veces en 12 meses. El monto es igual a 765 viajes en el Metro. Las entidades más endeudadas –y en las que sus ciudadanos deben pagar más, vía impuestos- son: Chihuahua, Nuevo León, Distrito Federal, Veracruz y el Estado de México”.

¿Vamos bien? ¿Viene lo mejor? ¿Seguiremos pa’ delante? ¿O “estamos listos”, pa’ qué?

Los días y los temas

En 28 de marzo de 2010, Javier Duarte de Ochoa recibió su constancia que lo acreditaba como candidato del PRI a la gubernatura de Veracruz. ¿Recuerdan? Dijo entonces: “Estamos listos para competir y para ganar, estoy preparado para encabezar los esfuerzos de todos los priistas en la campaña del triunfo porque soy un hombre de resultados, porque tengo vocación de servicio, de entrega, de compromiso, porque soy un hombre incluyente, empeñado en el ejercicio de las libertades y el respeto, además de que soy enemigo de las exclusiones y de la demagogia”. (Diario de Xalapa).

En lo que son peras o manzanas, ahí se ven.